FRECUENCIA VIBRACIONAL PARA LA LUNA LLENA DE TAMMUZ 5785

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FRECUENCIA VIBRACIONAL PARA LA LUNA LLENA DE TAMMUZ 5785             Por Kabbalah y Torah en Expansión   Jueves, 10 de julio de 2025 a las 20:36 UT (hora universal)   HORARIO EN CIUDADES Y PAÍSES:   23:36 Hrs. en Jerusalén (Israel)   22:36 Hrs. en Madrid (España)   17:36 Hrs. en Buenos Aires (Argentina)   16:36 Hrs. en Nueva York (USA)   14:36 Hrs. en CDMX (México)   TZEDAKÁ   SHEMMEKAREVET   ET   HAGGUEUL´LÁ - La Tzedaká acerca la Redención (Bavá Batrá 10a:12)   En el día 15 (Luna Llena) de cada mes podemos hacer una conexión con todos los צדיקים ‘Tzaddikim’ (“personas justas”) que existieron y existen desde אדם הראשון ‘Adam HarRishón’ (“primer hombre”) hasta nuestros días.   Es un עת רצון ‘Ët Ratzón’ (“tiempo de buena voluntad”) para revelar y manifestar.   15 es la ‘Guimmatriiiá’ (“valor numérico”) de י"ה ‘Ia´H’, el Nombre de Di-...

LA KABBALÁ DE LA SAL

LA KABBALÁ DE LA SAL

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

Vaiikrá 2:13:

 

“Toda ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Di-s no falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal”.

 

“¿Se come sin sal lo insípido? (Iiiov 6:6). La sal realza el sabor de otros alimentos. Irónicamente, la sal en sí misma no es agradable al paladar, pero puede hacer que otro alimento sea sabroso.

 

La razón es la siguiente: la sal es un derivado del agua. Se forma por la intensa acción del sol sobre el agua. El agua es ‘Jésed’ (“bondad”); la sal es ‘Guevurá’ (“severidad”). De ahí la agudeza de la sal.

 

Es un axioma del pensamiento cabalístico que toda sustancia física es, en esencia, la forma involucionada de una entidad espiritual Superior. Por lo tanto, la sal no solo simboliza o representa el reino supremo de Guevurá, sino que es Guevurá en su manifestación física.

 

El ‘RaJú’ (Rabbí Jaiim Vital) escribe en Ëtz Jaiim que lo que es Guevurá en un nivel crea Jésed para el nivel inmediatamente inferior. Así, la Guevurá de Jojmá se convierte en Jésed de Biná.

 

La sal en sí es Guevurá, es decir, amarga, pero cuando desciende a un nivel inferior [es decir, entra en la sustancia de otro alimento], se convierte en Jésed y le otorga sabor a ese alimento.

 

La sal no penetra realmente en la sustancia que afecta; realza el sabor natural del alimento. Cuando comes un alimento correctamente salado, no estás saboreando un alimento con sal; estás saboreando un alimento cuyo sabor natural ha sido realzado por la sal. Por ejemplo: Cuando una persona separa lo comestible de lo no comestible, no “entra” en la sustancia que está tamizando. Más bien, el proceso de tamizado lo realiza ella misma [desde afuera]. De manera similar, en el proceso de elaboración del queso, el cuajo no “entra” en él. El sabor del cuajo no está presente en el queso. Sin embargo, a pesar de su separación, el cuajo separa las diversas sustancias y crea el queso.

 

La sal es también la encarnación de la raíz de todas las ‘Guevurot’ (“severidades”) y, por lo tanto, tiene la capacidad de ‘Hamtaká Dinim’ (“endulzar los juicios”). Por ello, la sal debe estar siempre presente en la mesa como antídoto contra la desgracia, pues, como es sabido, las Guevurot solo se endulzan con su raíz. El ejemplo que se da para esto es:

 

“La madera del hacha que tala los árboles del bosque se toma del propio bosque”.

 

En el ámbito de la Torá, ‘HamMélaj’ (“la sal”) es la Kabbalá, la dimensión interna de la Torá.

 

A diferencia de los aspectos legales de la Torá, que pueden comprenderse y saborearse completamente, la Kabbalá está oculta y encubierta. La mente humana no puede saborearla ni asimilarla plenamente. Permanece separada [como la sal y el cuajo, que cumplen su función sin penetrar realmente en el objeto]. Sin embargo, ambos aspectos de la Torá tienen una ventaja. La ventaja de los aspectos legales es que el hombre puede digerir plenamente la sabiduría divina tal como se manifiesta en el plano físico en forma de las leyes de la Torá. Este nivel se llama ‘Jojmá’ (“sabiduría”), donde la mente humana puede unirse con la sabiduría divina.

 

La Kabbalá, que habla de realidades supremas, está más allá de Jojmá. Esta es su ventaja y su desventaja. Al estar más allá de Jojmá, la mente humana no puede absorberla por completo. Por el contrario, debido a su trascendencia, su efecto en el estudiante es mucho más poderoso.

