LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

LA DIMENSIÓN MISTICA DE LA KEARA (Bandeja del Seder de Pesaj)


LA DIMENSIÓN MÍSTICA DE LA KEÄRÁ (Bandeja del Séder de Pésaj)

Por Kabbalah y Torah

El Séder de Pésaj está repleto de significados revelados y ocultos. El siguiente es un pequeño esbozo de la dimensión mística de la Bandeja del Séder de Pésaj.

ZERÓÄ - “Brazuelo” de cordero o pollo.

Correspondiente a la sefirá de Jésed - “bondad”, el Zeróä representa el brazo extendido de Di-s para redimir a Su Pueblo. Con esto se nos recuerda emular este rasgo y demostrar bondad hacia Sus creaciones.

También se refiere al sacrificio traído al Templo durante Pésaj. El nivel que Jésed representa está contenido en el agua, así como en acciones de compartir, de dar y en la misericordia. De acuerdo con los kabbalístas, para compartir verdaderamente, tenemos que sacrificar y renunciar a nuestros rasgos egoístas. Dado que sólo podemos compartir lo que tenemos, al librarnos de nuestros aspectos negativos, podemos entonces compartir toda esta energía positiva con otras personas.

BETZÁ - “Huevo”

Corresponde a la sefirá de Guevurá, “temor-rigor-límite”, por lo que representa nuestro temor a Di-s y despierta nuestro compromiso hacia la Torá y las Mitzvót. Hay dos versículos que son nuestra guía en nuestro servicio a Di-s. El primero dice: “ÏVDÚ  ET-ADO-NÁI  BESIMJÁ - Sirvan al Señor con alegría”. El segundo nos ordena a servir a Di-s con temor y regocijarnos con estremecimiento. La dimensión interior de ese temor es la alegría.

El huevo tiene la característica de que entre más tiempo se hierve, más duro se vuelve. Guevurá puede romper este patrón. Todos nosotros nos aferramos a nuestras ideas y opiniones. Entre más gente se opone a nosotros, más duros nos volvemos y más nos afianzamos a nuestras ideas. Haciendo esta conexión, podemos dominar el invaluable arte de conceder. Obtenemos la disciplina de escuchar y aprender de nuestros adversarios en la vida. Esta conexión suaviza nuestra determinación en situaciones en que, de hecho, nuestra inclinación obstinada nos hace daño a nosotros y a la gente con la que vivimos.

MARÓR - “Hierbas Amargas”

Correspondiente a la sefirá de Tiféret, “belleza-armonía-equilibrio”, el marór representa lo amargo de las pruebas y tribulaciones de este mundo y nuestras plegarias que despiertan la misericordia infinita de Di-s para redimirnos.

Representa la Columna Central. Esta es nuestra conexión con la energía de balance. Superficialmente, el marór puede parecer una herramienta dura debido a su sabor picante y sensación de muerte. Sin embargo, si verdaderamente queremos alcanzar algo de importancia espiritual en este mundo, debemos soportar un proceso que involucra desafíos e incomodidad. Si traemos balance espiritual a nuestras vidas, automáticamente acortamos el proceso. Si estamos desequilibrados, inclinados hacia una conducta reactiva, alargamos el proceso. Cuando probamos la amargura del marór, experimentamos un sabor a muerte de una forma proactiva y disminuimos nuestro propio proceso de Tikkún, eliminando por lo tanto caos de nuestra vida.

Otra lección es que, muchas veces, cuando estamos celosos de otros, vemos sólo el resultado final de lo que las personas poseen. ¿Pero en verdad nos detenemos a considerar el proceso que tuvieron que atravesar para obtener sus resultados? Si pudiéramos observar la película completa, aprenderíamos a apreciar todo en nuestra vida.

JARÓSET - (una pasta hecha con varios ingredientes)

Esta mezcla de manzanas, peras, nueces y vino simboliza tradicionalmente los ladrillos y la argamasa utilizados por los esclavos hebreos en Egipto. Corresponde a la sefirá de Nétzaj, “victoria-eternidad”, representando nuestra confianza en la fuerza que Di-s nos brinda para tener éxito con nuestros propósitos en la vida.

