LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

LA PRUEBA FINAL: AKEDAT ITZJAK (la atadura de Isaac)


LA PRUEBA FINAL: ÄKEDÁT ITZJÁK (la atadura de Isaac)  

Avrahám tenía ciento treinta y siete años. Había pasado exitosamente nueve pruebas difíciles. Ahora debía enfrentarse con la prueba crucial equivalente a las nueve anteriores combinadas.

Al tercer día de camino, Avrahám vio una montaña bañada en la luz de un fuego que se extendía desde la tierra hasta el cielo por la Nube de Gloria que yacía sobre ella.

¿Qué ves? preguntó Itzják.

Veo la Shejiná en la montaña. Contestó Avrahám.

¿Qué ven? Avrahám preguntó a Ishmäel y Eliëzer.

No vemos nada. Contestaron.

Como ustedes no ven nada y el asno tampoco ve nada, ustedes corresponden con el asno- dijo Avrahám. Esperen aquí junto con el asno hasta que volvamos.

Avrahám quitó los leños del lomo del asno y los cargó sobre el hombro de Itzják. Tomó el fuego y el cuchillo en su mano y juntos ascendieron a la montaña sin demora. Cuando llegaron a la cima, tanto Avrahám como Itzják construyeron el mizbéaj (altar) juntos.

Este altar estaba ubicado en el mismo lugar en el que Adám había construido uno y luego fuera demolido por el Diluvio. Fue reconstruido por Nóaj y luego destruido durante la Dispersión. Ahora era nuevamente levantado por Avrahám. Avrahám construyó el mizbéaj paralelo al Celestial Kissé HakKavód (Trono de Gloria).

Avrahám estaba ocupado colocando las piedras con la misma alegría que un hombre que hace los preparativos de casamiento de su hijo. Itzják lo ayudó con la emoción de un jatán (novio) que construye su propia juppá.

Avrahám colocó los leños de la misma manera que el kohén (sacerdote) los colocaría en el futuro sobre el Mizbéaj del Bét HamMikdásh.

Padre- dijo Itzják -si bien mi corazón está feliz de cumplir con un pedido de mi Creador, mi cuerpo intuitivamente se estremecerá cuando vea acercarse el cuchillo. Ata bien mis manos y pies. ¿Por qué voy a causarte angustia o invalidarte el sacrificio?

Después de cumplir con el mandato de HaShém, padre, quema mí cuerpo y llévale las cenizas a mi pobre madre para que me recuerde cuando las mire. No le des la noticia a mi madre cuando este parada sobre el techo de un lugar alto, pues puede perder el equilibrio, caer y morir.

Padre, si yo no estaré aquí, ¿quién cuidará de ti cuando seas viejo?

Hijo mío, sabemos que la muerte no está lejos. Quien nos consoló hasta ahora nos consolará hasta el día de nuestra muerte.

Avrahám ató las manos y pies de Itzják juntos y preparó el fuego y los leños. Su mirada estaba dirigida hacía Itzják mientras le caían lágrimas. Los ojos de Itzják estaban dirigidos hacia el Cielo. Avrahám afirmó su brazo y extendió su mano para tomar el cuchillo. Lo verificó a fin de determinar si estaba halájicamente adecuado para el sacrificio. Esta demora, durante la cual Avrahám se detuvo a examinar el cuchillo, salvó la vida de Itzják.

Los ángeles en el cielo rompieron a llorar. El ángel Metatron exclamó: ¡Ribbonó Shel Ölám/Amo del Universo! No permitas que el hijo de Avrahám muera.

HaShém le dijo a los ángeles: ¿Acaso ustedes no acusaron a Avrahám, exigiendo que fuera juzgado? ¿Y ahora, piden misericordia por él?

Las lágrimas de los ángeles cayeron sobre los ojos de Itzják. ¿Acaso Avrahám no posee el mérito de su hospitalidad? clamaron. ¿Tú, Di-s no lo permitas, profanarás el pacto celebrado entre Tú y él?

Cuando Avrahám colocó su cuchillo sobre el cuello de Itzják, el alma de Itzják salió de su cuerpo. Tres lágrimas de ángeles cayeron sobre el cuchillo y éste se derritió como plomo en las manos de Avrahám. Impávido, Avrahám colocó sus manos alrededor del cuello de Itzják para estrangularlo. Pero escuchó una voz del Cielo que lo llamaba -Avrahám, Avrahám. No pongas las manos sobre el joven.

Entonces, permíteme extraer algunas gotas de sangre de él, como si lo hubiera matado.

No le hagas nada. ¿Quién eres tú para hablarme así?

Un ángel.

¿Quizás eres el Satán que trata de engañarme?

No, soy un mensajero de HaShém. HaShém no desea un sacrificio humano.

Cuando HaShém me ordenó sacrificar a mi hijo, Él me habló personalmente. Solamente Él puede retirar Su orden.