 

Sin el conocimiento de la Torá, no se puede apreciar Jojmá, la sabiduría de HaShem. Porque solo mediante ‘Talmud Torá’ (“el estudio de la Torá”) se puede comprender y absorber verdaderamente la sabiduría divina. Con la Kabbalá o el Midrash, no se asimila completamente la esencia del pensamiento.

 

Por otra parte, aunque al estudiar la Kabbalá uno percibe sólo un rayo de las ideas reales, sin embargo, este rayo proviene de la dimensión interior, el alma de la Torá y tiene la capacidad de afectar la perspectiva espiritual de su estudiante.

 

De esto aprendemos que la ley de la Torá es el pan y la carne. El Midrash y la Kabbalá son la sal, que da sabor a la comida, neutralizando la negatividad.

 

La lección anterior está ilustrada por la parábola talmúdica (Shabbat 31a):

 

“Un hombre le dijo a su agente: ‘Tráeme un ‘Kor’ (volumen de 4320 huevos, estimado entre 248 y 430 litros”) de trigo al desván’. Fue y se lo subió. Después, el hombre le preguntó a su agente: ‘¿Mezclaste con el trigo un ‘Kav’ (“volumen de 24 huevos”) de ‘Jumtón’ (“tierra con alto contenido en sal utilizada para conservar el grano”)?”. ‘No, respondió el agente. El hombre respondió: ‘Habría sido mejor que no hubieras traído el trigo’”.

 

La sal conserva el trigo y garantiza que no se estropee.

 

Sin la sal, el trigo puede ser inútil. De igual manera, el estudio de la Torá sin ‘Irat Shamáim’ (“temor al Cielo”), que se logra con el estudio de la Kabbalá, es susceptible a la corrupción.

 

La ‘Guimmatriiiá’ (“valor numérico”) de la palabra חטה ‘Jittá’ (“trigo”), es 22, en alusión a las 22 Letras del ‘Álef-Bet’ (“alefato hebreo”) con el que se escribe la Torá. Además, la entrega de la Torá se celebra en Shavuöt con la ofrenda de las primicias de la cosecha de trigo (Shemot 34:22).

 

De ahí la necesidad de estudiar ambas dimensiones de la Torá: la oculta y la revelada.

 

La sal es un conservante. Por lo tanto, el pacto eterno de HaShem con Aharón se asocia con la sal. “BERIT  MÉLAJ  ÖLAM - pacto de sal perpetuo”, como en Bamidbar 18:19. Como explica Rashi: “HaShem hizo un pacto con Aharón con algo que es saludable, duradero y que preserva a los demás… la sal, que nunca se echa a perder”.

 

El Arí (Rabbí Itzjak Luria) señala la conexión entre la sal y la bendición sacerdotal:

 

La palabra hebrea מלח ‘Mélaj’ (“sal”), equivale numéricamente a 78, que es 3 x 26 [3 x el Nombre divino יהו"ה ‘HaVaIáH’, que equivale a 26]. De igual manera, ‘Birkat Kohanim’ (“la bendición sacerdotal”) contiene el Nombre ‘HaVaIáH’ tres veces:

 

“HaShem te bendiga… HaShem haga resplandecer Su rostro… HaShem alce a ti Su rostro”. Estas ‘Berajot’ (Bendiciones) mantienen la existencia del Mundo y, por lo tanto, se comparan con la sal, que sustenta otros objetos.

 

Otra característica de la sal es que reduce y destruye lo negativo. Posee esta capacidad porque proviene de la Guevurá de ‘Kedushá’ (Santidad). Por lo tanto, el Nombre divino usado en el versículo sobre el pacto de sal es א־להים ‘Elo-him’ [BERIT ELO-HEJA / El pacto de tu Di-s], que es el Nombre divino que encarna la Guevurá. Por lo tanto, puede transformar y endulzar las formas negativas de severidad, ya que la ‘Guevurá’ (“severidad”) es endulzada por su raíz.

 

Las aguas de Ierijó (Jericó) fueron, pues, sanadas por el profeta Elishá (Eliseo) mediante la sal. Y cuando la negatividad se cura o se endulza a través de su fuente, el cambio es interno y, por lo tanto, mucho más poderoso.

 

La sal también tiene poderes curativos. Así, el Tikkuné HazZóhar (54a) señala que una de las permutaciones de la palabra מלח ‘Mélaj’ (“sal”) es חלם ‘Jalam’, que connota fortalecimiento y sanación. (Véase Iiiov 39:4 y Ieshaäiahu 38:16)

 

El sacrificio, por lo tanto, debía incluir sal. Pues en el “sacrificio” espiritual, el acercamiento del hombre a HaShem, deben estar presentes todas las propiedades de la sal. Su acercamiento debe tener la fuerza perdurable de la sal; es decir, no puede ser algo efímero. Además, debe involucrar y transformar el alma animal, no solo abrumando y silenciando, sino provocando en ella un cambio interno, es decir, la dulcificación de las ‘Guevurot’ (“severidades”) a través de su raíz.

 

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