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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Es sabido que el nivel más elevado
del alma del ‘Tzaddik’ (“persona justa”) asciende a Atzilut; la Neshamá misma
asciende al Jardín del Edén Supremo en Beriiiá; el Rúaj asciende al Jardín del
Edén Terrenal en Ietzirá; mientras que todos los diferentes aspectos del Néfesh
(que a su vez está asociado con Äsiiiá), flotan sobre el cuerpo enterrado
mientras la carne no se haya descompuesto de los huesos. Después de la
descomposición de la carne, incluso el Néfesh asciende al Jardín del Edén
Terrenal. Sin embargo, el aspecto más bajo del Néfesh llamado ‘Hevlé DeGarmí’ (“vapor
de los huesos”) permanece en la tumba, como se explica en el Séfer HazZóhar, Parashat
Shelaj-Lejá.
En cuanto a los diferentes aspectos
del Néfesh, es de conocimiento general que existen 5 niveles del alma (Néfesh,
Rúaj, Neshamá, Jaiiá y Iejidá), y que cada uno de ellos tiene 5 subniveles o
aspectos. Por ejemplo, el aspecto más elevado del Néfesh es Iejidá de Néfesh.
Después de éste viene Jaiiá de Néfesh, Neshamá de Néfesh, Rúaj de Néfesh y,
finalmente, Néfesh de Néfesh. Todos estos aspectos del Néfesh reciben el nombre
general de Néfesh. Son los aspectos superiores los que ascienden por encima
después de la descomposición de la carne. Los aspectos inferiores, es decir, el
“vapor de los huesos” y ‘RaPaJ Nitztotzín Kaddishín’ (“Las 288 Chispas de Santidad”),
permanecen por debajo. Estos aspectos permanecerán con el ‘Reshimú’ (“residuo”)
de los huesos hasta la Resurrección de los Muertos.
Ahora bien, he aquí, este “vapor de
los huesos” tiene en sí 2 aspectos: el aspecto interior permanece dentro del
residuo de los huesos, mientras que el aspecto exterior se cierne sobre los
huesos… Este segundo aspecto es aludido en el versículo: “Su alma se entristece
por él” (Iiiov 14:22) - “por él” precisamente - porque mucho después de la
muerte, este aspecto del Néfesh continúa flotando sobre el residuo de los
huesos.
Por eso, la Torá usa la palabra ‘Vohu’
en el versículo (Berreshit 1:2): “Y la tierra estaba desordenada y ‘Vohu’ (vacía)”.
Además de significar “vacío”, se puede dividir en 2 palabras: ‘BO’ (“en él”) y
‘HU’ (“él está”), haciendo referencia a la minúscula cantidad de humedad que
retiene ese hueso -justo lo suficiente para mantenerlo intacto hasta que se lo
use para crear el nuevo cuerpo resucitado.
Sin duda, el hueso Luz no podría
retener ni siquiera una cantidad tan minúscula de humedad si no fuera por el
alma que se cierne sobre él. Esto se alude claramente en el versículo: “Cuando
camines [en este mundo por el camino de la Torá], ella [el alma] te guiará;
cuando te acuestes [en tu tumba], ella te cuidará; y cuando despiertes [para la
resurrección], ella conversará contigo” (Mishlé 6:22). Es decir, en el mérito
de la Torá que una persona aprende, el alma se cierne sobre los huesos.
Esto es cierto incluso en el momento
de la muerte, porque en este mundo hay un camino muy oscuro. Cuando una persona
muere, el alma emprende ese camino oscuro. Si no ha estudiado Torá, el alma no
sabe qué camino seguir. Sólo la Torá que la persona ha estudiado en este mundo
ilumina el camino que tiene por delante. Este es el significado del siguiente versículo
(Mishlé 6:23):
“Porque la ‘Mitzvá’ (“Mandamiento”)
es una lámpara y la Torá es luz”.
Este es nuevamente el significado de
“Cuando camines, ella te guiará; cuando te acuestes, ella te cuidará…” Es
decir, en el mérito de la Torá, el alma cuida los huesos, evitando que se
pudran.
La protección de la que se habla
aquí es específicamente sobre los huesos. El versículo dice así: “Muchos males
pueden golpear al justo, pero HaShem lo libra de todos ellos. Él protege todos
sus huesos; ninguno de ellos [es decir, el Luz] se quebrará” (Tehil´lim
34:20-21). El “único” hueso especial que no se descompone es el hueso Luz. En
mérito de esto, todos los demás huesos permanecerán en pie.
Porque finalmente, [todos ellos se
pondrán de pie] en el momento de La Resurrección de los Muertos. Este es el
significado del versículo: “Y dijo Di-s: ‘Sea la luz’, y la luz fue” (Berreshit
1:3). Esta es la luz con la que ‘HKBH’ resucitará a los muertos. Entonces, la
palidez oscura que cubría el rostro del muerto desaparecerá.
“Y la luz fue”. Esto se refiere a la
luz que brillará después de la Resurrección de los Muertos. Porque después de
la llegada del Séptimo Milenio, no habrá más oscuridad. Más bien, “La noche
brillará como el día” (Tehil´lim 139:12) y “Sucederá en aquel día que no habrá
ni luz brillante ni densa oscuridad. Más bien, vendrá un día, es sabido por HaShem,
que no será ni día ni noche… al caer la tarde habrá luz” (Zejariá 14:6-7). Este
es el significado de (Berreshit 1:5): “Y fue la tarde y fue la mañana, un día”,
que puede ser releído como: “En el futuro, la noche y el día serán considerados
ambos ‘Iom’ (Día)”.
Esto también alude al hecho de que
la oscuridad de la muerte también llegará a su fin. Este es el significado del
versículo (Ieshaáiahu 65:20): “Quien muera a los 100 años será considerado un
niño”, es decir, la expectativa de vida general de la Humanidad será tan larga
que una persona que muera a los 100 años será considerada un niño. Para Israel,
sin embargo, habrá una completa liberación de la muerte, como lo atestigua el
versículo (Ieshaäiahu 25:8):
“Destruirá a la muerte para siempre;
y limpiará HaShem toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de Su
pueblo de toda la tierra; porque HaShem lo ha determinado”.
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