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Por Kabbalah y Torah en Expansión
Cuando pienses en cumplir una ‘Mitzvá’
(“Mandamiento”), no te abstengas de hacerlo por miedo a sentir orgullo o
cualquier motivo oculto relacionado con ello. Porque, como se sabe, “De actuar
‘Lo Lishmá’ (“No en aras del Cielo”) uno viene a actuar Lishmá (en aras del
Cielo)” (Pesajim 50b). El acto mismo de una buena acción ya produce en lo Alto
una buena vasija, y la interioridad de la vasija es producida por la ‘Kavvaná’
(“intención”).
Ante todo, elige la bondad, creyendo
con plena fe y sin reservas que, “Toda la tierra está llena de Su gloria”, y
que la vitalidad de HaShem, se manifiesta en todo, trayendo todo a la
existencia y vitalizándolo. Habiendo elegido esto, (Terumá 3:8) “tu boca y tu
corazón deben ser iguales”. Por lo tanto, comprende que todo el amor y el
temor, y todas las demás cualidades, incluso todas las cosas malas del mundo,
provienen todas de HaShem. Contempla, que si esto es así, “¿Qué derecho tengo a
atribuir amor, temor, belleza, victoria o cualquier otro atributo, a cualquier
persona o cosa que no sea Él, Bendito Sea? Más bien, si temo o amo algo, debo
considerar de dónde viene ese temor o ese amor. ¿No proviene todo de HaShem?
Incluso puso miedo y amor en las cosas malas, como los animales salvajes, o el
miedo a todos los atributos Divinos que cayeron en negatividad con ‘Shevirat
HakKelim’ (“La Rotura de los Vasijas”). Siendo este el caso, el temor en
realidad es de Él, Bendito Sea. ¿Por qué entonces debería temer una pequeña
chispa de Él que está en un aspecto malo? Es mejor que me conecte con el temor
mayor, es decir, el temor de HaShem, Bendito Sea Él y Bendito Su Nombre”. Este
principio se aplica igualmente al amor y a todas las demás emociones; para
sacar de allí la chispa Divina y elevarla hasta su raíz en HaShem. Porque este
es nuestro propósito: elevar lo que estaba roto, de regreso a su raíz.
Así también, cuando hables, no
pienses que eres el que habla. Más bien, la vitalidad que está investida en ti,
es decir, ‘HKBH’ (El Santo Bendito Sea), está hablando a través de ti. Con esto
elevas la palabra hasta su raíz en HaShem. En esto también está el aspecto de ‘Hishtavut’
(“ecuanimidad”), porque llegarás a darte cuenta de que “Mi amigo tiene el poder
del habla igual que yo y, por lo tanto, todo proviene de ‘HKBH’”.
Asimismo, al comer, vuestro
pensamiento debe ser extraer la vitalidad de los alimentos y elevarlos al
servicio de HaShem. Lo mismo ocurre con todo lo que haces. Tu única
consideración al hacerlo debería ser unirte a HaShem en lo Alto.
El cumplimiento de una Mitzvá tiene
una validez objetiva por sí solo, incluso si aún falta la ‘Kavvaná’ (“intención”)
adecuada: la acción en sí misma es como el “cuerpo” de la Mitzvá, mientras que
la ‘Kavvaná’, el acto propio de la persona es su alma. Por lo tanto, primero
que nada, sométete a tus obligaciones y cumple la Mitzvá. El énfasis en ‘Kavvaná’
y ‘Devekut’ nunca pretende anular las obligaciones halájicas.
La ‘Shejiná’ (Presencia Divina) compone
todos los Mundos, todos los inorgánicos, los vegetativos, los animales y los
humanos, y todas las criaturas, las buenas y las malas… porque lo malo no es
más que una base para lo bueno”.
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