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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Las Sefirot representan las diversas
etapas del proceso creativo divino, mediante el cual HaShem generó la
progresión de los reinos creados que culminaron en nuestro universo físico
finito. Las Sefirot constituyen los componentes interactivos de una única
estructura metafísica cuya huella puede identificarse en todos los niveles y
aspectos de la Creación.
Las Sefirot no solo existen como
entidades individuales. Además de sus identidades separadas y únicas, también
interactúan en configuraciones que, según los textos cabalísticos, tienen la
estructura del cuerpo humano; esto se denomina ‘Tzélem Elo-him’ (“la imagen
suprema de Di-s”). Al igual que el cuerpo, las Sefirot se disponen
verticalmente a lo largo de 3 ejes paralelos, cada uno representando un modo de
influencia divina sobre la Creación. Por lo tanto, cada Sefirá se asocia con la
extremidad u órgano que corresponde a su posición en la estructura Sefirótica
anatómica. Esta configuración también se conoce en la literatura cabalística
como ‘Sul´lam’ (“escalera”) o ‘Ëtz’ (“árbol”).
La interacción entre las diversas Sefirot
se lleva a cabo a través de una red de ‘Tzinnorot’ (“canales”) que conectan y
transportan el flujo de energía divina por toda la Creación. Estas conexiones
sugieren varios subgrupos de Sefirot, cada uno reflejando una dinámica
específica entre las Sefirot que incluyen:
La tríada más elevada de Sefirot
define la dinámica cognitiva; está compuesta por Kéter, Jojmá y Biná (o,
alternativamente, en el poder del alma, Jojmá, Biná y Dáät).
El subgrupo compuesto por Jésed, Guevurá
y Tiferet define las emociones primarias.
La tríada de Nétzaj, Hod y Iesod
define las fuerzas instintivas y pragmáticas.
Maljut puede considerarse como un
apéndice de este último subgrupo o como una entidad independiente que recibe y
manifiesta las energías que la preceden.
Otra forma de dividir las Sefirot es
en ‘Partzufim’ (“rostros”, “perfiles”). Un Partzuf se describe en términos de
la forma humana y se utiliza para representar la expansión de una Sefirá (o
grupo de Sefirot) en una configuración independiente con 10 Sefirot propias.
Según la Kabbalá, las Sefirot de Kéter, Jojmá, Biná y Maljut poseen cada una 2 Partzufim
interrelacionados; mientras que “Las 6 Sefirot”, desde Jésed hasta Iesod,
forman su propio par común e independiente de Partzufim.
En la configuración de las Sefirot, Kéter
aparece en la parte superior del eje central y corresponde, en el Tzélem Elo-him,
al cráneo. La Sefirá de Kéter se desarrolla en 2 Partzuf: el externo, Arij
Anpín, y el interno, Ättik Iomín.
Jojmá aparece en la configuración de
las Sefirot en la parte superior del eje derecho y corresponde, en el Tzélem
Elo-him, al hemisferio derecho del cerebro. En su forma completamente
articulada, Jojmá posee 2 Partzufim: el superior se conoce como ‘Abbá Ïl´laá’ (“el
padre supremo”), mientras que el inferior se conoce como Israel Sabbá (“Israel,
el Anciano”). Estos 2 Partzufim se conocen colectivamente como ‘Abbá’ (“el
padre”).
Biná aparece en la configuración de
las Sefirot en la parte superior del eje izquierdo y corresponde en el Tzélem
Elo-him al hemisferio izquierdo del cerebro.
En su forma plenamente expandida,
Biná también posee 2 Partzufim: el superior se conoce como ‘Immá Ïl´laá’ (“la
madre suprema”), mientras que el inferior se conoce como ‘Tevuná’ (“inteligencia”).
Estos 2 Partzufim se conocen colectivamente como ‘Immá’ (“la madre”).
La unión de Jojmá y Biná, ‘Abbá
VeImmá’ (“el padre y la madre”), los hemisferios derecho e izquierdo del
cerebro, conocidos en la Kabbalá como “la unión superior”, es constante y el
Zóhar se refiere a ella como “dos compañeros que nunca se separan”. Esta unión
es necesaria para la continua recreación del mundo, comenzando con el nacimiento
(del vientre de Biná, la “madre”) de los 7 atributos del corazón, cada uno
correspondiente a uno de los 7 días de la Creación.
Dáät es el tercer y último poder
consciente del intelecto en la Creación. Generalmente, Dáät solo se enumera
entre las Sefirot cuando Kéter no lo está. Esto se debe a que Dáät representa
la dimensión interna de Kéter en el ámbito de la conciencia. Por lo tanto, Dáät
aparece en la configuración de las Sefirot a lo largo del eje central, justo
debajo de Kéter, y corresponde en el Tzélem Elo-him al cerebelo (“cerebro
posterior”). En el Zóhar, Dáät se conoce como “la llave que incluye seis”. La “llave”
de Dáät abre los 6 atributos del corazón (“las emociones”) y los llena de
fuerza vital.
