LA DIMENSIÓN MÍSTICA DE LA KEÄRÁ
(Bandeja del Séder de Pésaj)
Por Kabbalah y Torah
El Séder de Pésaj está repleto de
significados revelados y ocultos. El siguiente es un pequeño esbozo de la
dimensión mística de la Bandeja del Séder de Pésaj.
ZERÓÄ - “Brazuelo” de cordero o pollo.
Correspondiente a la sefirá de Jésed
- “bondad”, el Zeróä representa el brazo extendido de Di-s para redimir a Su
Pueblo. Con esto se nos recuerda emular este rasgo y demostrar bondad hacia Sus
creaciones.
También se refiere al sacrificio
traído al Templo durante Pésaj. El nivel que Jésed representa está contenido en
el agua, así como en acciones de compartir, de dar y en la misericordia. De
acuerdo con los kabbalístas, para compartir verdaderamente, tenemos que sacrificar
y renunciar a nuestros rasgos egoístas. Dado que sólo podemos compartir lo que
tenemos, al librarnos de nuestros aspectos negativos, podemos entonces
compartir toda esta energía positiva con otras personas.
BETZÁ - “Huevo”
Corresponde a la sefirá de Guevurá,
“temor-rigor-límite”, por lo que representa nuestro temor a Di-s y despierta
nuestro compromiso hacia la Torá y las Mitzvót. Hay dos versículos que son
nuestra guía en nuestro servicio a Di-s. El primero dice: “ÏVDÚ ET-ADO-NÁI
BESIMJÁ - Sirvan al Señor con alegría”. El segundo nos ordena a servir a
Di-s con temor y regocijarnos con estremecimiento. La dimensión interior de ese
temor es la alegría.
El huevo tiene la característica de
que entre más tiempo se hierve, más duro se vuelve. Guevurá puede romper este
patrón. Todos nosotros nos aferramos a nuestras ideas y opiniones. Entre más
gente se opone a nosotros, más duros nos volvemos y más nos afianzamos a
nuestras ideas. Haciendo esta conexión, podemos dominar el invaluable arte de
conceder. Obtenemos la disciplina de escuchar y aprender de nuestros
adversarios en la vida. Esta conexión suaviza nuestra determinación en
situaciones en que, de hecho, nuestra inclinación obstinada nos hace daño a
nosotros y a la gente con la que vivimos.
MARÓR - “Hierbas Amargas”
Correspondiente a la sefirá de Tiféret,
“belleza-armonía-equilibrio”, el marór representa lo amargo de las pruebas y
tribulaciones de este mundo y nuestras plegarias que despiertan la misericordia
infinita de Di-s para redimirnos.
Representa la Columna Central. Esta
es nuestra conexión con la energía de balance. Superficialmente, el marór puede
parecer una herramienta dura debido a su sabor picante y sensación de muerte.
Sin embargo, si verdaderamente queremos alcanzar algo de importancia espiritual
en este mundo, debemos soportar un proceso que involucra desafíos e
incomodidad. Si traemos balance espiritual a nuestras vidas, automáticamente
acortamos el proceso. Si estamos desequilibrados, inclinados hacia una conducta
reactiva, alargamos el proceso. Cuando probamos la amargura del marór,
experimentamos un sabor a muerte de una forma proactiva y disminuimos nuestro
propio proceso de Tikkún, eliminando por lo tanto caos de nuestra vida.
Otra lección es que, muchas veces,
cuando estamos celosos de otros, vemos sólo el resultado final de lo que las
personas poseen. ¿Pero en verdad nos detenemos a considerar el proceso que
tuvieron que atravesar para obtener sus resultados? Si pudiéramos observar la
película completa, aprenderíamos a apreciar todo en nuestra vida.
JARÓSET - (una pasta hecha con
varios ingredientes)
Esta mezcla de manzanas, peras,
nueces y vino simboliza tradicionalmente los ladrillos y la argamasa utilizados
por los esclavos hebreos en Egipto. Corresponde a la sefirá de Nétzaj,
“victoria-eternidad”, representando nuestra confianza en la fuerza que Di-s nos
brinda para tener éxito con nuestros propósitos en la vida.
