LAS CONEXIONES SEXUALES ENTRE UNA
ESPOSA Y SU MARIDO
Por Kabbalah y Torah en Expansión
Las conexiones sexuales entre una
esposa y su marido causan que el mundo inferior (femenino, Nukvá) se eleve y
una con el Mundo Superior (masculino, Zéër Anpín). Así, a través del amor que
hacemos, podemos contribuir a la elevación de nuestras almas y el ascenso del
mundo entero.
Pero no es suficiente meramente
calentarse. Los animales son capaces de excitarse sin premeditación alguna o
consideración de los aspectos divinos de las relaciones sexuales. Uno debe
tener el coraje, el propósito y el enfoque para sintonizar con la dimensión
espiritual y el propósito de las relaciones íntimas entre un hombre y su
esposa.
Primero, debemos preguntar: ¿Qué
constituye un pecado sexual?
El sexo que está divorciado de
nuestro ser interior, y de nuestra pareja, nos evita el experimentar la clase
de conexiones que evocan una sensación del Cielo aquí en la Tierra. Las
relaciones sexuales que están faltas del propósito divino, que son para satisfacción
propia y autoindulgentes, son parecidas a un cortocircuito eléctrico. Hay una
enorme pero breve chispa de energía, la cual es seguida luego por oscuridad.
Cuando nos resistimos al egoísmo y
la lujuria animal, esforzándonos por compartir con nuestra pareja, poniendo sus
necesidades y deseos por delante de los nuestros, meditando para conectarnos a
los aspectos divinos del sexo, se establece un circuito de energía. Este acto
de resistir nuestras urgencias primitivas es igual a la función de resistencia
de un filamento en una bombilla de luz incandescente. Un filamento opone
resistencia a la energía eléctrica, lo cual entonces genera luz.
Sin un filamento (resistencia), la
sobrecarga de electricidad que fluye entre los polos positivos y negativos es
demasiado intensa para que la bombilla lo maneje. Un corta circuito se produce
con un cegador estallido de luz, seguido por una bombilla quemada y oscuridad.
De igual manera, el sexo egoísta, lascivo, es tentador, pero entrega una
explosión de placer. Sin embargo, esta es la versión metafísica de un corto
circuito. Nos quemamos, y la oscuridad resulta inevitablemente. Esta oscuridad
resultante crea una abertura para la energía negativa y dolencias (a menudo
asociadas directa o indirectamente con los órganos sexuales) para que éstas
entren en nuestras vidas.
Estos deseos egoístas tienen su
origen en un evento con consecuencias que tuvo lugar antes de la creación del
hombre físico. Es este evento el que corresponde al Pacto Sagrado.
EL RELATO DE BERESHIT (Génesis)
Antes de la creación del mundo, Adám
y Javvá (Eva) eran seres espirituales que se componían de todas las almas de la
humanidad. Todos y cada uno de nosotros éramos como células que formaban el
cuerpo de estos seres celestiales. Adam y Javvá, colectivamente, son conocidos
como el Kelí (la Vasija).
En el tradicional relato bíblico de
la Creación, se nos dice que después de crear las otras cosas vivientes de la
Tierra, Di-s creó a Adam HaRishón, el primer hombre. Pero no deseando que Adam
estuviera solo, Di-s hizo una compañera, tomada de la costilla de Adam. Ésta
fue Javvá, la primera mujer. Di-s dejó a la pareja en el Jardín de Edén con la
instrucción de que si bien ellos podían participar de todas las delicias que
encontraran allí, incluyendo el fruto del Árbol de la Vida, les estaba
prohibido comer del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal, porque los frutos
estaban inmaduros y ellos (Adám y Javvá) seguramente morirían.
Pero algo más resultó estar en el
Jardín: la serpiente infame (el ángel Satán, también conocido como Sammael).
Instada por el estímulo seductor de
la serpiente, Javvá desobedeció. Ella arrancó un fruto del árbol prohibido y lo
comió. Luego, ofreció el fruto a Adam persuadiéndolo de comerlo con ella. Él lo
hizo, y con eso, su breve era de inocencia terminó.
DESENSAMBLANDO EL GÉNESIS
La mordida del fruto por parte de
Adam y Javvá, en otro nivel de entendimiento espiritual, indica una conexión
sexual entre la Vasija original y la serpiente. En otras palabras, el acto de
sucumbir a los engañosos embustes de la serpiente también denota una unión
sexual entre ellos. El ángel negativo Sammael copuló con Javvá y el ángel
negativo Lilit copuló con Adam. En términos espirituales profundos, esto implica
que la conciencia de Adam y Javvá estaba rebajada y corrupta por los ángeles
negativos.