Inmediatamente, HaShém abrió los cielos y Avrahám escuchó la voz de HaShém. -‘Te prometo”- dijo HaShém.

Tú prometes- contestó Avrahám -y yo igualmente prometo no moverme de este lugar antes de recibir una respuesta a un número de preguntas.

Pregunta lo que desees.

¿Cómo puede ser? preguntó Avrahám -que originariamente Tú prometiste: ‘Es por Itzják que tu descendencia portará tu Nombre’. (Bereshít 21:12); luego revertiste Tu promesa y ordenaste: ‘Toma a tu hijo’ (22:2) y ahora cambias nuevamente Tú orden y dices: “No extiendas tu mano contra el joven”.

HaShém contestó: “Cuando yo te ordené ‘Toma a tu hijo’, yo no hice mención a la matanza. Todo lo que dije fue: ‘ofrécelo allí como sacrificio’ para probar tu amor hacia Mi. Tu obedeciste y lo trajiste hasta aquí, ahora puedes llevártelo nuevamente”.

Esto puede ser verdad en el caso de un ser humano. Quizás sirva para probar a un amigo porque no se conoce los pensamientos de su amigo. Pero Tú conoces mi corazón. ¿Acaso no sabías, sin necesidad de probarme, que yo estaba dispuesto a sacrificarlo?

Verdad- dijo HaShém. Pero quería demostrarle abiertamente a todo el mundo porqué te elegí entre todas las naciones. Ahora todos sabrán que tú eres temeroso de Di-s.

Prométeme- pidió Avrahám -que no me someterás jamás a ninguna otra prueba, ni a mí ni a mi hijo Itzják.

El oficio de una persona era el de regar los jardines abriendo una bomba y dirigiendo la cantidad adecuada de agua hacía la vegetación. Una vez, la bomba reventó, arrojó un chorro de agua e inundó el área. El hombre tomó a su hijo en sus brazos y con un salto tremendo, no sólo se salvó a sí mismo de la inundación, sino a su hijo también.   Por lo tanto, después de la décima prueba, Avrahám no solo se salvó asimismo de ser sometido a más pruebas, sino a su hijo Itzják también.

Ribbonó Shel Ölám/Amo del Universo- imploró Avrahám -cuando me ordenaste ofrecer a Itzják como sacrificio, te pude haber contradecido, pero contuve todos mis argumentos para cumplir con Tu voluntad. Si mis hijos pecan en el futuro, recuerda la Äkedá (atadura) de Itzják, reprime tu furia y perdónalos.

“Perdonaré sus pecados cuando suenen el shofár ante Mí en Rosh HashShana”.

¿Qué es un shofár? preguntó Avrahám.

Sí no sabes, vuélvete.

Avrahám se volvió inmediatamente y vio un carnero entre los arbustos.

Kelál Israel sonará el shofár hecho de un cuerno de carnero y será perdonado en mérito a Tu voluntad de ofrecerme a su hijo”- HaShém explicó a Avrahám.

Ese carnero fue preparado en Ërev Shabbát de los Seis Días de la Creación para ser sacrificado en lugar de Itzják. Pero Sama´el trató de evitar que Avrahám ofreciera el sacrificio y lo ocultó. Cuando el carnero quiso correr hacia Avrahám, sus cuernos quedaron atrapados entre los arbustos. Durante todo ese día Avrahám observó al carnero enredarse y liberarse de los arbustos, para luego quedar atrapado en otro arbusto y dejarlo.

HaShém le dijo: “Avrahám, de la misma forma tus hijos serán engañados por el pecado y atrapados por un exilio tras otro, Babel, Medía, Grecia y Roma”.

Amo del Universo- preguntó Avrahám -¿su exilio será para siempre?

No. Le aseguró HaShém. Finalmente serán redimidos por el sonido del shofár del cuerno de este carnero.

El carnero extendió su pata hacía Avrahám como indicando que deseaba ser liberado. Avrahám lo desenganchó del arbusto donde quedó atrapado y lo ofreció en lugar de Itzják.

Amo del Universo- rezó Avrahám. Considera la sangre de este carnero como si fuera la de mi hijo y sus entrañas como si fueran las de mi hijo Itzják.

El dulce aroma del korbán del carnero ascendió al Kissé HakKavód (Trono de Gloria) y era tan satisfactorio para HaShém como si hubiera sido el dulce aroma de Itzják.

HaShém le prometió a Avrahám que lo bendeciría en este mundo y en el mundo por venir con la promesa (Bereshít 22:17): “Pues bendecir habré de bendecirte y acrecentar habré de acrecentar tu descendencia, en este mundo y en el futuro.

¿Por qué envió HaShém a Avrahám un carnero como sustituto del sacrificio de Itzják en vez de un buey o cabrito?

