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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Hay 4 Elementos que corresponden a
las 4 Letras del Nombe יהו"ה HaVaIáH:
Paralelamente a la primera י ‘Iud’ de HaVaIáH está el elemento AGUA - Avraham - Jésed - Sur.
Paralelamente a la primera ה ‘He’ de HaVaIáH está el elemento FUEGO - Itzjak - Guevurá - Norte.
Paralelamente a la ו ‘Vav’ de HaVaIáH está el elemento AIRE - Jacob - Tiféret - Este.
Paralelamente a la última ה ‘He’ de HaVaIáH está el elemento TIERRA - David - Maljut - Oeste.
La primera letra ה ‘He’, paralela a Itzjak,
es un juicio severo. Es por esta razón que esta ‘He’ aparece 2 veces en el
Nombre יהו"ה ‘HaVaIáH’. Porque el ‘Mil´lui’ (“relleno”) de esta letra es ה"ה
‘He-He’. Es decir, antes de que la segunda ‘He’ emane como un poder
separado, es meramente el relleno de la primera ‘He’. No existía como un
concepto separado hasta que emergió de su estado de ocultamiento dentro de la
primera ‘He’.
‘Ölam HazZé’ (“este mundo”) fue
creado con esta segunda ‘He’ más pequeña. Es por esta razón que la letra ה ‘He’ en la palabra בהבראם ‘BEhIBBAREAM’ (“cuando fueron
creados”) (Bereshit 2:4) se escribe pequeña.
La frase también puede
interpretarse: “en [la letra] ‘He’ Él los creó”.
Porque, así como el Mil´lui no es
reconocible [como letra separada] cuando pronunciamos una letra, así también,
en este Mil´lui, ‘He’ está subsumida en la primera ‘He’.
Esencialmente, HaVaIáH tiene 3 Letras
principales.
En consecuencia, los 4 Elementos son
en realidad sólo 3: Agua, Fuego y Aire. Pues, de manera similar a la ceniza [en
hebreo, ‘Éfer’], el elemento Tierra [en hebreo, ‘Äfar’ -como ‘Éfer’] es lo que
queda después de haber sido quemado por el fuego. Así también, en la raíz
espiritual, la ‘He’ inferior, correspondiente a la Tierra, surgió de la primera
‘He’, correspondiente al Fuego.
En correspondencia con las 4 Letras
de HaVaIáH, HaShem también creó 4 ‘Ölamot’ (“Mundos”, “Universos”, “Dimensiones”):
‘ABIÄ’ (Atzilut, Beriiiá, Ietzirá, Äsiiiá). La intención en esto fue la
siguiente: Basado en la analogía del sol como fuente de energía para nuestro
sistema solar, el ‘En Sof’ (Infinito) mismo, como la Fuente Máxima de Energía
Espiritual, podría crear un mundo material solo creando una enorme distancia.
Ahora bien, he aquí que en la
dimensión de Atzilut no hay ángel [de Ietzirá] ni Serafim [de Beriiiá]. Sólo
existe Su ‘Shem’ (Nombre). Esto puede compararse con un rey que se sienta solo
[invisible] en su cámara más recóndita. Sólo cuando emerge [de su ocultamiento]
para sentarse en Su trono y gobernar Su reino, se revela a Sus príncipes y
siervos.
El rey en su cámara más recóndita es
el nivel de Atzilut. El trono es el nivel de Beriiiá. Los príncipes son el
nivel de Ietzirá. Los sirvientes son el nivel de Äsiiiá y todo lo que está por
debajo de ellos.
El hecho de que se le llame por un Nombre
[HaVaIáH] en Atzilut ya sugiere un grado de limitación. Por encima de Atzilut,
incluso esto está prohibido.
Según la Kabbalá, incluso el Nombre יהו"ה
‘HaVaIáH’ es una limitación para Aquel que está más allá de todo
nombre y/o denominación. La Kabbalá enfatiza que ninguno de los Nombres con los
que la Torá describe la interacción de Di-s con nosotros se refiere a Di-s
mismo. Incluso el apelativo ‘En Sof’ (Infinito) es una limitación, está más
allá de todo nombre y/o descripción.
Más bien, los Nombres de Di-s se
refieren a las diversas formas en que Él dirige Su universo y se relaciona con
nosotros. Observa cualquier versículo de las Escrituras en el que aparezca
alguno de los Nombres Divinos. Según la Kabbalá, ninguno de estos Nombres se
refiere a Di-s mismo en ningún sentido literal. Esa posibilidad simplemente no
existe en virtud de la regla de que Di-s está más allá de todos los nombres.