Esta mezcla parecida a la mermelada fue diseñada por el kabbalísta del siglo 16, Rabbí Itzják Luria (El Arí). Imbuido en el nombre Jaróset, encontramos el nombre Rút. Moáv, uno de los ancestros de Rút, fue un hombre nacido de una relación incestuosa entre padre e hija. Por su ascendencia, Rút pudo fácilmente haber elegido un camino en donde no habría tenido la oportunidad de traer ninguna Luz espiritual al mundo, en cambio ella eligió hacer acciones que la llevaron a dar a luz al Rey David, quien es la semilla del Mesías. La lección es, no importa qué tan sórdido o vergonzoso sea nuestro pasado, podemos siempre elevarnos a altos niveles espirituales en el momento en que tomamos la decisión de hacerlo y asumimos el compromiso.

KARPÁS - (apio, perejil, papa o cebolla)

Corresponde a la sefirá de Hód, “agradecimiento-esplendor”, representando nuestro sincero agradecimiento por todo lo bueno que Di-s nos concede, particularmente, en esta noche, nuestra redención de Egipto.

El karpás nos conecta con el reino de Hód. Mojamos el karpás en agua salada para endulzar cualquier cosa y todos los juicios que estén por venir el año próximo.

JAZÉRET - (tronco de lechuga)

Correspondiente a la sefirá de Iesód, “fundamento”, el jazéret nos recuerda nuestra fuerte conexión existencial con Di-s en todas las situaciones de nuestra vida. Este es un estado de arrepentimiento continuo, jazará (en hebreo “retorno”, que comparte la raíz gramatical de jazéret) beteshuvá.

El Jazéret nos conecta con el mundo de Iesód. Iesód es una reserva que recoge sobre ella toda la energía de las Sefirót. Ioséf el Justo, representa la Sefirá de Iesód. Mientras vivió, Ioséf acumuló toda la riqueza del mundo en Egipto y la esparció por la tierra. A través de Iesód, Ioséf también logra esto en el plano espiritual. Nosotros utilizamos esta misma fuerza para acumular todos nuestros atributos negativos y todo el caos que aparece en nuestra vida, y lo aunamos a un solo objetivo. Ahora podemos limpiar y eliminar todo el caos de nuestra vida con un sólo disparo, desde Pésaj.

KEÄRÁ (La bandeja)

El plato físico: Esta es nuestra conexión con Maljút, que corresponde a nuestra existencia en el mundo material. El plato en sí no tiene ningún valor. La materia prima espiritual que reside en el plato determina el valor del plato. De la misma forma, nosotros no tenemos sustancia espiritual propia en este mundo físico. Obtenemos toda nuestra energía espiritual de las Sefirót a las que nos conectamos a través de los elementos en nuestro plato del Séder.

LAS TRES MATZÓT

Corresponden a la sefirá de Jojmá, Biná y Dáät (JaBáD), “sabiduría, entendimiento y comprensión”, representando nuestra meditación y conocimiento de Di-s en un estado de bittúl, “auto anulación”. Las matzót también nos recuerdan constantemente ser conscientes de la continuidad del judaísmo a través de nuestro amor por todos los judíos, compuestos por las tres categorías de Kohén, Leví e Israel, paralelas también a las tres matzót.

LAS CUATRO COPAS DE VINO

La habilidad de fluir libremente y conectar todos estos niveles se cumple en forma cabal bebiendo las cuatro copas de vino en la noche del Séder. “NIJNÁS  IÁIN  IATZÁ  SÓD - Entra el vino salen los secretos”.

EL RECITADO DE LA HAGGADÁ

La revelación del secreto es el recitado de la Haggadá de Pésaj, relatando y revelando las maravillas que Di-s prodigó a Su pueblo, Israel.


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