UN GRITO SILENCIOSO
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UN GRITO SILENCIOSO
Por Kabbalah y Torah en Expansión
La persona debe entrenarse y
acostumbrarse a orar en voz baja y a gritar en silencio, incluso cuando recita ‘Tehil´lim’
(“cánticos de alabanza”). Sin embargo, debe decir las palabras, ya sea de
oración o de Torá, con todas sus fuerzas, como dice el versículo de Tehil´lim 35:10:
KOL ÄTZMOTAI TOMARNÁ ADO-NAI MI JAMOJA
“Todos mis huesos dirán: ‘HaShem,
quién como Tú’”.
Un grito que resulta de la verdadera
‘Devekut’ (“adhesión”) a HaShem es un grito silencioso.
Orar en voz alta estimula la ‘Kavvaná’
(“intención”, “devoción”). Por eso es costumbre en muchos lugares y
especialmente entre ciertos movimientos jasídicos rezar en voz alta, con gran
intensidad excepto la Ämidá, que no debe ser audible ni siquiera para quienes
están a tu lado.
Sin embargo, en un nivel elevado de ‘Devekut’
(“comunión”) con HaShem, cuando se ora con profunda concentración y devoción en
la apasionante conciencia de estar literalmente en la presencia misma de HaShem,
las palabras fluyen desde lo más profundo del corazón y del alma y son
prácticamente silenciosas: “Janná (Ana) hablaba con el corazón, sólo se movían
sus labios y su voz no se escuchaba” (Shemuel Álef/1ª Samuel 1:12)
Orar en voz alta inicialmente es
aceptable, e incluso necesario, para la persona promedio. Sin embargo, “debemos
aprender y entrenarnos a orar en voz baja... y a clamar en silencio”.
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