LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

LAS CONEXIONES SEXUALES ENTRE UNA ESPOSA Y SU MARIDO

LAS CONEXIONES SEXUALES ENTRE UNA ESPOSA Y SU MARIDO


Por Kabbalah y Torah en Expansión 

Las conexiones sexuales entre una esposa y su marido causan que el mundo inferior (femenino, Nukvá) se eleve y una con el Mundo Superior (masculino, Zéër Anpín). Así, a través del amor que hacemos, podemos contribuir a la elevación de nuestras almas y el ascenso del mundo entero.

Pero no es suficiente meramente calentarse. Los animales son capaces de excitarse sin premeditación alguna o consideración de los aspectos divinos de las relaciones sexuales. Uno debe tener el coraje, el propósito y el enfoque para sintonizar con la dimensión espiritual y el propósito de las relaciones íntimas entre un hombre y su esposa.

Primero, debemos preguntar: ¿Qué constituye un pecado sexual?

El sexo que está divorciado de nuestro ser interior, y de nuestra pareja, nos evita el experimentar la clase de conexiones que evocan una sensación del Cielo aquí en la Tierra. Las relaciones sexuales que están faltas del propósito divino, que son para satisfacción propia y autoindulgentes, son parecidas a un cortocircuito eléctrico. Hay una enorme pero breve chispa de energía, la cual es seguida luego por oscuridad.

Cuando nos resistimos al egoísmo y la lujuria animal, esforzándonos por compartir con nuestra pareja, poniendo sus necesidades y deseos por delante de los nuestros, meditando para conectarnos a los aspectos divinos del sexo, se establece un circuito de energía. Este acto de resistir nuestras urgencias primitivas es igual a la función de resistencia de un filamento en una bombilla de luz incandescente. Un filamento opone resistencia a la energía eléctrica, lo cual entonces genera luz.

Sin un filamento (resistencia), la sobrecarga de electricidad que fluye entre los polos positivos y negativos es demasiado intensa para que la bombilla lo maneje. Un corta circuito se produce con un cegador estallido de luz, seguido por una bombilla quemada y oscuridad. De igual manera, el sexo egoísta, lascivo, es tentador, pero entrega una explosión de placer. Sin embargo, esta es la versión metafísica de un corto circuito. Nos quemamos, y la oscuridad resulta inevitablemente. Esta oscuridad resultante crea una abertura para la energía negativa y dolencias (a menudo asociadas directa o indirectamente con los órganos sexuales) para que éstas entren en nuestras vidas.

Estos deseos egoístas tienen su origen en un evento con consecuencias que tuvo lugar antes de la creación del hombre físico. Es este evento el que corresponde al Pacto Sagrado.

EL RELATO DE BERESHIT (Génesis)

Antes de la creación del mundo, Adám y Javvá (Eva) eran seres espirituales que se componían de todas las almas de la humanidad. Todos y cada uno de nosotros éramos como células que formaban el cuerpo de estos seres celestiales. Adam y Javvá, colectivamente, son conocidos como el Kelí (la Vasija).

En el tradicional relato bíblico de la Creación, se nos dice que después de crear las otras cosas vivientes de la Tierra, Di-s creó a Adam HaRishón, el primer hombre. Pero no deseando que Adam estuviera solo, Di-s hizo una compañera, tomada de la costilla de Adam. Ésta fue Javvá, la primera mujer. Di-s dejó a la pareja en el Jardín de Edén con la instrucción de que si bien ellos podían participar de todas las delicias que encontraran allí, incluyendo el fruto del Árbol de la Vida, les estaba prohibido comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, porque los frutos estaban inmaduros y ellos (Adám y Javvá) seguramente morirían.

Pero algo más resultó estar en el Jardín: la serpiente infame (el ángel Satán, también conocido como Sammael).

Instada por el estímulo seductor de la serpiente, Javvá desobedeció. Ella arrancó un fruto del árbol prohibido y lo comió. Luego, ofreció el fruto a Adam persuadiéndolo de comerlo con ella. Él lo hizo, y con eso, su breve era de inocencia terminó.

DESENSAMBLANDO EL GÉNESIS

La mordida del fruto por parte de Adam y Javvá, en otro nivel de entendimiento espiritual, indica una conexión sexual entre la Vasija original y la serpiente. En otras palabras, el acto de sucumbir a los engañosos embustes de la serpiente también denota una unión sexual entre ellos. El ángel negativo Sammael copuló con Javvá y el ángel negativo Lilit copuló con Adam. En términos espirituales profundos, esto implica que la conciencia de Adam y Javvá estaba rebajada y corrupta por los ángeles negativos.

