31. PARASHÁT EMÓR - (Vaikrá/Levítico
21-24) - Unificación con la Luz del Creador/Totalidad
Por Kabbalah y Torah
“VEAHAVTÁ LEREÄJÁ
KAMÓJA - Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Rav Äkivá nos enseña que el precepto
de “amar a tu prójimo” es el principio fundamental de cada festividad o evento
cósmico. La energía de todas las festividades y eventos cósmicos está contenida
en este capítulo bíblico, pero la única forma disponible ahora en la que podemos
conectar con esta increíble energía es a través de dar y compartir.
Hay una historia famosa acerca de un
estudiante que le preguntó al gran sabio Hil´lél si podía enseñarle toda la
Torá mientras se mantenía de pie sobre una sola pierna. Hil´lél contestó que,
ciertamente, podría hacerlo; entonces dijo las siguientes palabras: “Si hay
algo que no te gustaría que te hicieran, no se los hagas a los demás. Esa es
toda la Torá. El resto es sólo comentario. Ahora ve y aprende”.
No obstante, en sentido estricto,
hay una diferencia entre lo que dijo Hil´lél y lo que está escrito en la Torá.
La Torá expresa el mismo principio con muchas menos palabras y de modo más
positivo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Por otro lado, Hil´lél adoptó una
perspectiva negativa: “Si hay algo que no te gustaría que te hicieran...”. La
instrucción de Hil´lél sugiere que es suficiente evitar hacer el mal, pero la
Torá dice que debemos amar en un sentido positivo. No basta con, simplemente,
abstenernos de hacer el mal.
El amor no ocurre de forma fácil, ni
siquiera entre amigos o en una familia muy cercana. Si nuestros familiares no
fuesen nuestros hermanos, hermanas o padres, ¿aún los amaríamos? Si contestaran
de forma honesta, mucha gente diría que “no”. No hay duda al respecto: el amor
puede ser un trabajo fuerte, en especial el amor por las personas más cercanas
a nosotros.
Una vez alguien le comentó al Rav
Berg que una persona es afortunada si en el transcurso de toda su vida tiene a
cinco amigos verdaderos a quienes realmente ame. El Rav Berg contestó: “No,
estás equivocado. Una persona es afortunada aun si tiene un amigo verdadero”.
Por supuesto, un amigo a quien amamos no es simplemente alguien que nos acompaña
a ver una película o a un partido de baloncesto. Es alguien que permanece
conectado con nosotros siempre, incluso si todos los demás deciden
abandonarnos. Eso es lo que significa el amor en una amistad realmente: una
cercanía que va más allá de sólo sentirse cómodo con esa persona.
Como dice el Rav Berg: una amistad
con amor es algo muy inusual, pero también es algo por lo que deberíamos
esforzarnos en alcanzar. No porque una amistad real es divertida o interesante
sino que, más bien, una amistad verdadera es una necesidad básica. Necesitamos
alcanzar un nivel de cercanía con otra persona en el que “tu” y “yo” dejen de
ser dos y se fusionen en uno llamado “nosotros”. Para llegar a este nivel debemos
ir más allá de lo que Hil´lél enseñó. Si nuestro deseo es hacer algo negativo o
destructivo, no es suficiente con evitar hacer esa acción porque no queremos que
alguien nos la haga a nosotros. En lugar de ello, tenemos que incluso evitar
pensar en una acción inapropiada. Si bien es virtualmente imposible decidir no
pensar en algo en particular, a la larga nuestros pensamientos pueden ser
controlados mediante nuestra transformación personal. La mejor manera de lograr
esa transformación es a través de dar y compartir con los demás.
Es particularmente importante pensar
acerca de esto durante el tiempo del Ömer; el período de 49 días entre Pésaj y
Shavuöt. Fue en esta época del año cuando 24.000 alumnos de Rabbí Äkivá
murieron, no debido a que no se amaran entre sí, sino porque no se trataban con
respeto. Si sentimos rabia por alguien, debemos asumir la responsabilidad de
buscarle un final a ese sentimiento. La memoria de los estudiantes de Rabbí Äkivá
puede ayudarnos a lograr esto. De manera similar, el Templo Sagrado fue
destruido debido a Sinát Jinnám (odio gratuito) y sólo puede ser reconstruido
con Ahavát Jinnán (amor gratuito). Por supuesto, la verdad es que el amor
verdadero sólo puede ser “gratuito”. Si hay alguna razón o intención oculta,
entonces no es amor verdadero. Hay un Midrásh que dice que si dos personas se
odian, el mundo entero es pequeño para ellos; pero si dos personas se aman, aun
la punta de una espada es espacio suficiente. Esto es porque, cuando dos se
convierten en uno, ya no necesitan espacio para dos sino sólo el espacio
necesario para la entidad única en la que se han convertido.
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