LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PARASHA SHELAJ-LEJA - (Bemidbár/Números 13-15) - Ir hacia la conciencia causa y efecto


PARASHÁT SHELAJ-LEJÁ - (Bemidbár/Números 13-15) - Ir hacia la conciencia causa y efecto

Por Kabbalah y Torah

SIN PENSAR EN MÍ

Sabemos que los hombres que fueron enviados a espiar la tierra de Kenáän/Canaán no eran tan sólo jefes de las tribus; ellos eran tzaddikím (almas justas), de lo contrario Moshé no los habría enviado. Entonces, ¿por qué dijeron mentiras acerca de la tierra en sus reportes a Moshé? Tanto el Zóhar como el Midrásh explican que los espías tenían miedo de lo que pasaría si el pueblo entraba en la tierra de Israel. Ellos temían que el Mashíaj (Mesías) llegaría y todos conocerían los secretos de la Creación, causando que ellos perdieran su poder como jefes de sus respectivas tribus y se volvieran prescindibles.

No obstante, aun si los espías no hubiesen estado entre las personas más justas de la generación de Moshé, no queda claro cómo pudieron haber hablado de forma tan negativa sobre Moshé y la tierra de Israel. ¿Cómo pudieron pecar después de haber estado en el desierto con Moshé por tantos años y haber experimentado todos los milagros en carne propia? Debe haber una explicación más profunda de por qué los espías actuaron como lo hicieron, así como algo de sabiduría sobre cómo nosotros podemos protegernos de caer en trampas similares a aquella en la que ellos cayeron.

Para arrojar algo de Luz en este asunto, el Rav Berg dice que debemos observar cuidadosamente las palabras de Moshé cuando ordenó a los espías a ir a la tierra de Canaán. Moshé les dijo específicamente: “Vayan y espíen la tierra”. En otras palabras, Moshé los envió solamente a observar la tierra, no a que vivieran en ella. Cuando alguien es turista en otra tierra, los inconvenientes de ese lugar no le molestan tanto como si fuera un habitante de allí porque, como visitante, no está apegado de forma permanente a ese lugar. Cuando Moshé envió a los espías, ellos debían ser imparciales ante todo. Ellos debían ir como observadores, no como inmigrantes.

Desde el principio, Moshé les dio a los espías una solución a su Deseo de Recibir para Sí Mismos: les dijo que miraran todo de la forma en que lo haría un turista. Pero ellos ignoraron esta orden e involucraron su ego en la evaluación de la tierra; y esta es la razón de sus reportes fraudulentos. En nuestra vida también caemos como víctimas de la ilusión, observando rara vez las cosas con desapego. El desapego significa observar nuestra vida como si estuviéramos en una película con actores y escenarios que no están conectados con nosotros de forma primordial. Cuando en realidad “vivimos” en un lugar y no somos sólo turistas, el Deseo de Recibir para Sí Mismo cobra fuerzas y no vemos las cosas sin apego, sino pensando en cómo éstas nos afectan y a aquello que nos pertenece.

Para desconectar del Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente, debemos aprender a observar las cosas distantemente, con objetividad. La única manera en la que llegaremos a una conclusión correcta es mirando las cosas sin una conexión con nuestro ser; sin pensar en “mí” o en el “yo” en lo absoluto.

Esta también es la razón por la cual en la lectura de Bemidbár/Números 10:31 Moshé le pidió a Itró ser los “ojos” de Israel. ¿Acaso Moshé no podía haber buscado a un israelita para ejercer tal labor? ¿Por qué escogió a un madianita? La respuesta está en el principio que acabamos de tratar. Sólo una persona fuera del marco de referencia israelita podría producir un juicio verdadero.

Esta es la única manera en la que podemos obtener una perspectiva que no esté contaminada por el Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente. Itró nunca asumió la responsabilidad de ser los ojos de Israel. Sin embargo, el hecho de que Moshé le pidiera hacerlo nos demuestra cómo nosotros también podemos ser “ojos”; si tan sólo doblegáramos nuestros egos y miráramos todo de la manera en que lo hacen los turistas. Sólo de esa manera nuestros ojos podrán ver la verdad claramente.

