UNIDAD PARA TODOS

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

En este ‘Limmud’ (“estudio”) se refuta rotundamente la idea de que las meditaciones cabalistas deberían reservarse para la élite espiritual.

 

En términos generales, la Kabbalá habla de 5 niveles del alma, desde los más básicos, es decir, Néfesh y Rúaj, hasta los más elevados, Neshamá, Jaiiá y Iejidá. Son en particular Néfesh y Rúaj los que más necesitan ‘Tikkún’ (“reparación”) y cuyo Tikkún depende de nuestros esfuerzos y experiencias durante nuestras vidas.

 

Cada persona tiene un papel único en el ‘Tikkún’ (“rectificación”) de la Creación, muy influenciado por el Mundo Espiritual general en el que su alma está enraizada. Si bien la fuente de todas las almas está en lo que se llama ‘Ölam HaAtzilut’ (“El Mundo de la Emanación”), solo se manifiestan desde los 3 Mundos inferiores posteriores de Beriiiá, Ietzirá y Äsiiiá.

 

Cuanto más cerca está un Mundo inferior de Atzilut, más asociado está con la unidad última encarnada en Atzilut. Por lo tanto, ‘Ölam HabBeriiiá’ (“El Mundo de la Creación”) es el más “unificado” de los 3 Mundos Espirituales inferiores, seguido de Ietzirá y Äsiiiá, respectivamente, y podría decirse que una raíz del alma del Mundo de Beriiiá es la más elevada.

 

Sin embargo, como señalan los ‘Jajamim’ (sabios), los niveles más elevados del alma de cada persona no necesitan ser corregidos, están impregnados de la Unidad Divina que, en realidad, permite que los niveles menos refinados del alma alcancen su plenitud.

 

Un vehículo instrumental para la rectificación del alma son los ‘Ijudim’ (“unificaciones”), técnicas cabalísticas tradicionales de contemplación de la unión de Nombres Divinos específicos de Di-s, a las que nos referiremos como “Meditaciones Cabalistas”.

 

Hay que saber que los 3 niveles más elevados del alma, Neshamá, Jaiiá y Iejidá son aquellos niveles espirituales que ya han sido clarificados hasta el punto de ser completamente buenos en oposición a una mezcla de bien y mal, y han regresado a sus niveles originales de pre-Creación de Santidad, a los aspectos de Divinidad y Atzilut, que brilla en todos los Mundos, Beriiiá, Ietzirá y Äsiiiá. Y ellos, los niveles más elevados del alma, son ​​los que efectúan la verdadera Unidad dentro de todos los Mundos inferiores, para vincularlos y unirlos dentro del ‘En Sof’ (Infinito), para atraer un nuevo influjo espiritual.

 

Y si una persona cuya raíz de alma no es del ‘Ölam HabBeriiiá’ (“El Mundo de la Creación”) no debería lograr ‘Ijudim’ (“Unificaciones”) a través de meditaciones cabalistas porque su nivel particular de unidad no es la verdadera unidad - es un error y una mentira completa, porque incluso un alma del ‘Ölam HaÄsiiiá’ (“El Mundo de la Acción”) es un aspecto de la Divinidad, un “pedazo de HaShem en lo Alto”, único en su propio aspecto particular de la unidad de Di-s.

 

También encontramos que el Arí (Rabbí Itzjak Luria), entregó meditaciones cabalistas a aquellos que transgredieron en pecados particularmente graves para rectificar sus almas - “y lo que es útil para los enfermos es mucho más bueno para los sanos - y no hay alegría para la santa ‘Shejiná’ (Presencia Divina) más que las santas meditaciones cabalistas, que iluminan totalmente el alma.

 

Por eso, debemos esforzarnos para ser expertos en los Nombres Sagrados y en las meditaciones cabalistas sagradas, a que nuestra alma esté ligada a la Vida de Toda Vida en todo momento, pues ésta es la fuerza vital del alma de cada ‘Bené Israel’ (Hijo de Israel).

 

Incluso una persona que sólo tiene Néfesh del Mundo de Äsiiiá, y más aún un Rúaj de Äsiiiá, puede realizar ‘Ijudim’ (“Unificaciones”) mediante la meditación en los Nombres Divinos y conectarse con los ‘Tzaddikim’ (“personas justas”), y su meditación ascenderá con los Tzaddikim.

 

Porque todo lo sagrado que es apropiado para ‘Moshé Rabbenu’ (“nuestro maestro Moisés”) es apropiado para lo más bajo de lo más bajo; las ‘Nefashot’ (“almas”).

 

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