LOS MISTERIOS DE LA ORACIÓN DE ÄMIDÁ
Por Kabbalah y Torah
Moshé en los ítem 340-344 habla
acerca de la oración de Ämidá, y dice que cada uno debe orar silenciosamente de
modo que su vecino no lo pueda oír. Dice que la oración puede ser aprendida de
lo que se dice acerca de los sacrificios.
Oímos acerca de Rabbí Äkivá
discutiendo sobre Maäsé Merkavá (la Obra de la Carroza), cuando Rabbí Äkivá
comenzó a discutir el estudio de la Carroza Divina, su boca era Sinaí y su voz
era una escalera por la cual ascendían y descendían ángeles, y se nos da otra
explicación del arcoíris. Késhet (Kóf-Shín-Táv: arcoíris) que representa las
iniciales de Tekiä, Shevarím, Teruä y son una señal para la Carroza de los
Patriarcas. Tekiä es Avrahám, Shevarín es Itzják, y Teruä es Iaäkóv.
Esta sección compleja discurre sobre
los misterios de la oración de Ämidá. Al hacerlo, todas las fuerzas
espirituales que se encienden por medio de esta conexión espiritual son
convocadas. La Luz de la Misericordia, a través de la dimensión conocida como
Jésed y vía Avrahám, resplandece sobre nosotros. Esto mitiga el juicio,
erradicando así el caos y el sufrimiento de nuestra vida.
La Columna Central, la clave para
una infinita iluminación de Luz, es fortalecida en nuestra alma y en el mundo
para que resistamos por siempre los deseos egoístas de la Columna Izquierda,
transformándonos en almas que reciben con el propósito de compartir.
El poder de los antiguos sacrificios
resucita aquí para despertar la Misericordia y apaciguar las fuerzas negativas
con la incineración de las grasas impuras. Nuestros corazones y la nación de
Israel son sanados y fortalecidos. Nuestras arterias y la relación de Israel
con las otras naciones son despejadas de obstrucciones, creando armonía y un
constante flujo de Luz.
Todas nuestras oraciones son
animadas y reforzadas para que sean contestadas rápidamente.
(Zóhar Pinejás)
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