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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Producir futuras generaciones
mediante el matrimonio es una de las 613 ‘Mitzvot’ (“Mandamientos”) de la Torá
y un fundamento del judaísmo. Es interesante que en toda la Torá, la voluntad y
la sabiduría de HaShem, y nuestro plan para servirle, solo se describe una
boda, la cual se encuentra en la Parashá Vaiietzé (Berreshit 28:10-32:3)
El comienzo de la porción habla de
la llegada de Iaäkov al Monte Moriá y su descanso en él. Los ‘Jajamim’ (sabios)
escriben que antes de su llegada, durante los 14 años que Iaäkov estudió Torá
en la Ieshivá de Shem y Ëver, no dormía; estudiaba Torá constantemente. Iaäkov
comprendió que el estudio de la Torá es un requisito fundamental para la
preparación matrimonial. De igual manera, para nosotros, el estudio de la Torá
no solo es crucial antes de la boda, sino que, sin duda, el estudio posterior
tiene el poder de mantener el matrimonio por el buen camino.
La Parashá describe cómo Iaäkov tomó
rocas del monte Moriá para prepararse un lugar donde dormir. La expresión
hebrea utilizada es ‘Avné HamMakom’ (“las piedras del lugar”). Las piedras son
quizás la materia más material de este mundo. En contraste, la palabra ‘Makom’
(“lugar”) se refiere a la ‘Kedushá’ (Santidad); la palabra Makom se refiere a
una creación divina. Además, la ‘Guimmatriiiá’ (“valor numérico”) de la palabra
מקום Makom es 186, que también es la
Guimmatriiiá de cada una de las Letras del Nombre de Di-s יהו"ה
HaVaIáH al cuadrado. Esto sugiere que el matrimonio se trata de
transformar lo mundano y santificarlo. Solo cuando usamos nuestros recursos
físicos y espirituales para construir un verdadero hogar, convirtiéndolo en una
morada para HaShem, estamos cumpliendo nuestro propósito.
La tradición afirma que nuestros ‘Avot’
(“antepasados”) cumplieron la Torá en su totalidad incluso antes de que fuera
entregada en el Monte Sinaí. La Torá prohíbe casarse con dos hermanas.
Entonces, ¿cómo pudo Iaäkov casarse con Rajel después de haberse casado con Leá?
Si bien nuestros antepasados se esforzaron al máximo por cumplir ‘MITZVOT
HATTORÁ’ (“Los Mandamientos de la Torá”), no estaban obligados a hacerlo, y lo
hicieron como una forma de conducta ejemplar que iba mucho más allá de lo
exigido. Por otro lado, sí estaban obligados a observar los ‘SHEVA MITZVOT BENÉ
NÓAJ (“Los 7 Mandamientos exigidos a todos los descendientes de Noé”). Entre
estos 7 se incluye la prohibición de herir los sentimientos de otra persona.
Por lo tanto, Iaäkov abandonó una observancia espiritual única (no casarse con
dos hermanas) por el riesgo de herir a Rajel de alguna manera. La lección aquí
es similar: amar al prójimo comienza en casa.
Una persona suele tener una imagen
de con quién quiere casarse. Nuestro antepasado Iaäkov no era diferente. Rajel
encajaba perfectamente en esa descripción. Sin embargo, es HaShem quien
establece las parejas. Iaäkov también necesitaba casarse con Leá, quien sería
la madre de la mayoría de las tribus. De igual manera, en nuestras vidas, a
menudo después de casarnos, descubrimos que no nos casamos exactamente con
quien queríamos, sino con quien necesitábamos. Observar las cualidades de
nuestras parejas a menudo nos enseña mucho sobre nosotros mismos, y no solo
sobre lo que necesitamos, sino también sobre lo que deseamos.
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