LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PARASHA EMOR - (Vaikrá/Levítico 21-24) - Unificación con la Luz del Creador/Totalidad


31. PARASHÁT EMÓR - (Vaikrá/Levítico 21-24) - Unificación con la Luz del Creador/Totalidad

Por Kabbalah y Torah

“VEAHAVTÁ  LEREÄJÁ  KAMÓJA - Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”

Rav Äkivá nos enseña que el precepto de “amar a tu prójimo” es el principio fundamental de cada festividad o evento cósmico. La energía de todas las festividades y eventos cósmicos está contenida en este capítulo bíblico, pero la única forma disponible ahora en la que podemos conectar con esta increíble energía es a través de dar y compartir.

Hay una historia famosa acerca de un estudiante que le preguntó al gran sabio Hil´lél si podía enseñarle toda la Torá mientras se mantenía de pie sobre una sola pierna. Hil´lél contestó que, ciertamente, podría hacerlo; entonces dijo las siguientes palabras: “Si hay algo que no te gustaría que te hicieran, no se los hagas a los demás. Esa es toda la Torá. El resto es sólo comentario. Ahora ve y aprende”.

No obstante, en sentido estricto, hay una diferencia entre lo que dijo Hil´lél y lo que está escrito en la Torá. La Torá expresa el mismo principio con muchas menos palabras y de modo más positivo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Por otro lado, Hil´lél adoptó una perspectiva negativa: “Si hay algo que no te gustaría que te hicieran...”. La instrucción de Hil´lél sugiere que es suficiente evitar hacer el mal, pero la Torá dice que debemos amar en un sentido positivo. No basta con, simplemente, abstenernos de hacer el mal.

El amor no ocurre de forma fácil, ni siquiera entre amigos o en una familia muy cercana. Si nuestros familiares no fuesen nuestros hermanos, hermanas o padres, ¿aún los amaríamos? Si contestaran de forma honesta, mucha gente diría que “no”. No hay duda al respecto: el amor puede ser un trabajo fuerte, en especial el amor por las personas más cercanas a nosotros.

Una vez alguien le comentó al Rav Berg que una persona es afortunada si en el transcurso de toda su vida tiene a cinco amigos verdaderos a quienes realmente ame. El Rav Berg contestó: “No, estás equivocado. Una persona es afortunada aun si tiene un amigo verdadero”. Por supuesto, un amigo a quien amamos no es simplemente alguien que nos acompaña a ver una película o a un partido de baloncesto. Es alguien que permanece conectado con nosotros siempre, incluso si todos los demás deciden abandonarnos. Eso es lo que significa el amor en una amistad realmente: una cercanía que va más allá de sólo sentirse cómodo con esa persona.

Como dice el Rav Berg: una amistad con amor es algo muy inusual, pero también es algo por lo que deberíamos esforzarnos en alcanzar. No porque una amistad real es divertida o interesante sino que, más bien, una amistad verdadera es una necesidad básica. Necesitamos alcanzar un nivel de cercanía con otra persona en el que “tu” y “yo” dejen de ser dos y se fusionen en uno llamado “nosotros”. Para llegar a este nivel debemos ir más allá de lo que Hil´lél enseñó. Si nuestro deseo es hacer algo negativo o destructivo, no es suficiente con evitar hacer esa acción porque no queremos que alguien nos la haga a nosotros. En lugar de ello, tenemos que incluso evitar pensar en una acción inapropiada. Si bien es virtualmente imposible decidir no pensar en algo en particular, a la larga nuestros pensamientos pueden ser controlados mediante nuestra transformación personal. La mejor manera de lograr esa transformación es a través de dar y compartir con los demás.

Es particularmente importante pensar acerca de esto durante el tiempo del Ömer; el período de 49 días entre Pésaj y Shavuöt. Fue en esta época del año cuando 24.000 alumnos de Rabbí Äkivá murieron, no debido a que no se amaran entre sí, sino porque no se trataban con respeto. Si sentimos rabia por alguien, debemos asumir la responsabilidad de buscarle un final a ese sentimiento. La memoria de los estudiantes de Rabbí Äkivá puede ayudarnos a lograr esto. De manera similar, el Templo Sagrado fue destruido debido a Sinát Jinnám (odio gratuito) y sólo puede ser reconstruido con Ahavát Jinnán (amor gratuito). Por supuesto, la verdad es que el amor verdadero sólo puede ser “gratuito”. Si hay alguna razón o intención oculta, entonces no es amor verdadero. Hay un Midrásh que dice que si dos personas se odian, el mundo entero es pequeño para ellos; pero si dos personas se aman, aun la punta de una espada es espacio suficiente. Esto es porque, cuando dos se convierten en uno, ya no necesitan espacio para dos sino sólo el espacio necesario para la entidad única en la que se han convertido.


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