Sin embargo, en relación con todos
los demás Nombres Divinos, el Nombre יהו"ה HaVaIáH es la raíz. La
razón de esto podría ser que HaVaIáH no es sólo un Nombre, sino una fórmula de 4
Letras: ‘Iud-He-Vav-He’. Como enseña la Kabbalá, esta fórmula de 4 Letras
incluye todos los Nombres y modos divinos en una unidad total. Todos los demás Nombres
Divinos son derivados y aspectos específicos de este Nombre que todo lo abarca.
En paralelo con el universo de
Atzilut, Di-s dijo (Ieshaäiahu 43:7):
“Todo fue llamado a la existencia
por causa de Mi Nombre”.
En Atzilut, es posible llamarlo por
Su Nombre.
El versículo (Ieshaäiahu 43:7) completo
dice:
“Todo fue llamado a existir por
causa de Mi Nombre. Para Mi gloria lo he creado, lo he formado y también lo he hecho”.
Este versículo habla de los 4 ‘Ölamot’
(Mundos):
Atzilut: “Todo fue llamado [a la
existencia] por causa de Mi Nombre”.
Beriiiá: “…Para Mi gloria lo he
creado…”
Ietzirá: “…Lo he formado…”
Asiiiá: “…también lo he hecho”
Después de Atzilut, Él creó el
universo de Beriiiá, que se llama ‘Ölam HakKisé’ (“El Mundo del Trono”). Es
allí donde Él se revela a través de ‘Hitlabshut’, es decir, el nivel superior,
etéreo, “vistiéndose” en el nivel inferior. Esta es la idea de que el trono es
Su “gloria”, similar a la forma en que Rabbí Iojanán llamó a sus vestimentas
“mi gloria”. Es por esto que el versículo dice: “Para Mi gloria lo he creado”.
Ahora bien, si el Mundo de Beriiiá
quisiera sobrepasar su propio dominio, elevándose y entrando en o cruzando el
límite entre él y el dominio de Atzilut, inmediatamente sería anulado y quemado
y dejaría de existir como una dimensión separada; más bien, sería subsumido en
la dimensión superior de la que emergió. No puede existir excepto en su propio
dominio.
Lo mismo sucede con Ietzirá. Si se
acercara demasiado al límite de Beriiiá, sería quemado y anulado. Por eso el
versículo dice: “Yo lo he formado”.
Respecto del Mundo de Äsiiiá, dice: “también
lo he hecho”.
Claramente, la intención de emanar
estos 4 Mundos fue para ocultarse en una prenda tras otra, para que las
criaturas en este mundo más bajo pudieran existir. Este es el significado de
los versículos: “Es honor de Di-s ocultar un ‘Davar’ [que puede traducirse como
‘cosa’ o ‘palabra’]” (Mishlé 25:2), porque “Con la ‘palabra’ de Di-s fueron
hechos los cielos” (Tehil´lim 33:6). Si Su ‘Davar’ (“palabra”) hubiera sido
demasiado revelada, habría sido imposible traer a la existencia un mundo
físico. Sólo ocultando y escondiendo [la luz], es decir, ocultando Sus
‘Devarim’ (“palabras”) en una prenda tras otra, pueden crearse los Mundos y
continuar existiendo.
Y lo mismo sucede con todas las
cosas creadas en el mundo. Sus nombres en la Lengua Sagrada [hebreo] son las
mismas letras del “discurso” de Di-s que descienden, nivel por nivel, desde “Las
Diez Palabras” de la Creación registradas en la Torá, por medio de
sustituciones y transposiciones de letras a través de las 231 Puertas [de Permutaciones],
hasta que llegan hasta abajo y se revisten de esa entidad creada en particular.
Este descenso gradual es necesario porque las criaturas individuales son
simplemente incapaces de recibir su fuerza vital directamente de “Las Diez
Palabras” de la Torá, ya que la fuerza vital que emana directamente de ellas es
mucho mayor que la capacidad de las criaturas individuales para recibirla. Sólo
pueden recibirla cuando desciende y su poder se disminuye progresivamente, paso
a paso... hasta que puede condensarse y revestirse en una forma inferior, y
finalmente dar existencia a una criatura individual. El nombre con el que se
llama entonces a esa criatura en la Lengua Sagrada es un conducto para la
fuerza vital que se condensa en sus letras.
Esto es como el fuego que consume
todo lo que se le acerca. Hay ciertas cosas, como las piedras, que pueden
acercarse y no quemarse inmediatamente. Por otro lado, la paja y el rastrojo se
queman en el lugar. Sin embargo, si la paja y el rastrojo se retiran de las
inmediaciones del fuego, no se quemarán en el lugar.
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