LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PROACTIVIDAD


PROACTIVIDAD

El Código TaMaZ nos da el poder de tomar la iniciativa en contraste con una acción de esperar y ver o reactiva.

Es Segul´lá para tener una actitud positiva y de confianza en uno mismo.

Los compromisos con nosotros mismos y con los demás y la integridad con que los mantenemos son la esencia de nuestra proactividad. Allí también reside la esencia de nuestro crecimiento.

Podemos alterar nuestras vidas alterando nuestras actitudes.

Lo que usted consigue al llegar a su destino nunca es tan importante como en lo que se convierte tratando de alcanzarlo.

El futuro es aquello en lo que lo convertimos.

Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y, principalmente, vivir.

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

El trabajo ayuda siempre, puesto que trabajar no es realizar lo que uno imaginaba, sino descubrir lo que uno tiene dentro.

El deseo intenso crea no sólo sus propias oportunidades, sino además sus propios talentos.

Los pequeños actos que se ejecutan son mejores que todos aquellos grandes que se planean.

No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.

No juzgues cada día por la cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas.

El que domina a otros es fuerte, el que se domina a sí mismo es poderoso.

Entre el estímulo y la respuesta está nuestra mayor fuerza: la libertad interior de elegir.


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