LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PESAJ: LAS 42 PARADAS - PROTECCIÓN DE INCIDENTES NEGATIVOS, ENFERMEDADES Y PLAGAS


LAS 42 PARADAS - PROTECCIÓN DE INCIDENTES NEGATIVOS, ENFERMEDADES Y PLAGAS

Por Kabbalah y Torah

אֵלֶּה מַסְעֵי בְנֵי־יִשְׂרָאֵל אֲשֶׁר יָצְאוּ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם לְצִבְאֹתָם בְּיַד־מֹשֶׁה וְאַהֲרֹן

ÉL´LE  MASË  VENÉ-ISRAÉL  ASHÉR  IATZEÚ  ME´ÉRETZ  MITZRÁIM  LETZIVOTÁM  BEIAD-MOSHÉ  VEAHARÓN

Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de Egipto por sus huestes, por mano de Moisés y Aarón.


וַיִּכְתֹּב מֹשֶׁה אֶת‏־מוֹצָאֵיהֶם לְמַסְעֵיהֶם עַל־פִּי יְהֹוָה וְאֵלֶּה מַסְעֵיהֶם לְמוֹצָאֵיהֶם

VAIJTÓV  MOSHÉ  ET-MOTZAEHÉM  LEMASËHÉM  ÄL-PÍ  ADO-NÁI  VE´ÉL´LE  MASËHÉM  LEMOTZAEHÉM  

Y escribió Moisés las partidas de ellos conforme a sus jornadas, por orden del Señor. Y éstas son sus jornadas conforme a sus partidas:

 
וַיִּסְעוּ מֵרַעְמְסֵס בַּחֹדֶשׁ הָרִאשׁוֹן בַּחֲמִשָּׁה עָשָׂר יוֹם לַחֹדֶשׁ הָרִאשׁוֹן מִמָּחֳרַת הַפֶּסַח יָצְאוּ בְנֵי־יִשְׂרָאֵל בְּיָד רָמָה לְעֵינֵי כָּל־מִצְרָיִם

VAISÜ  MERAÄMSÉS  BAJÓDESH  HARISHÓN  BAJAMISHSHÁ  ÄSÁR  IÓM  LAJÓDESH  HARISHÓN  MIMMAJORÁT  HAPPÉSAJ  IATZEÚ VENÉ-ISRAÉL  BEIÁD  RAMÁ  LE´ËNÉ  KOL-MITZRÁIM  

Y partieron de Ramsés a los quince días del primer mes (Nisán); al otro día de Pésaj (la pascua) salieron los hijos de Israel apresuradamente, a los ojos de todos los egipcios.

(Bamidbár/Números 33:1-3)


Los israelitas iniciaron su viaje por el desierto hacia la Tierra Prometida de Israel el 15 de Nisán y lo terminaron, 40 años más tarde, el 14 de Nisán. Los cabalistas dicen que leer y estudiar las 42 etapas de los israelitas nos conecta con el Nombre de Di-s de 42 Letras (Anná BeJóaj) y nos puede ayudar a estar protegidos de incidentes negativos, enfermedades y, especialmente, de plagas.

Pésaj celebra la liberación de Israel de Egipto – dejaron su antigua vida de esclavitud y fueron adelante hacia la tierra prometida, y a una nueva vida. El propósito no era solo salir, sino también llegar a su destino. Sin embargo, se retrasaron 40 años en el desierto. Pero finalmente, Israel cruzó el río Jordán hacia la tierra prometida.

El Rambám (Maimónides), da una explicación geográfica a las 42 paradas enumeradas en la Torá. Dice que “a medida que los Israelitas deambulaban por el desierto, presenciaron todo tipo de milagros, recibieron agua, alimento, todo lo que necesitaron. Aquellos que vieron los milagros, sabían que eran verdad. Pero debido a la naturaleza racional del ser humano, las generaciones futuras que han escuchado de todos estos milagros, son escépticos a creer. Prefieren buscar una explicación científica para los milagros. Por ejemplo, dicen que: los israelitas pararon en lugares donde había campos con fuentes de agua y donde el alimento se obtenía fácilmente. Sabiendo esto, el autor de la Torá, se aseguró de enumerar los lugares específicos donde los Israelitas pararon, de manera que las generaciones futuras pudieran ir a dichos lugares y ver la infertilidad y aridez del terreno, y ver que solo se podía haber sobrevivido allí con la ayuda de los milagros de HaShém”.

Baäl HatTurim (Iaäkóv ben Ashér, 1.270 - 1.343 e.c.) dijo que los nombres de los lugares no hablan de lugares literales, sino de significado histórico de eventos sucedidos durante su peregrinaje. Él dice, que la mayoría de las veces, los nombres no son lugares. Que son en realidad vocablos hebreos que nombran eventos que pasaron en cada parada. Por ejemplo: al salir de Egipto los Israelitas fueron de Raämsés a Sukkót. En Sukkót, que significa – refugio / cobertizo / amparo, ellos empezaron a viajar bajo el refugio, amparo de la columna de nube o sea de la presencia y protección divina.

Otros dicen que los 42 lugares representan viajes espirituales que deben vivir todos los hijos de Elo-hím, todos aquellos que van camino a la tierra prometida. Por ejemplo: la guematria de la palabra Raämsés es 430, que es equivalente a “Néfesh”, que significa, “alma”. La guematria de la palabra Sukkót es 480 que equivale a “Ishmaní”, que significa, “me escuchará”. La guematria de la palabra Etám es 441 que equivale a “Vehiití”, que significa “yo estaré”. Así que, traduciendo a través de la guematria, el viaje de Raämsés a Sukkót y a Etám, se forma la frase espiritual: “Tu alma me escuchará, y yo estaré”. Y así sucesivamente a través de todo el peregrinaje.

El rabino David Volfe Blank dice que el propósito de enumerar las 42 paradas, fue para hacer consciente al pueblo de su desarrollo completo – moral – espiritual – histórico. Él dice que luego, en la distribución de la tierra, le fueron dadas a los levitas 42 ciudades para vivir. Según el rabino, si alguien se apartaba de la Torá y necesitaba orientación o enseñanza en alguna de las 42 etapas de desarrollo, él o ella podían visitar una de las 42 ciudades para recibir el entrenamiento específico asociado con esa etapa.

No sé cuál de todas estas explicaciones de las 42 paradas es la más fundamental, si la que habla de la evidencia de la misericordia divina, o la que testifica de los milagros llevados a cabo por HaShém en un lugar específico, o la que describe las etapas espirituales de la persona. Lo que sí sé, es que el viaje de nuestra vida es solo enriquecido cuando lo hacemos guiados, acompañados y nutridos por HaShém.








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