El carnero es único pues no solo sirve de sacrificio, sino que cada uno de sus órganos proporciona la oportunidad de cumplir mitzvót (preceptos):

Ambos cuernos sirvieron como shofarót.  

Sus muslos sirvieron de flauta en el Bét HamMikdásh.

Sus cueros para tambor. 

Sus intestinos para cuerdas de arpas.

Sus órganos internos para violines que tocaban canciones en el Bét HamMikdásh.

Avrahám presagió que la montaña donde había atado a Itzják sería el futuro sitial del Bét HamMikdásh (Santo Templo) y el corazón de la Ciudad Santa. Entonces llamó al lugar HaShém Iréh, que significa HaShém mirará hacia abajo desde este lugar y hará llover bondad sobre el mundo.

Shém también le dio un nombre al lugar, lo llamó: Shalém (perfecto).

HaShém dijo -Si yo llamó al lugar ‘Iréh’, Shém, el justo, se quejará; si yo lo llamó ‘Shalém’, Avrahám tiene derecho a quejarse. Entonces combinaré los dos nombres: el lugar mismo y la ciudad a ser construida sobre el mismo se llamará IERUSHALÁIM.

Ambos tzaddikím la llamaron de acuerdo con su personalidad. Avrahám, quien era benevolente y que siempre suplicó a HaShém que hiciera llover Su Jésed (bondad) en forma indiscriminada sobre todo el mundo, aun sobre los malvados, llamó el lugar ‘Iréh’ - que HaShém mire hacia abajo desde Su sitial sagrado y bendiga al mundo con bondad.

Shém, como su padre Nóaj, era severo para con los malvados, reprochándoles si erraban y negándose a rezar por aquellos que no quisieran caminar como HaShém lo indicaba. Shém entonces llamó al lugar: ‘Shalém’, la Ciudad de la Perfección, donde sólo se alojan aquellas almas que aspiran a la perfección.

HaShém incorpora ambas palabras en el nombre IERUSHALÁIM para implicar que la bondad y la santidad se irradia sobre la ciudad y causa el perfeccionamiento de cada uno y, eventualmente, hasta los malvados volverán a Su camino.

Cuando Itzják escuchó las palabras: “No extiendas tu mano contra el joven”, su alma retornó a su cuerpo. Avrahám lo desató e Itzják se levantó. Cuando estuvo parado sobre sus pies, recitó una bendición: “BARÚJ  ATTÁ  ADO-NÁI, MEJAIÉ  HAMMETÍM - Bendito eres Tú, Señor, Quien revive a los muertos”.

Avrahám le dijo a Itzják -Llegó el momento que vayas a estudiar Torá a una ieshivá. La totalidad de mi éxito se debe al hecho que yo me ocupé personalmente de la Torá y las mitzvót. Por lo tanto, deseo que la Torá permanezca con mis descendientes para siempre.

Si bien Avrahám mismo tenía conocimientos profundos de Torá, envió a su hijo lejos de su hogar para estudiar Torá. Avrahám actuó así para sentar un precedente en el futuro, para hacer más fácil para su descendencia separarse de sus hijos y enviarlos a estudiar Torá en una ieshivá lejos de su hogar.

Avrahám regresó con Ishmäel y Eliëzer quienes esperaban a la distancia. Tan pronto como Avrahám e Itzják habían partido se desató un intercambio de palabras entre ellos. Ishmäel dijo -Avrahám matará a Itzják y yo seré su heredero. Eliëzer dijo: “Tu no heredarás nada. Tú fuiste expulsado de la casa de Avrahám. Yo soy su alumno y tomaré su lugar. Cuando vieron a Avraham volver a casa solo, pensaron que Itzják debía estar muerto.

¿Dónde está Itzják? le preguntaron a Avrahám.

Lo he enviado a la Ieshivá de Shem y Ëver para estudiar Torá contestó Avrahám.

Ishmäel y Eliëzer le creyeron porque Avrahám no mentía.

El mérito de la Äkedá perdura para todas las generaciones hasta hoy en día.

Hay varios principios básicos de la Torá que se pueden derivar de estudiar la narración de la Äkedá.

Nos enseña que si alguien ama a HaShém debe estar preparado para renunciar en Su Nombre hasta lo más preciado, aun su propia vida o la vida de sus hijos. El deseo de Avrahám de sacrificar a ltzják en base a la palabra de HaShém únicamente demuestra que un profeta es claramente conocedor de la verdad de la profecía que recibe.

Demuestra que nuestros patriarcas presuponían la existencia de otro mundo más allá de este. Si no fuera por la creencia de Avrahám en el Ölám Habbá, seguramente no hubiera accedido a sacrificar a su único hijo y continuar viviendo una vida sin esperanza y sin un futuro. Estaba dispuesto a escuchar la orden de HaShém sabiendo que por su sacrificio en este mundo, HaShém lo recompensaría en el Ölám Habbá (Mundo Venidero).


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