MÁS ACERCA DE LOS MERAGGELÍM (ESPÍAS) 

Al final, los espías que estaban preocupados por sus cargos no recibieron nada, sino que perdieron todo lo que tenían. Kalév y Iehoshúä (Josué), quienes no estaban preocupados por su propio poder, recibieron todo. Esto nos enseña que la gente que desea cosas por motivos egoístas se quedará sin nada, y aquellos que no desean nada recibirán riquezas.

Hay una historia que aclarará más este concepto. Es un relato acerca de Rav Zusha de Anípoli (1718-1800 e.c), hermano de Rav Elimélej de Lizhansk (1717-1786 e.c); ambos fueron estudiantes del Magguíd de Mezritch (1704-1772 e.c). Rav Zusha nunca se refería a sí mismo como “yo” porque, para él, sólo había un solo “Yo”: “Yo soy el Señor, tu Di-s”.

De hecho, en aquel entonces había dos rabinos de Anípoli: Uno se oponía al movimiento jasídico y el otro era Rav Zusha, el jasíd (piadoso). Una noche, el rabino en oposición al movimiento jasídico esperó hasta muy tarde en la noche de modo que ninguno de sus estudiantes supiera hacia donde se dirigía, y fue a verse secretamente con Rav Zusha. Él le dijo a Rav Zusha: “No entiendo su jasidísmo. Sus vidas son muy difíciles y, sin embargo, son muy felices. Mi vida es mucho mejor y podría tener todo lo que quisiera, pero estoy lleno de ira y tristeza. ¿Cómo puedo remediar esto?”.

Rav Zusha contestó: “Zusha te lo explicará. ¿Recuerdas cuando fuiste invitado por un hombre rico a la boda de su hija? No te sorprendió que hubieras sido invitado porque, después de todo, eres un rabino importante. Pero cuando el mensajero te entregó la invitación, se te ocurrió preguntarle si podías ver la lista de las otras personas que también estaban invitadas. Cuando el mensajero te mostró la lista, observaste que eras el número 14. Esto te molestó mucho. ¿Cómo podía haber 13 personas delante de ti?

Así que decidiste vengarte. Para demostrarle al hombre rico lo que pensabas de él, decidiste llegar tarde a la boda. Llegaste dos horas después de que la ceremonia había terminado pero, para aquel entonces, no quedaba lugar para que te sentaras en las mesas y casi todo el banquete de boda se había acabado. Así que tuviste que sentarte solo mientras todos los demás estaban disfrutando el postre. Estabas tan molesto por esto que te fuiste furioso del salón de bodas, murmurando maldiciones para la novia, el novio, el padre de la novia y el mundo entero.

Ahora bien, Zusha también fue invitado a la misma boda. Pero cuando el mensajero vino con la invitación, fue difícil de creer. Después de todo, Zusha nunca había hecho nada por este hombre adinerado. ¿Qué clase de mérito tenia Zusha para haber sido invitado a la boda de su hija? En ese momento, Zusha decidió llegar un par de horas más temprano para ver si podía ser de ayuda.

Cuando Zusha llegó al salón de bodas, primero ayudó a organizar las mesas y las sillas, y luego se cercioró de barrer el piso. Como resultado, el padre de la novia estaba tan agradecido por su ayuda que le pidió a Zusha que realizara la ceremonia para su hija. Posteriormente, Zusha se sentó en la mesa principal durante el banquete de bodas y luego hizo las Shéva Berajót (Siete Bendiciones). Zusha se fue a casa lleno de amor por el mundo. Como puedes ver, si lo quieres todo, no recibes nada. Zusha no quiso nada, y lo recibió todo”.

Esta es una gran enseñanza, y ayuda a explicar el error de los espías. Ellos estaban pensando sólo en cómo podían mantener su poder y cómo podrían servir a su Deseo de Recibir para Sí Mismos. Pero Kalév y Iehoshúä actuaron de una forma completamente diferente. Ellos incluso preguntaron primero por qué habían sido escogidos como espías. Por lo tanto, ellos siguieron con vida mientras que los otros diez espías murieron.

La enseñanza espiritual de la Parashá Sheláj-Lejá consiste principalmente acerca del juicio. Los kabbalístas ilustran que la única forma para que ejerzan juicio sobre nosotros es si nosotros juzgamos a los demás primero. Juzgar a los demás es peligroso en dos maneras: atrae juicio sobre nosotros de parte del cosmos, y también puede hacer que nosotros hagamos acciones negativas basándonos en nuestros frecuentes juicios erróneos.


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