VINCULA TUS PENSAMIENTOS CON HASHEM

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

Vincula tus pensamientos con HaShem Arriba. No comas ni bebas en exceso, ni comas por placer, sino únicamente para mantener tu salud.  No te preocupes en absoluto por los asuntos de este mundo, ni pienses en ellos por completo. Por el contrario, esfuérzate en todo por separarte de lo mundano. Porque al contemplar los asuntos de este mundo te vuelves grosero y espiritualmente insensible, como dijeron ‘JaZaL’ (“nuestros sabios, de bendita memoria”): “ver lleva a recordar, lo que lleva a la lujuria”, como está escrito sobre el Árbol del Conocimiento, que fue, “agradable a la vista y bueno para comer” (Bereshit 2:9), es decir, su apariencia es lo que lo hacía deseable.

 

Considérate miembros del Mundo Supremo y todos los habitantes de este mundo serán insignificantes a tus ojos. Porque la totalidad del mundo es como una semilla de mostaza en comparación con el Mundo Supremo. Por lo tanto, a tus ojos debería ser igual si la gente te ama o te odia, porque su amor y su odio no tienen importancia.

 

El foco de nuestro pensamiento siempre debe estar en la espiritualidad Suprema, en contraposición a la mundana. De este modo estaremos apegados a HaShem, Bendito Sea.

 

El hombre se ve afectado por lo que ve, positiva o negativamente. Ver algo bueno o santo tiene efectos positivos. Por ejemplo, mirar los ‘Tzitzit’ (“flecos rituales”) ordenado en Bamidbar 15:38 conducirá a la observancia de las Mitzvot, como está escrito “para que cuando lo veáis os acordéis de todos los Mandamientos de HaShem, a fin de que los cumpláis”.

 

A su vez, mirar lo físico y lo mundano despertará deseos relacionados con ello y, por lo tanto, conducirá a acciones incorrectas en su búsqueda:

 

“Los ojos ven y el corazón codicia, y el cuerpo comete el pecado”.

 

El cuerpo físico busca un placer físico que contamina y desvía, así como la “Serpiente” original atrajo a Adam y Javvá (Eva). Esto no significa, sin embargo, que el cuerpo sea malo por sí. Es la prenda exterior del alma, que le permite funcionar en este mundo con el cumplimiento de las Mitzvot. Por lo tanto, no es equivalente a la “Serpiente” sino sólo a la “piel de la serpiente”, es decir, a su aspecto externo. Como tal, es una mezcla de bien y mal, lo que permite al hombre la libertad de elegir hacer el bien o el mal.

 

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