¡FELIZ
ES LA GENERACIÓN QUE OYE TALES ASUNTOS!
Por
Kabbalah y Torah en Expansión
Rabbí
Shimön bar Iojái (autor del Zóhar) explica a su hijo Eläzár el secreto de los
órganos internos, hablándole acerca de las alas del pulmón que son como las
alas de una paloma cubierta con plata, Jasadim.
Se
nos dice que la iluminación de la Izquierda es la fuente de toda enfermedad.
Eso indica que la conducta egoísta, que incluye ira, furia, envidia, hostilidad
y autoindulgencia, es la fuente de toda enfermedad. Esto causa que el corazón
arda, a menos que un aliento del pulmón pueda soplar sobre él y apagar el
fuego. Los ángeles Rafael y Tzadkiel representan a los pulmones y al hígado, lo
cual es misericordia, y fluye hacia nosotros para traernos salud y salvación
para nosotros y el mundo.
Aquí
nuestros pulmones reciben la Luz divina de curación. El fuego en nuestro
corazón es extinguido por el viento frio de nuestros pulmones. Nuestra ira es
calmada por los ángeles Rafael y Tzadkiel. Al leer este pasaje (ítem 401) damos
a nuestros pulmones la capacidad para eliminar nuestra ira.
Cuando
nuestros pecados se multiplican, la salud de nuestros órganos internos empieza
a deteriorarse lentamente. El cerebro, representando a la Misericordia y al Creador,
ahora suaviza y silencia todos los juicios que se han ido acumulando en
nuestros corazones como resultado de nuestras iniquidades. Expiamos nuestros
pecados mientras que nuestros corazones y órganos internos son sanados de sus
padecimientos fisicos. Las aflicciones del cerebro también son tratadas en este
pasaje profundo (ítem 402). Y la expiación se extiende a la nación de Israel,
promoviendo paz y buena voluntad a través del mundo. Estos beneficios vitales
nos son otorgados por virtud de la Luz de la Torá y la energía espiritual que
surgen de la conexión de la oración de Shemá.
Enseguida,
aprendemos que los riñones corresponden a la Sefirá de Guevurá, que es el
Juicio. En consecuencia, los lectores son capaces de curar y remediar los
padecimientos y enfermedades del riñón (ítem 407).
Los
ítems 409 y 410 nos dicen que Lilit corresponde al bazo y Sammael es el hígado.
Lilit es el origen de la muerte en los niños, y Sammael es el Ángel de la Muerte
que viene por los adultos.
Estos
dos párrafos en el Zóhar curan a los niños de malestares y enfermedades. A su
vez, la Luz que brilla aquí trae la muerte a Lilit y Sammael, ¡causando el
fallecimiento del mismo Ángel de la Muerte!
Meditar
sobre este pasaje los días lunes y miércoles aumenta los efectos positivos
alcanzados por este libro sagrado, golpeando a los dos demonios en la raíz y el
nivel de semilla de su existencia maligna.
Ësav/Esaú,
el hijo malo de Itzjak, también corresponde al hígado. Ësav representa a todas
aquellas personas que aborrecen la senda espiritual y la Luz. Igual que el
hígado, aceptan las purezas y las impurezas de la vida, no diferenciando entre
lo bueno y lo malo. Iaäkov, el hijo justo de Itzjak, representa nuestro
corazón, que solamente acepta la sangre pura, de la misma manera que los justos
siempre escogen el bien en vez del mal.
La
Luz proyectada de este versículo (ítem 412) purifica a Ësav. El versículo
purifica a todas las naciones y nuestra Inclinación al Mal interna, mientras
que la perversidad es desterrada por siempre de la Creación. La curación y
armonía toman lugar en nuestros cuerpos y entre todas las naciones del mundo.
La
Luz de la Shejiná nos envuelve y nos sana completamente, liberándonos de
trastorno y enfermedad, particularmente aquellos relacionados directa o
indirectamente con el sistema inmunológico (ítems 413 y 414), El Ángel de la
Muerte está fuertemente envuelto en esta misma Luz, pero es sofocado y luego
expulsado de la existencia. Nuestro sistema inmunológico es fortalecido a la
perfección.
Todas
las partes del cuerpo, internas y externas, son liberadas de la Sitrá Ajará (Otro
Lado), la Inclinación al Mal. La verdad profunda de que toda enfermedad está
firmemente basada en la conducta humana negativa se instila en nuestra
conciencia, eliminando las dudas y el escepticismo, allanando el camino para la
curación final de nuestros cuerpos y almas.
Los
párrafos restantes exponen en lenguaje críptico los asuntos sublimes
concernientes a la relación entre los órganos del cuerpo y su correlación con
los mundos celestiales, los seres espirituales, los antiguos sacrificios y el
Templo.
Lo
más relevante para el lector son los beneficios curativos cosechados de estos
versículos. Ellos se refieren a los trastornos y padecimientos del corazón, el
sistema circulatorio y el sistema respiratorio, especialmente las estructuras y
órganos que tienen que ver con la respiración: las cavidades nasales, la
garganta (faringe), la laringe, el tubo respiratorio (tráquea), las vias aéreas
(bronquios) y el tejido pulmonar.
Finalmente,
debido a que toda esta sabiduría espiritual ha sido perdida, los compañeros de
Rabbí Shimön, el autor del Zóhar, declaran:
“¡Ay,
Rav, cuando te vayas de este mundo! ¿Quién nos revelará tal profundidad y
secretos ocultos que no han sido oídos desde los días del Rey Salomón hasta
ahora? ¡Feliz es la generación que oye tales asuntos! ¡Feliz es la generación
entre la cual tú estás! ¡Ay de la generación que quedará huérfana sin ti!”.
Por los últimos 2.000 años, todas las
generaciones fueron las huérfanas que sufrieron sin este gran Kabbalista entre
ellas. Sin embargo, a través de la revelación mundial de esta sabiduría en
nuestra generación, Rabbí Shimón bar Iojái vive entre nosotros. Así, es feliz
nuestra generación, para siempre.
(Zóhar, Pinejás)
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