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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Cuando la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita)
emanó un mundo, lo hizo con dos mentes, dos estados de conciencia. Una mente ve
de Arriba hacia abajo, y por eso, todo es insignificante ante ella. De Arriba
hacia abajo, no hay mundo, sólo Uno.
La otra mente ve desde abajo hacia Arriba,
y por eso toda la creación es Divina para ella. Desde abajo hacia Arriba hay un
mundo, un mundo que apunta hacia la Unidad de Arriba.
En el nexo de unión de estas dos
mentes, en el filo de la navaja de su paradoja, brilla la esencia misma de la ‘Or
En Sof’ (Luz Infinita). La primera mente descendió en el hombre; la segunda, en
la mujer. Por eso el hombre tiene el poder de conquistar y someter, pero le
falta el sentido del otro. Por eso la mujer siente al otro. No conquista,
nutre. Pero su luz está fuertemente restringida y por eso puede llenarse de
duros juicios.
Al unirse, el hombre endulza el
juicio de la mujer y la mujer enseña al hombre a sentir al otro. Y en la unión
brilla la esencia misma del ‘En Sof’ (Infinito).
Hay 3 socios en la concepción de
cada niño: la madre, el padre y Aquel que está arriba.
El que está Arriba proporciona el
aliento de vida, pero ese aliento no puede entrar en este mundo sin ropa. Si
ese aliento es un alma “nueva”, es demasiado delicada para sobrevivir aquí sin
protección. Si ha estado aquí muchas veces antes (como la mayoría de nosotros),
entonces su recuerdo del pasado, su fracaso y sus magulladuras le impedirán en
gran medida lidiar con un nuevo cuerpo y una nueva vida. Y entonces entra con
un “traje”, preparado para insuflar vida desde Arriba mientras manipula el
cuerpo que se le ha dado aquí abajo.
Cada pensamiento, palabra y acto que
el alma realiza durante su vida debe pasar por ese traje. Incluso la corriente
de bendiciones y vida de lo Alto debe pasar por su canal. El alma misma puede
ser pura y luminosa, pero si su traje no coincide, esa luz tendrá grandes
dificultades para abrirse paso.
¿Cómo se forma ese traje? Está
formado por los pensamientos y la conducta de la madre y el padre en el momento
de la concepción. Los pensamientos egoístas, los pensamientos distraídos, los pensamientos
groseros: estos serán grandes desafíos para el niño a lo largo de la vida. La
unidad de mente, los pensamientos elevados y los pensamientos afectuosos: estos
permitirán que el alma del niño brille.
Incluso cuando no nacen hijos de los
parientes, hay almas que nacen en Mundos Superiores y todo lo que una persona
hace por esas almas regresará a ella.
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