Más aún: esta unión sexual, o rebajamiento de la conciencia, cambió la naturaleza de la Vasija. En el lenguaje de la genética, el acto de la conexión sexual entre la Vasija y la serpiente alteró el ADN del Deseo de Recibir a un más egoísta Deseo de Recibir Sólo Para Uno Mismo. Por consiguiente, cada célula (nuestras almas) en el cuerpo cósmico de Adam y Javvá tuvieron su ADN combinado con el ADN (conciencia) de la serpiente.

La Vasija (Adam y Javvá) se partieron entonces en almas individuales. Estas incontables chispas de las almas descendieron a este mundo físico y asumieron la vestidura de los cuerpos físicos. Estuvieron entonces facultados para la tarea de erradicar la conciencia negativa de su naturaleza y para reunir todas las mitades dispersas del alma única fracturada en un todo unificado.

Así, el aspecto oscuro y egocéntrico de la naturaleza humana nació de esta unión sexual entre la Vasija y la serpiente. Toda nuestra conducta negativa, rasgos de carácter egoístas, envidias, celos, etc., están arraigados en este pecado original.

Corregir esta semilla de todos los pecados es el Pacto Sagrado que Pinejás estaba celoso de hacer cumplir.

En este Pasaje (ítems 231-234), el Zóhar se refiere a una porción particular de la Torá involucrando a Pinejás, en correlación con el Pacto Sagrado. La Torá cuenta una historia (Bemidbar 25:1) en la cual los hijos de Israel empezaron a cometer actos sexuales y orgías con las “hijas de Moav” para conectarse a fuerzas oscuras poderosas. A saber: ellos estaban usando el acto divino del sexo para atraer hacia abajo energía para propósitos destructivos. Por ejemplo: la energía del átomo puede ser usada en una manera positiva para generar la fuerza nuclear que provee energía eléctrica para toda una ciudad. A la inversa: la energía atómica puede ser usada destructivamente por una nación terrorista en la forma de armas nucleares.

En esta historia de la Torá, un hombre llamado Zimrí y una mujer llamada Kozbí empezaron a practicar la unión sexual enfrente de Moshé y la nación de Israel. Pinejás entendía las leyes de la energía espiritual. Él sabía que las fuerzas negativas y la oscuridad envolverían a nuestro mundo como resultado de este acto. Por lo tanto, en la historia, él mató a ambos, Zimri y Kozbí, para salvar al resto del mundo de las plagas mortales que habrían de diezmar a toda la humanidad.

Hemos aprendido que los ángeles negativos Sammael y Lilit son la causa subyacente detrás de todos nuestros impulsos sexuales egoístas negativos.

Así, el significado profundo detrás del homicidio de Zimrí y Kozbí se refiere a la destrucción por parte de Pinejás de los dos ángeles negativos. ¡Esto, en efecto, repara al Pacto Sagrado!

Por medio de reparar este pecado hecho al Pacto Sagrado, el Zóhar revela que el Creador “te dará los deseos de tu corazón”. Así, todos nuestros deseos pueden ser realizados ahora. Además, la paz eterna y la realización son ahora alcanzadas para el mundo entero; porque el Zóhar declara:

“... una vez que el Pacto está reparado, todo está reparado”.

Esta corrección final pavimenta ahora el camino para que la Luz eterna ilumine a nuestra generación, porque el Zóhar cita a Pinejás y dice:

Ésta es, claramente, nuestra generación, porque ustedes, los lectores, están ahora al tanto de esta interpretación de este libro espléndido del Zóhar. Así, aquí recibimos la Luz para destruir a los ángeles Sammael y Lilit externamente y también dentro de nosotros mismos. Corregimos el pecado original de la Vasija (Adam y Javvá) y nuestros propios pecados (actos sexuales egoístas). Esta acción hace al lector merecedor del mismo destino de Pinejás, que es la felicidad y la adhesión a la “Luz primera” que Di-s creó. Ésta es la misma Luz que Di-s creó. Ésta es la misma Luz que Avraham disfrutó, y ahora resplandece en las almas de toda la humanidad.

Cualquier clase de dolencia asociada directa o indirectamente con los órganos reproductivos sexuales recibe la Luz de sanación y es expulsada del mundo. Éstas incluyen el cáncer de próstata, testículos, ovarios, útero, trompas de Falopio y mamas, así como el Sida y todas las formas de enfermedad venérea.

Toda esta Luz radiante de sanación y restauración se enciende en el momento que escogemos volvernos más dadores, interesados y considerados. Escojan esto ahora, luego mediten sobre este pasaje, y todo lo que es de Pinejás se vuelve de ustedes.

(Zóhar, Pinejás) 



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