PARASHA MASE - (Bemidbar/Números 33-36) - Conexión con el Anna Bejoaj, el Nombre de 42 letras

PARASHAT MASË - (Bemidbar/Números 33-36) - Conexión con el Anná Bejóaj, el Nombre de 42 letras

Por Kabbalah y Torah en Expansión 

Entre las enseñanzas del Báäl Shem Tov hay una lección acerca de la importancia de cumplir nuestros votos. El Báäl Shem Tov explica:

“Es mejor no emitir un voto que emitir uno y no cumplirlo. El Creador nos ha dicho: ‘Cuiden de cumplir sus votos’. Quienquiera que no cumpla con su palabra no será perdonado, porque está escrito en Shemót/Éxodo 20:7: ‘LÓ  TISSÁ  ET-SHEM-ADO-NÁI  ELO-HÉJA  LASHSHÁV      IENAKKÉ  ADO-NÁI  ÉT  ASHER-ISSÁ  ET-SHEMÓ  LASHSHÁV - No tomarás el Nombre de HaShem, tu Di-s, en vano, porque HaShem no tendrá por inocente al que tome Su Nombre en vano’”.

El Zóhar dice:

Entonces el Santo, Bendito Sea Él, invita a Ieäzriel el Ministro, quien está a cargo de las 70 llaves del secreto del Santo Nombre. Luego graba las Letras Santas como estaban antes, y el mundo es estabilizado por ellas, y las aguas profundas regresan a su lugar. De eso está escrito: “No pronunciarás el Nombre de HaShem, tu Di-s, en vano...” (Shemot/Éxodo 20:7).

El duodécimo Precepto es jurar en Su Nombre en una forma veraz. Y aquél que hace un juramento se combina con los 7 grados celestiales en los cuales el Nombre del Santo, Bendito Sea Él, que es Maljút, está incluido. Así, hay 6 grados: Jésed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hód y Iesód, y cuando el hombre hace un juramento veraz, se incluye entonces con ellos volviéndose un séptimo, correspondiente a Maljút, para mantener así el Santo Nombre, que es Maljút, en su lugar. Por lo tanto, está escrito: “UVISHMÓ  TISHSHAVÉÄ - Y por Su Nombre jurarás” (Devarim/Deuteronomio 6:13). Y quien hace un falso juramento causa que ese lugar, Maljut, sea disturbado en su morada.

(Zóhar, Itró 31:522-523)

Cada acción que realizamos en este mundo tiene influencia en cada nivel de existencia, hasta el Infinito: el Mundo Sin Fin. Por lo tanto, cuando hablamos de realizar una acción espiritual o cuando hacemos una promesa de hacer tal cosa, la Sitrá Ajará (el Lado Negativo) prepara un ataque especial para evitar que cumplamos nuestro voto. No obstante, ataque no comienza sino hasta que hemos dicho lo que tenemos la intención de hacer. Es por ello que los votos pronunciados son tan importantes en las enseñanzas de la Kabbalá: porque la energía negativa puede adherirse al habla.

El juramento de guardar el Precepto de HaShem de uno es un juramento veraz, y la inclinación al Mal lo denuncia y tienta a este hombre para que transgreda el Precepto de su Señor. Ese es un juramento con el cual su Señor se exalta, y es apropiado para un hombre hacer un juramento veraz en el Nombre de su Señor, porque entonces el Santo, Bendito Sea Él, es exaltado por su juramento, como hizo Vóäz, como está escrito: “JAI-ADO-NAI  SHIJVÍ  ÄD-HABBÓKER - Vive HaShem, acuéstate hasta la mañana” (Meguil´lat Rut 3:13). Hizo un juramento, porque la inclinación al Mal estaba, entonces, denunciándolo. Por lo tanto, juró.

(Zóhar, Itró 31:524)

Si queremos realizar una acción positiva y nos parece que tenemos que hablar al respecto, debemos recitar la oración de LeShém Ijúd para evitar que las fuerzas negativas tomen el control. El Báäl Shém Tóv nos enseña a usar esta oración de protección a fin de que podamos estar seguros de que cumpliremos nuestros votos. Otro secreto revelado en esta enseñanza del Báäl Shém Tóv es acerca de los efectos de “abusar de nuestra suerte” en un sentido espiritual. Si, por ejemplo, nos decimos a nosotros mismos: “Me comportaré de forma negativa sólo por hoy, y sólo seré un poco malo”, podemos descender rápidamente en la escalera espiritual hasta el punto en que ni siquiera recordemos la existencia del Creador.

Está escrito en el Keriat Shemá (la oración que se recita antes de ir a dormir): “Ten cuidado, no sea que tu corazón sea seducido y te vuelvas para adorar a otros dioses”. Los sabios explican que cuando una persona no está involucrada en la espiritualidad, está involucrada en la idolatría. Aun cuando pensamos que esa tentación no puede tomar el control, debemos reconocer que nuestra tendencia es hacia la fisicalidad, y que es allí donde el Lado Negativo nos atrapará. Por lo tanto, debemos hacer cada esfuerzo posible en superar todas las tentaciones, aun las aparentemente pequeñas.

