CALIÉNTATE CON EL FUEGO DE LOS SABIOS
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CALIÉNTATE CON EL FUEGO DE LOS SABIOS
Por Kabbalah y Torah en Expansión
Pirké Avot 2:10:
“Caliéntate con el fuego de los
sabios, pero cuídate de ‘Gajaltán’ (“sus brasas”), no sea que te quemes… porque
todas sus palabras son como ‘Gajalé Esh’ (brasas de fuego)”.
Debemos hacernos la siguiente
pregunta: Si el significado de ‘Gajaltán’ (“sus brasas”) se refiere a “brasones
encendidos”, ¿por qué entonces el final del versículo aclara aún más, ‘Gajalé
Esh’ (“brasas de fuego”)? Por otro lado, si ‘Gajaltán’ (“sus brasas”) se
refiere a “brasas apagadas”, ¿por qué hay que advertirnos de que tengamos cuidado
de no quemarnos?
El Báäl Shem Tov respondió lo
siguiente:
A veces, incluso un ‘Tzaddik Gamur’ (“justo
completo”) puede caer de su nivel y servir a HaShem en ‘Katnut’ (“pequeñez”, “conciencia
restringida”). En otras palabras, es posible que no ore con tanta ‘Kavvaná’ (“intención”)
y que a veces incluso esté inactivo. Otra persona podría venir y ver al Tzaddik
en este estado, orando y estudiando Torá sin mucha devoción e intención o sin
hacer nada. Puede pensar para sí mismo: “Si el Tzaddik se comporta de esta
manera, cuánto más con respecto a mí mismo”. Por lo tanto, la Mishná nos
advierte que no nos comparemos con este Tzaddik y erudito de la Torá. Porque,
cuando el Tzaddik despierte de su letargo y comience a estudiar la Torá y a
orar como antes, elevará todas sus palabras y acciones ociosas. Tú, sin
embargo, eres una persona sencilla y no sabes nada de los misterios de la ‘Ävodá
HaShem’ (“servicio divino”). ¿Cómo puedes compararte con él?
Este, entonces, es el significado de
“cuídate de ‘Gajaltán’ (“sus brasas”), no sea que te quemes”. En otras
palabras, incluso cuando han caído de su nivel elevado, momento en el cual se
les compara con “brasas apagadas”, hablando palabras ociosas o involucrados en
otros asuntos vanos, uno debe tener cuidado de no aprender de esto o aplicar
ese comportamiento a uno mismo. Porque, “Todas sus palabras son como ‘Gajalé
Esh’ (“brasas de fuego)”, lo que significa que incluso sus palabras ociosas son
como brasas de fuego, que se elevarán cuando despierten de su letargo y
regresen a su nivel.
“La ‘Tefil´lá’ (“oración”)
inadecuada es expulsada, desciende y flota en el firmamento más bajo… permaneciendo
allí hasta que esa persona haga Teshuvá… Si regresa apropiadamente a su Maestro
y ofrece otra Tefil´lá apropiadamente, a medida que esa buena Tefil´lá
asciende, el ángel supervisor hace que la Tefil´lá inadecuada surja para
encontrarse con la buena Tefil´lá: así se vuelven entremezcladas, ascienden
juntas y entran ante el Santo Rey” (Zóhar 2:245b). En otras palabras, lo que
originalmente era deficiente puede posteriormente rectificarse y elevarse con
la intención adecuada.
El ‘Tzaddik’ (“persona justa”)
siempre está apegado a ‘ELOHUT’ (“La Divinidad”). A él se aplica, incluso en su
estado de ‘Katnut’ (“pequeñez”): “En mi corazón he atesorado Tu palabra, para
no pecar contra Ti” (Tehil´lim 119:11). Él retiene las brasas, las brasas
ardientes, incluso cuando ese fuego está atenuado y no es aparente. Sus chispas
ardientes pueden restaurar la gran llama que sublimará todo lo de su caída
temporal. Sin embargo, esto no se puede decir de alguien que no es un Tzaddik:
si se involucra en conversaciones o actos vanos, es posible que no sólo sea
incapaz de sublimarlos, sino que permanezca en su nivel.
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