LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

SOBRE EL TEMPLO DE JERUSALÉN

SOBRE EL TEMPLO DE JERUSALÉN

Por Kabbalah y Torah

Cuando los hijos de Israel salieron de Mitzráim (Egipto), el Santo, Bendito Sea Él, deseó establecerlos en la región como están los ángeles en lo alto, y Él deseó construir un Templo para ellos, traerlo del Cielo superior, y plantar a Israel en la tierra como una plantación sagrada, siguiendo el modelo de la forma celestial, como está escrito: “Los traerás y los plantarás en la montaña de Tu herencia... (Shemót 15:17). ¿Y dónde sería eso? “... en el lugar, HaShém, que Tú has construido para que mores...” (ibíd.). En ese lugar que Tú, HaShém, has hecho, y no en otro. “... el lugar, HaShém, que Tú has construido para que mores” se refiere al Primer Templo, y la continuación del versículo: “… en el Santuario, HaShém, que Tus manos han establecido” (ibíd.) se refiere al Segundo Templo. Ambos son la obra del Santo, Bendito Sea Él.

Pero cuando lo hicieron enojar (a Él), murieron, y el Santo, Bendito Sea Él, trajo a los hijos de ellos a la tierra, y el Templo fue construido por el hombre, que es por lo cual no duró. Porque la construcción ha de ser la obra del Santo, Bendito Sea Él. El Rey Shelomó (Salomón) sabía que el Templo que él construyó fue construido por el hombre y por lo tanto, no duraría, que es por lo que está escrito: “... Si HaShém no construye la casa, aquéllos que la construyen trabajan en vano...” (Tehil´lím 127:1). Y verdaderamente, ésta no existe más. En los días de Ezrá, a causa del pecado, tuvieron que reconstruir el Templo, que es por lo cual no tuvo existencia duradera. Y hasta ahora la primera construcción del Santo, Bendito Sea Él, no ha tenido lugar en el mundo, sino que concerniente al futuro está escrito: “BONÉ  IERUSHALÁIM  ADO-NÁI - El Señor construye Jerusalén” (Tehil´lím 147:2). Él construirá y no otro. Es por esta construcción que estamos esperando, y no por una estructura hecha por el hombre, la cual no tiene permanencia.

El Santo, Bendito Sea Él, bajará el Primer Templo y el Segundo Templo simultáneamente de lo alto. El Primer Templo, que es equivalente a Biná, estará oculto, y el Segundo Templo, que es paralelo a Maljút, estará en lo abierto. Esa casa que es llamada ‘el Segundo Templo’ estará en lo abierto de modo que el arte del Santo, Bendito Sea Él, será visible para todo el mundo. Y entonces habrá regocijo perfecto y buena voluntad en toda su existencia.

El Primer Templo que estará oculto asciende a lo alto sobre el Segundo Templo, que está revelado, y el mundo entero verá las nubes de gloria que rodean al Templo que está revelado, y dentro de esas nubes estará el Primer Templo en una acción oculta, elevándose a la altura de la gloria del Cielo, que es Biná, y ésta es la construcción por la que estamos esperando.

Hasta aquí, esto no ha sucedido en el mundo, porque aun la ciudad de Ierushaláim no será el resultado de las manos del hombre, porque está escrito: ‘“Porque Yo -dice HaShém- seré para ella un muro de fuego alrededor, y seré la gloria en medio de ella’” (Zejariá/Zacarías 2:9). Si esto es lo que está escrito acerca de la ciudad, ¡cuánto más será esto el caso del Templo, que es Su morada! Y esta acción del Santo, Bendito Sea Él, debió haber sido vista en el principio, cuando Israel salió de Egipto, pero fue postergada para el final de los Días; para la redención Final.

(Zóhar, Pinejás)


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