Los justos examinan constantemente sus Kavvanot (intenciones) y son suspicaces acerca de sus motivos personales. Incluso el santo Rav Elimélej dijo una vez: “Cuando abandone este mundo, se creará un nuevo Infierno para mí. ¡El antiguo no es suficiente para limpiar toda mi negatividad!”. Con este ejemplo en mente, podemos entender por qué la Torá advirtió a los israelitas de recitar las siguientes palabras dos veces -o hasta una tercera vez- antes de ir a dormir: “Ten cuidado, no sea que tu corazón sea seducido y te vuelvas para adorar a otros dioses”. Siempre debemos sospechar de nosotros mismos y nuestros motivos personales, apartándonos en todo momento de nuestros deseos egoístas. Aun cuando no vemos una tentación específica, debemos entender que la tentación de cualquier clase está siempre ahí.

La Sitrá Ajará (el Lado Negativo) siempre está presente para evitar que completemos nuestra misión en este mundo. Debemos recordar que estamos en guerra las 24 horas del día contra la negatividad. Y si hacemos un verdadero esfuerzo de controlar nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente, tenemos probabilidades de ganar las batallas en esta guerra.

¡Existe tanto caos en el mundo! Debemos reconocer que nada de este proviene del Creador, ya que la energía del Creador consiste únicamente de amor incondicional y compartir. Si hay negatividad en nuestra vida, es el resultado de nuestras propias decisiones y de los juicios que hemos ejecutado sobre nosotros mismos y los demás.

Acerca de esto, el Jafétz Jaiim [Rabbí Israel Meir (HakKohén) Kagán, 1838-1933 e.c] contó el siguiente relato: Un comerciante adinerado estaba obsesionado y preocupado con su negocio desde el amanecer hasta el anochecer. De hecho, estaba tan ocupado que nunca tenía tiempo de rezar o estudiar la Torá. Pasaron los años, y ya estaba anciano cuando de pronto se dio cuenta de que toda su vida no había hecho nada con respecto a su trabajo espiritual porque siempre estuvo ocupado con las cosas materiales.

A la mañana siguiente, fue a rezar. Después de las oraciones matutinas, se quedó dos horas más estudiando la Torá antes de ir a su tienda. Cuando llegó finalmente a la tienda, después de pasar tres horas con el estudio y la oración, su esposa le preguntó acerca de su paradero. Ella le recordó que durante las horas de la mañana, la tienda estaba llena de comerciantes; y ella quería saber por qué había llegado tan tarde. El evitó darle una respuesta directa, y dijo solamente que había estado ocupado con un asunto muy importante. Eso ocurrió por unos cuantos días.

Una mañana, su esposa perdió la paciencia. Cuando vio que su esposo estaba retardado, fue a buscarlo. Estaba sorprendida y muy perturbada cuando se dio cuenta de que él estaba rezando y estudiando. “¿Qué te pasa?”, le preguntó ella. “¿Estás loco? ¿La tienda está llena de clientes y tú estás aquí sentado estudiando? No me importa la pérdida de dinero que nos estás acarreando, ¡pero tenemos clientes fieles en la tienda ahora! ¿Los debería enviar con nuestra competencia, que están esperando por ellos?”.

El esposo contestó: “Esposa mía, dime, ¿qué harías si el Ángel de la Muerte apareciera una mañana ante ti y te dijera que yo tengo que morir? ¿Le dirías que no hay tiempo para eso, ya que la tienda está llena de clientes? De hoy en adelante, sólo imagínate que cada mañana, cuando no estoy en la tienda, fui llevado por el Ángel de la Muerte. ¿No haría una gran diferencia para ti si supieras que, después de una o dos horas, seré resucitado y llegaré a ayudarte en la tienda?”.

La persona debe sentir como si la muerte estuviera pendiendo sobre él porque, de esa forma, se liberará de las excusas que le impiden hacer su trabajo espiritual. Debemos considerar nuestro tiempo espiritual como sacrosanto, como si durante esas horas, literalmente, no estuviéramos en este mundo.

La Parashá Masë se lee siempre entre el 17 de Tammuz y el 9 de Av, un periodo espiritualmente oscuro conocido como el ‘tiempo de la Luz Preservada’. Dado que este período cae durante el mes de Cáncer (Tammúz), podemos usar esta oportunidad para superar la enfermedad del cáncer, cuya raíz está en este mes. La enfermedad del cáncer no es necesariamente física; de igual manera puede estar presente en las relaciones de las personas, en su capacidad de generar sustento y en sus negocios. Leer y conectar con este Parashá puede ayudarnos a eliminar el cáncer en todas sus formas, y también ayuda a prevenir que éste ocurra en primer lugar.



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