PARASHA MATOT: ACERCA DE LOS VOTOS

PARASHAT MATTOT: ACERCA DE LOS VOTOS


Por Kabbalah y Torah en Expansión 

Hay tanto que decir acerca de los votos que este asunto en sí podría ser el tema de un libro completo. El principio más importante trata acerca de cuán minuciosamente debemos cuidar lo que decimos. Esto se demuestra muy claramente en la historia de Rajél y Iaäkóv. Iaäkóv dijo que a quienquiera hubiere robado los ídolos de Laván, no le sería permitido vivir; pero él no sabía en aquel entonces que su amada Rajél fue quien los había tomado (Bereshit/Génesis 31:34). Sin embargo, una vez que Iaäkóv había dicho las palabras, el cumplimiento de su predicción fue inevitable y Rajél murió mientras daba a luz a Biniamín (Bereshit 35:18).

Una vez, una persona cercana a Rav Brandwein le dijo: “Sin importar que pase, estaré contigo después del próximo Pésaj”. Rav Brandwein falleció en Jol Hamoëd (los días de semana del festival) de Pésaj de ese mismo año y, en Shavuöt, el amigo de Rav Brandwein también falleció. Está claro que no tenemos el poder de predecir lo que nosotros o los demás harán en el futuro porque siempre pueden ocurrir eventos impredecibles. Por lo tanto, es inútil emitir votos, y siempre es mejor asegurarles a los demás que intentaremos proporcionar lo que ellos necesitan. Cuidar nuestra habla es importante porque cada palabra que decimos tiene gran poder, ya sea para bien o para mal.

Entonces, podemos preguntarnos: “¿Cuál es el propósito real de un voto?”. De acuerdo con los sabios, la respuesta está en que a la gente le es fácil hablar, pero cuando se trata de la acción, la mayoría hace muy poco. Un voto nos da la oportunidad de inyectarle el poder de la acción a nuestra habla. El voto nos da el deseo inalienable de actuar.

Pero hay gente que usa el poder de un voto de forma negativa. En lugar de usar el poder para ayudarle a completar su trabajo espiritual, lo usan para escapar de la responsabilidad.

En una oportunidad, el dueño de una tienda en un pueblo pequeño fue a la gran ciudad a comprar mercancía. Fue a ver a su proveedor de costumbre y ordenó toda la mercancía que necesitaba. Cuando se le presentó la cuenta, el dueño de la tienda preguntó si podía pagar después dado que no tenía suficiente dinero en ese momento. El prometió que pagaría toda la deuda la próxima vez que regresara a la ciudad. El proveedor le dijo: “No, no puedo darte la mercancía si no puedes pagar. He investigado y vi que has tomado mercancía en el pasado y has prometido pagarla, pero nunca has cumplido tu promesa. Así que no puedo confiar en ti”.

El dueño de la tienda comenzó a llorar y a rogarle, diciendo que no era su culpa no haber pagado sus deudas. Dijo que tenía buenas razones para que eso hubiese sucedido en el pasado, y juro mantener su palabra esta vez, añadiendo que si no recibía la mercancía ahora, podía caer en la ruina y su familia pasaría hambre. Pero el proveedor no aceptó su solicitud.

Justo en ese entonces, otro comerciante llegó a la oficina en la que estaban discutiendo. Él le dijo al dueño de la tienda: “Escúchame y te daré un consejo que hará que todos estén contentos. ¿Por qué necesitas comprar tanto ahora y deber tanto dinero que no podrás pagar después? ¿Por qué no comprar una cantidad pequeña ahora, sólo cuanto puedas pagar? Estoy seguro que el proveedor entenderá tu posición y te venderá una pequeña cantidad con precio al mayor a fin de que puedas obtener una buena ganancia”.

El dueño de la tienda escuchó este buen consejo y compró una pequeña cantidad de mercancía con dinero en efectivo. Regresó a su lugar, vendió la mercancía, y luego regresó a la gran ciudad y compró más con dinero. Hizo esto unas cuantas veces hasta que obtuvo la suficiente ganancia para pagar la deuda con el proveedor y también para recuperarse económicamente.

Es de esta manera como es nuestro trabajo espiritual. Algunos días, nos despertamos y decimos que tenemos que cambiarnos a nosotros mismos; todo de una vez, todo en un día. Entonces, cuando no tenemos éxito en cambiar todo de una vez, regresamos a no cambiar nada. Mucha gente viene al estudio de la Kabbalá y dicen: “Voy a reconstruirme por completo”. Cuando no tienen éxito al instante, dicen: “Esta cosa de la espiritualidad no me ayudó”. La forma adecuada de alcanzar la iluminación espiritual y revelar cuanta Luz como podamos en nuestra vida es siendo constantes y consistentes; cada día, cada hora, cada segundo.

Con respecto a nuestra habla, podemos comenzar prestándole atención a los efectos de lo que decimos, así como reconociendo la conexión de nuestras palabras con los niveles espirituales superiores. Si cambiamos tan sólo ese aspecto para mejor, esto, solo, puede traer al Mashíaj (Mesías). Con suerte, ¡todos tendremos el mérito de ver al Mesías en nuestros días!

La Parashá Mattot tiene 112 Pesukim (versículos). Según la Guimmatriiiá (valor numérico de las letras) 112 está formado por 86 (el valor numérico del Nombre אלהים Elo-him) más 26 (el valor numérico del Nombre יהוה Havaiá). Esto revela que conectar con la lectura de Mattót nos ayuda a unir los Mundos Superiores e Inferiores.

Leer esta Parashá elimina cualquier distancia que sintamos entre nosotros y el Mundo Superior pues nos quita cualquier sensación de desconexión o vacío que podamos sentir en nuestras acciones, pensamientos o, efectivamente, en cualquier área de nuestra vida.



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