LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

EL MAL DE OJO Y EL HILO ROJO

EL MAL DE OJO Y EL HILO ROJO

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

Según el Midrash cuando Shem (Sem) escuchó la Maldición que Nóaj (Noé) lanzó contra Jam (Canaán) recurrió a los secretos heredados desde Adam, los cuales recibió del ángel Raziel cuando fue expulsado de los linderos del Edén.

 

Encontró entre ellos el ‘Séptimo Secreto’ que consistía en “entrelazar 7 hilos de lana teñida en sangre de una oveja ofrecida en sacrificio”. A decir roja como la grana. Ya que de ésta manera la pureza natural del color blanco de la lana quedaba oculto de los Shedim (demonios) con la sangre de la “libación”.

 

Después de entretejer los 7 hilos tenían que ser amarrados con 7 Nudos a lo largo de la medida de “un palmo”. Terminada la “obra” tenía que ser atada a la muñeca de la mano izquierda por un “segundo” (ser querido) más cercano e íntimo. Ésta “obra” sería la protección espiritual contra Mastemá, Dumá, Äzarel (Azrael) y cualquier Malaj Mashjit (ángel destructor) que pudiera ser lanzado y/o liberado por un “tercero” a través de la mirada malévola (mal de ojo).

 

La Matriarca Rajel lo sabía porque se vio privada de infinidad de bendiciones hasta que recurrió al “secreto” trasmitido por Shem. Rajel le amarró a su hijo Iosef (José) un hilo rojo entretejido a la mano izquierda desde que la partera se lo entregó en sus manos.

 

Pasado un tiempo, Rajel trasmitió este secreto a Iehudá (Judá) y lo hizo con mucho amor, para que éste lo atesorara y así asegurarse que las futuras generaciones lo recibieran. Iehudá llevaba consigo amarrado a su mano izquierda “un hilo rojo entrelazado” y amarrado por Rajel. Hilo que cuidaba con mucho ahínco y recelo. Tal fue que aún Tamar lo pudo notar y lo requirió como prueba para recibir “su pago” cuando se hizo pasar por ramera. Hilo entretejido que conservó cuando se comprobó su inocencia. Tamar quedó embarazada y sabiendo que traía gemelos en su vientre le encargó a la partera que le amarrara a la mano izquierda de su primogénito el “cordón de su padre”. Y cuando uno de los gemelos sacó la mano izquierda al momento del parto fue señalado y se le ató el hilo rojo a su muñeca.

 

Cuando Iosef hijo de Rajel fue vendido como esclavo a unos mercaderes Ismaelitas; en la travesía rumbo a Mitzráim (Egipto) pudo reconocer la tumba de su madre y llegada la noche la visitó y oró fervientemente al pie de su sepultura dejando ahí una cuerda con 7 nudos ensangrentada con la cual había sido atado desde el principio de su martirio. Quedando ahí dormido fue reconfortado.

 

Tal fue el impacto de la transmisión del “Séptimo Secreto” que con los hisopos con los que se marcaron los dinteles de las casas; varios israelitas se entretejieron “hilos con 7 Nudos”; atándoselos entre ellos en la mano izquierda para recordarle a los ángeles caídos: Mastemá, Dumá, Äzarel (Azrael) y a Malaj Mashjit (el ángel destructor) que estaban protegidos contra envidias, odios, rencores, males y contra la muerte y marcados “con sangre” por amor.

 

Aún Rajav (Raab) la ramera marcó su casa con una “cuerda roja con 7 nudos” la cual usó para que los espías que vinieron a Jericó salieran ilesos garantizando la vida de su padre, de su madre, de sus hermanos, de sus hermanas, de sus hijos, sus hijas y sus familias.

 

Hoy día las doncellas y aún los jóvenes visitan la Tumba de la matriarca Rajel, donde piden protección para todo su haber, sus familias, sus bienes y protección espiritual contra el ‘Äin HaRá’ (Mal de Ojo).

 

La pulsera de Hilo Rojo de 7 Nudos se usa en la muñeca izquierda, sellando la energía protectora de adentro a la vez que intercepta las influencias negativas que existen fuera de ti. De esta manera, la energía del Mal de Ojo puede cambiar y pasar de ser un canal de negatividad a una forma de energía profundamente curativa. Así es como opera el hilo.

 

El lado izquierdo de nuestro cuerpo es el lado receptor de energía para todo nuestro cuerpo y el alma. El brazo y la mano izquierda corresponden al concepto de recibir (Luz de Jojmá). El brazo y mano derecha personalizan la fuerza de compartir (Luz de Jasadim).

 

Según la Kabbalá, Rajel representa la dimensión de Maljut, el mundo físico en el que vivimos. Su gran deseo fue proteger y defender a todos sus hijos del mal. Cuando nos atamos el Hilo Rojo de 7 Nudos a nuestra muñeca izquierda sellamos su poderosa energía protectora dentro de él, y de esta forma intercepta influencias negativas cuya intención sea causarnos daño.

 

FOTO: Pulsera de Hilo Rojo de 7 Nudos de mekubal.com


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