EL NOMBRE DE HAMÁN Y SU ANTÍDOTO
Por Kabbalah y Torah
La Guemará pregunta: “HAMÁN MIN HATTORÁ
MINAIN - ¿En dónde se encuentra el
nombre de Hamán en la Torá?”
El significado de la búsqueda que
realiza la Guemará del nombre de Hamán en la Torá es el siguiente: aquello que
Hamán representa debe tener su raíz en la Torá; si nosotros encontramos su
nombre en la Torá en consecuencia podremos comprender su esencia, estaremos
localizando sus genes espirituales.
La Guemará encuentra el nombre de
Hamán casi al principio de la Torá. Luego de que Adám comiera del fruto prohibido
del Árbol del Conocimiento, Di-s se presentó en el jardín y le preguntó: “HAMIN-HAËTZ
… – ¿Acaso comiste del árbol…?” Sin las nekuddót (vocales), tal como está
escrita la Torá, la palabra “HAMIN” es igual a Hamán המן
“¿Acaso comiste del árbol?” ¿Qué
tiene que ver esto con Hamán? El mensaje que se transmite aquí debe ser
bastante fundamental, porque está ubicado al comienzo de la creación. Éste es
el principio de la trasgresión– aquello que representa Hamán en el mundo de
alguna manera debe estar íntimamente conectado con la raíz misma de la
trasgresión.
Ésta pregunta que Di-s le formula al
hombre, “¿Acaso comiste…?” es una expresión de la distancia que apareció entre
el hombre y su creador como resultado de la trasgresión del hombre. Adám se
volvió tan ciego ante la realidad, estaba tan confundido que se convenció a sí
mismo de que era capaz de esconderse delante de Aquel que Todo lo Ve. Unos
pocos instantes antes, él tenía una comunicación directa con su Creador. ¿Acaso
ahora olvidó con Quien estaba tratando? No; él conocía a Di-s y precisamente
por eso es que se estaba escondiendo. Pero él entró a un mundo de ilusión. Y
debido a la culpa y a la vergüenza que sentía delante del Amo del Universo, de
alguna manera pensó que podría esconderse delante de Él.
Adám perdió la claridad; al alejarse
del Creador perdió su visión y perdió el contacto con la fuente de la realidad.
Pero la consecuencia es mucho más amarga: ¡Di-s se conduce a Sí Mismo de la
misma manera! Ahora que Adám se esconde, patético y ridículo como esto es, Di-s
comienza a jugar con las reglas que Adám ha establecido – “¿Dónde estás?”, le
pregunta, como para decir que el Amo del Universo no puede verlo. “¿Acaso
comiste…?”, como si el Amo del Universo no lo supiera.
La duda entró al mundo. Tal vez es
posible ocultarse. Tal vez Él no ve, quizás Él no sabe que el hombre ha pecado.
Se abrió una brecha entre Di-s y Su creación; la brecha, el abismo de la duda.
Y el nombre de esa brecha, el nombre de esa duda, es Ämalék. La raíz de Ämalék
entró al mundo; Hamán ha nacido.
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