EL ESPÍRITU DIVINO

 

Por mekubal.com para Kabbalah y Torah en Expansión

 

Los madianitas trajeron consigo sus קסמים ‘Kesamim’ (“encantamientos”) antes de emprender su misión con Biläm (Bamidbar/Números 22:7).

 

El propósito de estos “Encantamientos” es traer a la tierra la influencia que varias ‘Mazzalot’ (“signos del zodiaco”) ejercen sobre nuestros destinos. Balak era superior a Biläm en ese campo.  

 

El significado de נחשים ‘Nejashim’ (“magias”, “hechicerías”, “encantamientos”) por otro lado, es que son instrumentos que niegan que Di-s tenga un séquito que actúe como Sus agentes. Ninguno de estos dispositivos resultaría dañino para Israel mientras este último llevara a cabo la voluntad de su Padre Celestial. El destino del Pueblo de Israel no está gobernado por las fuerzas de la naturaleza, es decir, el Mazzal.

 

Los ‘Mazzalot’ (“signos del zodiaco”) son algo que Di-s concedió a las naciones del mundo en lugar de la השגחה פרטית ‘Hashgajá Peratit’ (“Providencia Divina”), es decir, la supervisión e intervención personal de Di-s en nuestros asuntos.

 

Todos los demás dispositivos mágicos son bastante ineficaces contra Israel siempre que Israel esté al nivel de ‘Devekut HaShem’ (“adherido al Creador”).

 

El Talmud en Julín 7, relata que una mujer trató de quitar un poco de tierra de debajo de los pies de Rabbí Janiná. Rabbí Janiná le dijo que siguiera adelante, que no la ayudaría a realizar su magia ya que está escrito en Devarim/Deuteronomio 4:35: “EN ÖD MIL´LEVADDÓ - No hay nadie fuera de Él”.

 

¿Cómo puede ser esto? ¿No tenemos una declaración de Rabbí Iojanán que dijo que la razón por la cual la hechicería se llama כשפים ‘Keshafim’ es porque es una negación de las fuerzas de Di-s?

 

El Talmud responde que el caso de Rabbí Janiná es especial, porque tenía tantos méritos personales que lo protegían. Hasta aquí el Talmud sobre el tema.

 

Con respecto a lo anterior, Biläm dijo:

 

“Porque no hay ‘Najash’ (“agüero”) contra Jacob, ni hay ‘Késem’ (“adivinación”) contra Israel”. (Bamidbar 23:23).

 

Biläm estaba bien versado en todas estas disciplinas, incluida su notable conciencia de cómo opera Di-s. Sabía cuándo hacer efectiva una maldición y provocar la ira de Di-s sobre alguien. Es por eso que comenzó empleando instrumentos de ‘Kedushá’ (santidad) como la construcción de 7 altares, ofreciendo sacrificios en ellos, etc.

 

Construyó tantos altares en un solo día como los patriarcas habían construido en sus vidas combinadas.

 

Cuando se dio cuenta de que Di-s no se había enojado con Israel y que sus acusaciones habían resultado inútiles, recurrió a la magia y encantamientos, abandonó el acercamiento a través de lo sagrado y se volvió hacia lo profano. Su actitud era que mencionaría las deficiencias de Israel sin importar si Di-s reaccionaría negativamente o no. Esperaba que la maldición se adhiriera a la mención de sus pecados.

 

Biläm abandonó el recurso a los encantamientos solo a partir del versículo 24:1 en adelante. Tenía miedo de que los méritos de Israel fueran demasiado grandes, por lo que volvió su atención hacia el ‘Midbar’ (“desierto”), es decir, recordó el pecado del becerro de oro que Israel había hecho en el desierto y de cuyas consecuencias Di-s los había salvado.

 

Cuando la Torá escribe: “VATTEHÍ  ÄLAV  RÚAJ  ELO-HIM - y vino sobre él el Espíritu de Di-s”, se refiere al espíritu Divino que descansa sobre Israel, no sobre Biläm.

 

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FOTO: Placa Kabalista grabada con Códigos y Nombres de Di-s para protección del mal de ojo, brujerías y hechicerías

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