LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PARASHA BEMIDBAR - (Bemidbár/Números 1:1-4:20) - Buscar oportunidades/Fortaleza por encima de limitaciones

PARASHÁT BEMIDBÁR - (Bemidbár/Números 1:1-4:20) - Buscar oportunidades/Fortaleza por encima de limitaciones

Por Kabbalah y Torah

La palabra bemidbár significa “en el desierto”, lo cual es apropiado, dado que el desierto es el ambiente de este cuarto libro de los Cinco Libros de Moshé. Para percibir a completitud el significado espiritual interno del Libro de Números, es importante comprender la energía innata del desierto; tanto para los israelitas como para nosotros mismos. La palabra “desierto” en este contexto es más que solamente el entorno físico: ésta representa los obstáculos y, a su vez, una oportunidad de traer la Luz a nuestra vida.

Desde una perspectiva kabbalística, el desierto es, primero y principal, un espacio desolado, un vacío espiritual. Está muerto y es estéril, y carece de la Luz del Creador tanto como la superficie de la Luna carece de vida. Aquí, en este paisaje árido, con Moshé como su líder, los israelitas hicieron su largo y lento recorrido a la tierra de Canaán. Este viaje incluyó muchos percances, mucha frustración y bastante caos a cada paso del mismo. En realidad, no pudo haber sido de otra manera, dado que los israelitas se estaban liberando de generaciones de esclavitud en Egipto. Kabbalísticamente hablando, estaban saliendo del dominio del Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente, pero no sabían en que estaban metiéndose. De pronto se encontraron en un entorno espiritualmente sin vida en el cual la tan familiar negatividad de la esclavitud egipcia tenía que ser sustituida con alguna conexión con la Luz.

Después de todo, la esclavitud es, paradójicamente, una clase de libertad. Cuando somos esclavos, alguien más es responsable de cada aspecto de nuestra vida; si somos infelices y estamos insatisfechos, podemos culpar al amo. Pero cuando nos libramos de la esclavitud, de pronto nos damos cuenta de que necesitamos asumir la responsabilidad por nosotros mismos: ahora depende de nosotros si nuestra vida será dominada por el caos o por la realización.

Mientras eran esclavos en Egipto, los israelitas podían considerarse víctimas; y esta mentalidad de víctima era la verdadera esclavitud egipcia. Esta clase de esclavitud -la mentalidad de víctima- tiene sus desventajas, pero puede ser adictiva y, como la mayoría de las adicciones, ofrece un escape conveniente para evitar lidiar con los problemas personales. El éxodo de los israelitas de Egipto conllevó a una libertad genuina y a un control sobre su propio destino, pero esto resultó ser un panorama sorpresivamente incómodo para ellos. De pronto era más conveniente y mucho más fácil para los israelitas verse como esclavos y víctimas, y culpar de todo a los egipcios. De esa manera, podían decir que los eventos en sus vidas estaban, simplemente, “fuera de su control”.

La verdad es que ningún acontecimiento jamás está fuera de nuestro control. Es nuestra naturaleza reactiva lo que nos aparta de esta comprensión. Cuando aceptamos la libertad verdadera, tenemos el desafío de vernos en el espejo y asumir la responsabilidad por cualesquiera que sean el caos y dificultades que nos ocurren. La aceptación de esta libertad verdadera fue la causa de los obstáculos internos que los israelitas enfrentaron en el desierto. Y el caos y la dificultad que esto acarreó fue el fundamento para su resistencia al cambio, una resistencia que alcanzó su punto máximo en Números, capítulo 14, cuando los israelitas, literalmente, rogaron regresar a la esclavitud:

“HALÓ  TÓV  LÁNU  SHÚV  MITZRÁIMA -  ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?... ¡VENASHÚVA  MITZRÁIMA! - ¡Volvámonos a Egipto!” (Bemidbár/Números 14:3-4)

Al leer estas palabras en el siglo 21, podría sorprendernos la falta de gratitud por la mayor oportunidad que se les había presentado. ¿Cómo podían ser tan débiles de espíritu que querían regresar a la esclavitud? No obstante, la realidad es que nosotros mismos expresamos muchos de estos mismos sentimientos todos los días. Cuando sentimos que es “muy difícil” ser una persona verdaderamente dadora, estamos buscando una manera de regresar a nuestro Egipto personal. Cuando el Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente luce tan tentador y seductor, nuestro deseo es regresar al servicio del Faraón, alguien a quien podamos culpar por nuestra infelicidad, dolor e incomodidad.

Rabbí Iosi dijo: ¿Cuánto tiempo hemos de soportar el exilio hasta que llegue ese tiempo? Y el Santo, Bendito Sea Él, hizo depender todo de si ellos expiaban sus pecados y se arrepentían, si ellos merecían o no la redención, si se arrepintieron o no. Como está escrito: “ANÍ  ADO-NÁI  BEÏTTÁH  AJISHÉNNA - Yo, el Señor, a su tiempo lo apresuraré” (Ieshaäiáhu/Isaías 60:22). Si son merecedores, esto es: si se arrepienten, “AJISHÉNNA - Yo...apresuraré su tiempo”, pero si no son dignos, esto es: si no se arrepienten, entonces, “BEÏTTÁH - en su tiempo”.

(Zóhar, Vaierá 32:454)

Los conceptos de esclavitud y libertad verdadera en el Libro de Números como tal tienen una importancia enorme para nuestra situación actual en la historia de la humanidad y para el mundo en el que vivimos ahora. No nos equivoquemos: estamos en el nacimiento de una nueva era en la historia. Después de todo, esta es la Era de Acuario.

La felicidad máxima que el Creador tiene destinada para nosotros finalmente será alcanzada, mientras que el caos y la negatividad tendrán fin de una vez por todas. Sin embargo, a medida que entramos en esta nueva era, la humanidad enfrentará las mismas dudas, temores y resistencia interior que el pueblo de Israel sintió durante sus años en el desierto.

Hay varias ventanas de oportunidades en el periodo de 6.000 años de transformación en las cuales podemos producir la paz mundial mediante un cambio proactivo de nuestra naturaleza. El Zóhar provee suficiente información acerca de estas oportunidades y las señales que anuncian su llegada. Muchas veces, las dificultades y los obstáculos aparecen para proporcionarnos una oportunidad para crecer y evolucionar espiritualmente. Si no estamos conscientes de esta verdad, nuestra tendencia será reaccionar con desesperación y angustia. La conciencia crea nuestra realidad; por lo tanto, nuestros pensamientos negativos y dudas son como profecías autocumplidas. Cuando reconocemos que estos desafíos son oportunidades para una transformación positiva, garantizamos una vida llena de propósito; a diferencia de la ilusión del caos fortuito. El Zóhar dice:

¡Felices son aquellos que permanecerán en el mundo al final del sexto milenio y entrarán al Shabbát, que es el séptimo milenio, porque ese es un “día” para Di-s solamente para unir la Hé apropiadamente, y seleccionar nuevas almas para traerlas al mundo! esto se refiere a las almas que aún no han venido al mundo, junto con las almas renovadas que han estado allí desde el principio, como está escrito: “Y sucederá que el que ha quedado en Sion, y el que permanece en Ierushaláim/Jerusalén, serán llamados santos, cada uno de los que están inscritos para la vida en Ierushaláim” (Ieshaäiáhu/Isaías 4:3).

(Zóhar, Vaerá 34:483)


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