PARASHÁT TERUMÁ: LA PUREZA DEL
CORAZÓN
“ME´ÉT KOL-ÍSH
ASHÉR IDDEVÉNNU LIBBÓ... - De todo varón que la diere de su
voluntad, de corazón” (Shemót/Éxodo 25:2)
El trabajo espiritual debe hacerse
desde el corazón. ¡Esto es esencial! Como sabemos, las instrucciones para
construir el Tabernáculo no se refiere a su construcción física limitada por el
tiempo y el lugar. Cuando construimos el Tabernáculo en nuestros corazones, lo
hacemos para todo el mundo a lo largo de todas las generaciones.
A Karen Berg, le gusta explicar una
bella historia que tuvo lugar en Ióm Kippúr. Las Puertas del Cielo estaban
cerradas, y ni siquiera las oraciones del Báäl Shém Tóv y sus estudiantes
podían forzarlas. Un pequeño quiso ayudar, pero no sabía cómo rezar. Pero tenía
un silbato en su bolsillo, lo tomó y empezó a soplar tan alto y tan fuerte como
pudo. Todo el mundo en el templo corrió para hacerle parar, pero cuando estaban
a punto de echarle, el Báäl Shém Tóv anunció: “¡Por su mérito, las Puertas del
Cielo se han abierto!”.
Ciertamente, es importante conocer
los rezos y las meditaciones. No hay duda de que los estudiantes de Báäl Shém
Tóv estaban familiarizados con toda la tecnología de la Kabbaláh. Sin embargo,
a veces demasiado conocimiento en nuestras mentes puede hacer que perdamos la
simplicidad del corazón. Según el Zóhar: “El Creador desea el corazón”. Sin la
simplicidad y la sinceridad del corazón, todas las meditaciones, los rezos y
los Nombres Sagrados no tienen ningún poder.
“De todo varón que la diere de su
voluntad, de corazón, tomarán Mi ofrenda” (Shemót/Éxodo 25:2). Él pregunta:
¿Debería decir este pasaje: “Todo varón que la diere de su voluntad, de
corazón”, en lugar de “de todo varón”? Él responde aquí está el secreto para
aquellos que entienden las medidas. Felices son los justos que saben cómo
colocar el deseo de su corazón ante el Santo Rey celestial. El deseo entero de
su corazón no es para el mundo y su deseo vanidoso, sino que más bien saben y
se esfuerzan por colocar su deseo y partir hacia Arriba, con el fin de atraer a
ellos el deseo de su maestro de Arriba a Abajo.
(Zóhar, Terumá 13:151)
En el Zóhar (Terumá, Introducción al
capítulo 6), Rabbí Shimön nos explica que cuando cada uno de nosotros aspira a
tener una conexión con el Creador, debemos esforzarnos con un corazón puro y
pagar el precio necesario para hacer esa conexión. Rabbí Shimön dice que es el
corazón de Di-s que existe en nuestro interior lo que nos empuja a hacerlo. Es
nuestro corazón y nuestro anhelo por el Creador lo que impulsa nuestro deseo de
superar nuestra inclinación al Mal y embarcarnos en un camino más espiritual.
Hay personas que son más entendidas,
que se han vuelto tan eruditas que empiezan a creer de sí mismas que son tzaddikím
(gente sabia y justa). Sin embargo, los verdaderos tzaddikím son más como niños
pequeños en la pureza e inocencia de sus corazones. Cuando creemos que “sabemos”,
no tardamos en creer que sabemos más que los demás. Pero si observamos el
comportamiento de una persona justa, vemos que buscan las palabras y los
pensamientos de los demás. Nunca se sabe dónde o a través de qué fuente se
revelará la Luz. Las personas justas siempre están escuchando a esa fuente.
Esto no significa que no debamos estudiar y cultivar el aprendizaje. Sí que
debemos, pero no con la motivación de recopilar más información, sino en una
búsqueda de la iluminación espiritual. Tenemos que ejercitar la restricción y
el control para que nuestros corazones estén limpios. Está escrito en la
Guemará: “Algunos hacen más y otros hacen menos, pero sólo deben dar sus
corazones al Uno de Arriba”.
La Parashá de Terumá trata sobre el
Tabernáculo, que fue el precursor del Templo. Puesto que en nuestros tiempos no
tenemos el Templo físico, debemos construir un Templo espiritual dentro de
nosotros mismos. El Rav Berg nos enseña que según los sabios, el Templo físico
existe pero no lo percibimos porque todavía no hemos creado nuestro propio
Templo interno. Este es el trabajo de nuestra vida. Cada acción que tomamos,
por muy significativa o insignificante que sea, nos ayuda a construir o a
destruir este Templo interno.
Terumá describe al Tabernáculo en su
totalidad. La palabra terumá significa “caridad”. Una forma de crear nuestro
propio Templo interno y por lo tanto acceder a este nivel más elevado de la
Vasija y su energía es a través de la tzedaká y de los actos de compartir.
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