Más aún: esta unión sexual, o
rebajamiento de la conciencia, cambió la naturaleza de la Vasija. En el
lenguaje de la genética, el acto de la conexión sexual entre la Vasija y la
serpiente alteró el ADN del Deseo de Recibir a un más egoísta Deseo de Recibir
Sólo Para Uno Mismo. Por consiguiente, cada célula (nuestras almas) en el
cuerpo cósmico de Adam y Javvá tuvieron su ADN combinado con el ADN
(conciencia) de la serpiente.
La Vasija (Adam y Javvá) se partieron
entonces en almas individuales. Estas incontables chispas de las almas
descendieron a este mundo físico y asumieron la vestidura de los cuerpos
físicos. Estuvieron entonces facultados para la tarea de erradicar la
conciencia negativa de su naturaleza y para reunir todas las mitades dispersas
del alma única fracturada en un todo unificado.
Así, el aspecto oscuro y egocéntrico
de la naturaleza humana nació de esta unión sexual entre la Vasija y la serpiente.
Toda nuestra conducta negativa, rasgos de carácter egoístas, envidias, celos,
etc., están arraigados en este pecado original.
Corregir esta semilla de todos los
pecados es el Pacto Sagrado que Pinejás estaba celoso de hacer cumplir.
En este Pasaje (ítems 231-234), el
Zóhar se refiere a una porción particular de la Torá involucrando a Pinejás, en
correlación con el Pacto Sagrado. La Torá cuenta una historia (Bemidbar 25:1)
en la cual los hijos de Israel empezaron a cometer actos sexuales y orgías con
las “hijas de Moav” para conectarse a fuerzas oscuras poderosas. A saber: ellos
estaban usando el acto divino del sexo para atraer hacia abajo energía para
propósitos destructivos. Por ejemplo: la energía del átomo puede ser usada en
una manera positiva para generar la fuerza nuclear que provee energía eléctrica
para toda una ciudad. A la inversa: la energía atómica puede ser usada
destructivamente por una nación terrorista en la forma de armas nucleares.
En esta historia de la Torá, un
hombre llamado Zimrí y una mujer llamada Kozbí empezaron a practicar la unión
sexual enfrente de Moshé y la nación de Israel. Pinejás entendía las leyes de
la energía espiritual. Él sabía que las fuerzas negativas y la oscuridad
envolverían a nuestro mundo como resultado de este acto. Por lo tanto, en la
historia, él mató a ambos, Zimri y Kozbí, para salvar al resto del mundo de las
plagas mortales que habrían de diezmar a toda la humanidad.
Hemos aprendido que los ángeles
negativos Sammael y Lilit son la causa subyacente detrás de todos nuestros
impulsos sexuales egoístas negativos.
Así, el significado profundo detrás
del homicidio de Zimrí y Kozbí se refiere a la destrucción por parte de Pinejás
de los dos ángeles negativos. ¡Esto, en efecto, repara al Pacto Sagrado!
Por medio de reparar este pecado
hecho al Pacto Sagrado, el Zóhar revela que el Creador “te dará los deseos de
tu corazón”. Así, todos nuestros deseos pueden ser realizados ahora. Además, la
paz eterna y la realización son ahora alcanzadas para el mundo entero; porque
el Zóhar declara:
“... una vez que el Pacto está
reparado, todo está reparado”.
Esta corrección final pavimenta
ahora el camino para que la Luz eterna ilumine a nuestra generación, porque el
Zóhar cita a Pinejás y dice:
Ésta es, claramente, nuestra
generación, porque ustedes, los lectores, están ahora al tanto de esta
interpretación de este libro espléndido del Zóhar. Así, aquí recibimos la Luz
para destruir a los ángeles Sammael y Lilit externamente y también dentro de
nosotros mismos. Corregimos el pecado original de la Vasija (Adam y Javvá) y
nuestros propios pecados (actos sexuales egoístas). Esta acción hace al lector
merecedor del mismo destino de Pinejás, que es la felicidad y la adhesión a la
“Luz primera” que Di-s creó. Ésta es la misma Luz que Di-s creó. Ésta es la
misma Luz que Avraham disfrutó, y ahora resplandece en las almas de toda la
humanidad.
Cualquier clase de dolencia asociada
directa o indirectamente con los órganos reproductivos sexuales recibe la Luz
de sanación y es expulsada del mundo. Éstas incluyen el cáncer de próstata,
testículos, ovarios, útero, trompas de Falopio y mamas, así como el Sida y
todas las formas de enfermedad venérea.
Toda esta Luz radiante de sanación y
restauración se enciende en el momento que escogemos volvernos más dadores,
interesados y considerados. Escojan esto ahora, luego mediten sobre este
pasaje, y todo lo que es de Pinejás se vuelve de ustedes.
(Zóhar, Pinejás)
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