Esta mezcla parecida a la mermelada
fue diseñada por el kabbalísta del siglo 16, Rabbí Itzják Luria (El Arí).
Imbuido en el nombre Jaróset, encontramos el nombre Rút. Moáv, uno de los
ancestros de Rút, fue un hombre nacido de una relación incestuosa entre padre e
hija. Por su ascendencia, Rút pudo fácilmente haber elegido un camino en donde
no habría tenido la oportunidad de traer ninguna Luz espiritual al mundo, en
cambio ella eligió hacer acciones que la llevaron a dar a luz al Rey David,
quien es la semilla del Mesías. La lección es, no importa qué tan sórdido o
vergonzoso sea nuestro pasado, podemos siempre elevarnos a altos niveles
espirituales en el momento en que tomamos la decisión de hacerlo y asumimos el
compromiso.
KARPÁS - (apio, perejil, papa o
cebolla)
Corresponde a la sefirá de Hód,
“agradecimiento-esplendor”, representando nuestro sincero agradecimiento por
todo lo bueno que Di-s nos concede, particularmente, en esta noche, nuestra
redención de Egipto.
El karpás nos conecta con el reino
de Hód. Mojamos el karpás en agua salada para endulzar cualquier cosa y todos
los juicios que estén por venir el año próximo.
JAZÉRET - (tronco de lechuga)
Correspondiente a la sefirá de Iesód,
“fundamento”, el jazéret nos recuerda nuestra fuerte conexión existencial con
Di-s en todas las situaciones de nuestra vida. Este es un estado de
arrepentimiento continuo, jazará (en hebreo “retorno”, que comparte la raíz
gramatical de jazéret) beteshuvá.
El Jazéret nos conecta con el mundo
de Iesód. Iesód es una reserva que recoge sobre ella toda la energía de las
Sefirót. Ioséf el Justo, representa la Sefirá de Iesód. Mientras vivió, Ioséf
acumuló toda la riqueza del mundo en Egipto y la esparció por la tierra. A
través de Iesód, Ioséf también logra esto en el plano espiritual. Nosotros
utilizamos esta misma fuerza para acumular todos nuestros atributos negativos y
todo el caos que aparece en nuestra vida, y lo aunamos a un solo objetivo.
Ahora podemos limpiar y eliminar todo el caos de nuestra vida con un sólo
disparo, desde Pésaj.
KEÄRÁ (La bandeja)
El plato físico: Esta es nuestra
conexión con Maljút, que corresponde a nuestra existencia en el mundo material.
El plato en sí no tiene ningún valor. La materia prima espiritual que reside en
el plato determina el valor del plato. De la misma forma, nosotros no tenemos
sustancia espiritual propia en este mundo físico. Obtenemos toda nuestra energía
espiritual de las Sefirót a las que nos conectamos a través de los elementos en
nuestro plato del Séder.
LAS TRES MATZÓT
Corresponden a la sefirá de Jojmá, Biná
y Dáät (JaBáD), “sabiduría, entendimiento y comprensión”, representando nuestra
meditación y conocimiento de Di-s en un estado de bittúl, “auto anulación”. Las
matzót también nos recuerdan constantemente ser conscientes de la continuidad
del judaísmo a través de nuestro amor por todos los judíos, compuestos por las
tres categorías de Kohén, Leví e Israel, paralelas también a las tres matzót.
LAS CUATRO COPAS DE VINO
La habilidad de fluir libremente y
conectar todos estos niveles se cumple en forma cabal bebiendo las cuatro copas
de vino en la noche del Séder. “NIJNÁS
IÁIN IATZÁ SÓD - Entra el vino salen los secretos”.
EL RECITADO DE LA HAGGADÁ
La revelación del secreto es el
recitado de la Haggadá de Pésaj, relatando y revelando las maravillas que Di-s
prodigó a Su pueblo, Israel.
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