PARASHAT
TETZAVVÉ: EL PODER DEL KETÓRET (Incienso)
Por Kabbalah y Torah en Expansión
וְהִקְטִיר עָלָיו אַהֲרֹן
קְטֹרֶת סַמִּים בַּבֹּקֶר בַּבֹּקֶר בְּהֵיטִיבוֹ אֶת־הַנֵּרֹת יַקְטִירֶנָּה
“VEHIKTIR ÄLAV AHARÓN
KETÓRET SAMMIM BABBÓKER
BABBÓKER BEHETIVÓ
ET-HANNEROT IAKTIRÉNNA - Y Aarón
quemará incienso aromático sobre él; lo quemará cada mañana al preparar las
lámparas”. (Shemót/Éxodo 30:7)
Hay dos altares
en el Tabernáculo: uno para las ofrendas quemadas (los sacrificios de animales)
y otro para el incienso.
Había once
especias que se quemaban como incienso en el altar, y éstas limpiaban del poder
del Satán. Diez de las especias representan los diez niveles de Luz (las Diez
Sefirót). El undécimo nivel, debajo de Maljút (décimo nivel), es el nivel del
Satán. Tenemos que dar proactivamente al Satán como lo hacemos con el trozo de
jal´lá cuando lo horneamos. Cuando ya esté alimentado, se quedará feliz y
satisfecho. Si se queda hambriento y no le damos lo poco que requiere para
nutrirse, entonces podrá tomar lo que quiera, lo cual es mucho más. El incienso
da al Satán su pieza para que no nos quite la nuestra.
El Zóhar dice:
Ven y ve la
diferencia entre la tefil´lá (oración) y [sobre lo que se ha escrito] el ketóret
(incienso). La tefil´lá (oración) estaba compuesta para tomar el lugar de los
sacrificios ofrecidos por Israel. Pero todos aquellos sacrificios no son tan
valiosos como el ketóret (incienso). También, la diferencia entre ellos es que
la tefil´lá (oración) perfecciona todo aquello que necesita perfección. Por
otro lado, el ketóret (incienso) hace más perfeccionando y uniendo. Esto es,
creando unidad, y trae más Luz que cualquier otra cosa, la cual elimina la
suciedad y limpia el Tabernáculo. Y todo está brillante, perfeccionado y unido.
(Zóhar, Vaiakhel
41:477)
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