Jésed aparece en la configuración de
las Sefirot a lo largo del eje derecho directamente debajo de Jojmá y
corresponde en el Tzélem Elo-him al “brazo derecho”.
Guevurá es la quinta de “Las 10 Sefirot”
y el segundo atributo emotivo de la Creación. Guevurá aparece en la
configuración de las Sefirot a lo largo del eje izquierdo, justo debajo de
Biná, y corresponde en el Tzélem Elo-him al “brazo izquierdo”.
Tiféret es la sexta de “Las 10 Sefirot”
y el tercero de los atributos emotivos de la Creación. Aparece en la
configuración de las Sefirot a lo largo del eje central, justo debajo de Dáät
(o debajo de Kéter, si se excluye Dáät). Tiféret corresponde, en el Tzélem Elo-him,
a la parte superior del torso (en particular, al corazón).
Nétzaj es la séptima de “Las 10 Sefirot”
y el cuarto de los atributos emotivos de la Creación. Aparece en la
configuración de las Sefirot a lo largo del eje derecho, justo debajo de Jésed,
y corresponde en el Tzélem Elo-him a la pierna derecha.
Hod es la octava de “Las 10 Sefirot”
y el quinto de los atributos emotivos de la Creación. Aparece en la
configuración de las Sefirot a lo largo del eje izquierdo, justo debajo de la Guevurá,
y corresponde en el Tzélem Elo-him a la pierna izquierda.
Las 2 Sefirot de Nétzaj y Hod se
conocen como “dos mitades de un mismo cuerpo”. Esto se debe a que, más que con
respecto a Jésed y Guevurá (los brazos derecho e izquierdo), Nétzaj y Hod (las
piernas derecha e izquierda) solo pueden realizar su función al unísono:
caminar juntos.
En el Zóhar, Nétzaj y Hod se
denominan “la balanza de la justicia”. Nétzaj otorga méritos, mientras que Hod
concede (“reconoce” o “confiesa”). Como las 2 caderas del cuerpo, son
responsables del equilibrio general del mismo.
Iesod es la novena de “Las 10 Sefirot”
y el sexto de los atributos emotivos de la Creación. Aparece en la
configuración de las Sefirot a lo largo del eje central, justo debajo de Tiféret.
Iesod corresponde, en el Tzélem Elo-him, al órgano procreador (en el hombre; en
la mujer, al útero).
“Las 6 Sefirot”, desde Jésed hasta Iesod,
se unen y se desarrollan para formar el Partzuf de Zéër Anpín. Zéër Anpín (o Z´A
en abreviatura cabalística) recibe su “cabeza” o “poder cerebral” (las 3 Sefirot
superiores de Jojmá, Biná y Dáät) de los Partzufim superiores de Abbá VeImmá.
Maljut es la última de “Las 10 Sefirot”.
Es el atributo emotivo final de la Creación (o, más precisamente, la
manifestación de lo que se encuentra por encima en estado potencial o latente,
como se explicó anteriormente). Maljut aparece en la configuración de las Sefirot
en la base del eje central, directamente debajo de Iesod. En el Tzélem Elo-him,
Maljut corresponde a la “corona” del órgano reproductivo (la corona en el hombre;
los labios en la mujer). Maljut también corresponde a la boca y a menudo se la
conoce como ‘Ölam HadDibbur’ (“El Mundo del Habla”), ya que la palabra hablada
representa el medio esencial de autoexpresión, permitiendo no solo revelarse a
la realidad exterior, sino también guiar e influir en ella. Por lo tanto, el
habla permite ejercer autoridad y “reinado”, el significado literal de Maljut.
Maljut también sirve como medio para
identificarse con la realidad exterior. Análogamente, ejercer la realeza
requiere una máxima sensibilidad a las necesidades del reino que se pretende
gobernar. A la inversa, cada aspecto individual de la creación debe aceptar la
autoridad divina, pues solo así se puede asegurar el bien supremo del reino
mundano.
El alma solo puede percibir y
ascender a las Sefirot superiores a través del portal de Maljut. “ZE-HASHSHÁÄR LAADO-NAI
TZADDIKIM IAVOU VO - Esta es la puerta de HaShem; los justos
entrarán por ella” (Tehil´lim 118:20). En el servicio a HaShem, esto significa
aceptar, con total entrega, el yugo del reino de los cielos. Cuando esto no se
hace, el resultado es ‘Galut HashShejiná’ (“el exilio de la Presencia Divina”).
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