LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

KI TISSA: EL PECADO DEL BECERRO DE ORO


KI TISSÁ: EL PECADO DEL BECERRO DE ORO

וַיִּקַּח מִיָּדָם וַיָּצַר אֹתוֹ בַּחֶרֶט וַיַּעֲשֵׂהוּ עֵגֶל מַסֵּכָה וַיֹּאמְרוּ אֵלֶּה אֱלֹהֶיךָ יִשְׂרָאֵל אֲשֶׁר הֶעֱלוּךָ מֵאֶרֶץ מִצְרָיִם

VAIKKÁJ  MIIADÁM  VAIÁTZAR  OTÓ  BAJÉRET  VAIAÄSÉHU  ËGUEL  MASSEJÁ  VAIOMERÚ  ÉL´LE  ELOHÉJA  ISRAÉL  ASHÉR  HE´ËLÚJA  ME´ÉRETZ  MITZRÁIM

“El cual los tomó de las manos de ellos, y lo formó con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto”. (Shemót/Éxodo 32:4)

El Becerro de Oro que los israelitas construyeron no era meramente una estatua de oro. Estaba vivo: era un objeto móvil, una creación milagrosa.

Está escrito: “Y él tomó el oro de sus manos, y le dio forma”. Significa que por el poder de estos dos, Iunús y Iambrús (Janes y Jambres), se hizo todo, y fue como si el mismo Aharón lo hubiera hecho. Pero si estos dos no hubieran estado presentes, el becerro no se habría hecho, y no hubiera resultado con habilidades. ¿Pero quién causó que se hiciera? Estos dos, mientras él lo recibía de su mano, realizaron su magia y pronunciaron encantamientos con sus bocas, y atrajeron un espíritu del Sitrá Ajará (Otro Lado).

(Zóhar, Ki Tissá 11:83)

Para manifestar el milagro de transformar materia inanimada en una cosa viviente, cada israelita tuvo que sacrificar algo de importancia. A menudo sacrificamos nuestra propia conexión con los Mundos Superiores porque buscamos placer momentáneo (nuestro propio becerro de oro personal) a cambio de plenitud duradera y definitiva.

El Zóhar dice:

Cuando los hijos de Israel hicieron el Becerro de Oro, separaron las bendiciones del monte Horeb separando la Vav de éste, y cortaron de entre las plantaciones de aquellas diez plantaciones. Está escrito: “VAITNATZTZELÚ  VENÉ-ISRAÉL  ET-ËDIÁM  MEHÁR  JORÉV - Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb” (Shemót/Éxodo 33:6). Él eliminó de ellos ese atavío celestial, es decir, el Tefil´lín de la cabeza y el Tefil´lín del brazo, que uno pone en la mano más débil. ¿Y desde qué lugar les fue dado a ellos? Desde el monte Horeb, cuando Vav se unió a éste, es decir, Zéër Anpín.

(Zóhar, Hashmatót 33:270)


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