TODA TÚ ERES HERMOSA, AMADA MÍA

TODA TÚ ERES HERMOSA, AMADA MÍA

Por Kabbalah y Torah

Eliáhu HanNaví (Elías el profeta) enseña que el corazón toma para su nutrición solamente lo más puro y claro de la sangre, y este alimento es más suave y débil que el resto del alimento.

Las influencias purificadoras emitidas aquí (ítems 155-156) limpian nuestra sangre de toxinas y venenos. Las sales vitales son equilibradas. La grasa, el colesterol y los desperdicios son extraídos de la sangre. Los padecimientos del corazón y la sangre son tratados y remediados por la Luz. Las aflicciones de la piel son sanadas. Las raíces espirituales de todos los padecimientos del corazón y la sangre son exterminadas. Estos son los efectos físicos personales alcanzados aquí.

Globalmente, las toxinas y los venenos en el aire y en nuestros alimentos son extraídos de nuestro ambiente. Espiritualmente, los lazos entre la gente de todos los credos son desbloqueados y aclarados. El odio, el fanatismo y la intolerancia son purgados fuera de las arterias metafísicas que interconectan a la gente de todo el mundo. La Luz y el amor están libres para fluir, armonizar y regenerar el cuerpo colectivo de la civilización.

Así HakKadósh Barúj Hú [el Santo, Bendito Sea Él], tomó a Israel, que está limpio, claro y sin mancha, para Sí, como dice la Escritura: “KUL´LÁJ  IAFÁ  RAÄIATÍ  UMÚM  ÉN  BÁJ - Toda tú eres hermosa, amada mía; no hay mancha en ti” (Shír HashShirím/Cantares 4:7). Rabbí Iosi vino, besó sus manos, y dijo: Si yo hubiera venido al mundo solamente para oír esto, habría sido suficiente.

(Zóhar, Pinejás)