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Por Kabbalah y Torah en Expansión
La primera y más alta Sefirá se
llama ‘Kéter’ (“corona”). Dentro de esta Sefirá hay 2 aspectos principales: el
aspecto interno de Kéter, llamado Ättik o Ättik Iomín, y el aspecto externo, llamado
Arij Anpín. Debido a su excelsitud, Ättik Iomín a veces se denomina ‘Temirá DeJol
Temirín’ (“El oculto de todos los ocultos”) y ‘Ain’ (“la nada”). La ‘Or En Sof’
(Luz Infinita) ilumina a Ättik sin separación alguna. Ättik es la fuente de la
Torá, a la que se refiere como “el deleite de HaShem” y se revela
principalmente en las enseñanzas esotéricas de la Torá, es decir, en la Kabbalá.
Arij Anpín es esencialmente la expresión de la voluntad de HaShem. En otras
palabras, el aspecto externo del Kéter de cualquier Mundo en particular es la
expresión de ‘HarRatzón’ (“la voluntad”) y el propósito de HaShem al crear ese
mundo.
Esto se puede comprender mejor
comparando esta Sefirá con ciertos aspectos del ser humano. La voluntad es el
poder más abarcador de su alma, ya que da origen y motiva a todos los demás
poderes del alma. Si una persona tiene voluntad para algo, comienza a inventar
maneras de lograr su objetivo. Una vez que descubre un método teórico para
lograrlo, empieza a planificar cómo lograrlo en la realidad. A partir de ahí,
inicia ‘HamMaäsé’ (“la acción”). Mientras no haya logrado su deseo, su voluntad
lo impulsa hasta lograrlo.
De manera similar, Kéter contiene en
sí el objetivo final que busca alcanzar. El propósito de cada plano de realidad
es revelar la Luz Infinita apropiada para ese plano de realidad. Por lo tanto, Kéter
contiene en sí mismo el objetivo final que desea alcanzar. Y cuando lo ha
logrado, deja de perseguirlo. Este es el significado de la afirmación de los ‘Jajamim’
(sabios) en el Séfer Ietzirá (1:7): “El fin está enclavado en el principio, y
el principio está enclavado en el fin”. El propósito de la emanación de las Sefirot
que se expresa en Kéter es desplegar el nivel de Luz Infinita apropiado para
ese plano de realidad, a lo largo de las diversas etapas de desarrollo (es
decir, a través de las diversas Sefirot) hasta la revelación y manifestación
final de esa luz en la Sefirá de Maljut. Así, Kéter está “encajado” en la Sefirá
más baja, Maljut. Y Maljut está encajada en la Sefirá más alta, Kéter, porque
es el punto final que cumple el propósito de toda la emanación.
Así, Kéter es el generador y
activador de todas las demás Sefirot. Pues, para alcanzar la meta (la
revelación de la Luz Infinita), todo el espectro de emanación, desde su punto
más alto hasta el más bajo, se genera y se despliega específicamente desde Kéter
hasta alcanzar el objetivo deseado.
Así como la voluntad de una persona
trasciende cualquier aspecto particular de su ser y lo envuelve por completo,
no hay órgano o extremidad que sea la sede de la voluntad. Así también, la
voluntad y el propósito del Creador al producir un plano de realidad es
trascendente y envuelve toda la estructura interna de ese mundo. No hay nivel
de revelación que esté fuera de la voluntad de HaShem tal como se manifiesta en
el Kéter de ese Mundo. Por lo tanto, Kéter es la Sefirá que todo lo abarca y es
trascendente de cada Mundo. Además, generalmente está más allá de la
comprensión humana. El proceso de revelación inmanente, residente y
comprensible de la Luz Infinita apropiada para un plano de realidad solo
comienza con la siguiente Sefirá, la Sefirá de ‘Jojmá’ (Sabiduría).
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