Y SERÁN POR UNA
CARNE
Por Kabbalah y
Torah
Bereshít/Génesis
1:5a:
וַיִּקְרָא אֱלֹהִים לָאוֹר
יוֹם וְלַחֹשֶׁךְ קָרָא לָיְלָה
VAIKRÁ ELO-HÍM
LAÓR IÓM VELAJÓSHEJ
KARÁ LÁILA
“Y llamó Di-s a
la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche”
Cuando el ‘Din’
(Juicio) se transforma en ‘Rajamím’ (Misericordia), se le considera el momento
de la Creación. Las luces llegan a su recipiente apropiado.
La luz es el
día, la Columna Derecha, mientras que la noche es oscuridad, la Columna
Izquierda y el recipiente sin luz.
Los jajamím
(sabios) y mekubalím (kabalístas) nos explican que Adam pecó cuando se apareó
con Javvá/Eva el viernes justo antes de la entrada de Shabbát. Su conexión
atrajo la Luz hacia el recipiente que aún no estaba listo para ello. Si hubiera
esperado 6 horas más, entonces podrían haber disfrutado de la revelación
completa de la Luz.
El Zóhar dice
que en la Redención Final, cuando la Luz llegue al recipiente, los Juicios se
transformarán en Misericordia porque la Luz llenará sus recipientes previstos.
En la segunda
parte del versículo 1:5 leemos:
וַיְהִי־עֶרֶב וַיְהִי־בֹקֶר
יוֹם אֶחָד
VAIHI-ËREV VAIHI-VÓKER
IÓM EJÁD
“Y fue la tarde
y la mañana un día”.
Cuando la
izquierda y la derecha se unen en la Unidad, existe ‘Ejád’, la Unidad אֶחָד,
que representa el amor del Creador expresado con la Unidad.
Se suponía que
Adán y Javvá debían hacer la primera conexión apropiada y disfrutar de la Luz
para siempre.
Dado que
fallaron, necesitamos trabajar, traer la Luz y crear una continuación en el
mundo.
Hombres y
mujeres se unen para una conexión íntima para jalar y transferir Luz; la meditación
debería ser continuar con la Luz que estuvo disponible para Adán y Javvá el
primer viernes por la noche, que es el Shabbát de la Creación.
El acto sexual
se trata casi como un pecado en la mayoría de las culturas.
La unificación
del hombre y la mujer es el proceso de jalar la Luz para crear vida. Sin ella,
la vida dejaría de existir en la tierra.
La vida y la
luz comienzan con este acto. Es responsabilidad de un hombre llevar Luz a la
vasija cuando la vasija está lista o lo desea y ser parte de la corrección del
mundo.
Shemót/Éxodo
21:10:
אִם־אַחֶרֶת יִקַּח־לוֹ שְׁאֵרָהּ
כְּסוּתָהּ וְעֹנָתָהּ לֹא יִגְרָע
IM-AJÉRET IKKAJ-LÓ
SHE´ERÁH KESUTÁH VEÖNATÁH
LÓ IGRÁ
“Si le tomare
otra, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal”.
La meditación
de la mujer debe comenzar como Biná, estando por encima del hombre, Zéër Anpín,
para iniciar y “empujar” el deseo en él de atraer la Luz Suprema hacia Maljút.
Cuando se
despierta el deseo en el hombre, la mujer se transforma de la ‘Hé’ ה de Biná a la
‘Hé’ ה de
Maljút, desde la difusión de la Luz de Biná hasta recibirla como Maljút.
En el proceso
de creación de los mundos, Maljút fue elevado a Biná para recibir la Luz y en
el camino de regreso a Maljút, la Luz construyó el canal de Zéër Anpín. Maljút
recibió la misma forma de Biná pero sin la Luz.
Después de que
Maljút hubo caído, el hombre, Zéër Anpín, debería activarse y desarrollar el
deseo de la vasija de recibir la Luz que originalmente estaba con ella en Biná.
Todo el cuerpo del recipiente debe estar completamente involucrado para atraer
la máxima luz. El hombre como conducto de la Luz no debe enfocarse solo en
canalizar la Luz, sino también en llenar el recipiente con ella. Cuando el
recipiente está bien preparado, entonces la Luz puede descender de Biná para
llenarla sin faltas. Las carencias pueden convertirse en juicios.
En el punto
máximo de la conexión, la Luz se transfiere y crea vibraciones en el
recipiente.
El hombre debe
dejar que la Luz fluya hasta que su canal complete la transferencia y se
retraiga por sí mismo. El hombre y la mujer se mantienen cerca el uno del otro
hasta que las aguas vuelven a estar tranquilas.
Para lograr una
conexión de mayor nivel de Luz y Vasija, el enfoque debe estar en la meditación
kabbalísta. El placer físico se vuelve más intenso porque todo comienza más
alto en el nivel espiritual.
Las
experiencias de la Unidad, ‘Ejád’, אֶחָד,
deben mantenerse después de la conexión el mayor tiempo posible.
Bereshít/Génesis
2:24:
עַל־כֵּן יַעֲזָב־אִישׁ אֶת־אָבִיו
וְאֶת אִמּוֹ וְדָבַק בְּאִשְׁתּוֹ וְהָיוּ לְבָשָׂר אֶחָד
ÄL-KÉN IAÄZAV-ÍSH
ET-AVÍV VE´ET IMMÓ
VEDAVÁK BEISHTÓ VEHAÍU
LEVASÁR EJÁD
“Por tanto, el
varón dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán por una
carne”.
La Unidad y la
unidad del hombre y la mujer, Derecha e Izquierda, Luz y Vasija traen
equilibrio y se manifiestan en bendiciones.
(Tikkuné
HazZóhar)
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