LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

BENÉ HEJALÁ DEMALKÁ: Los hijos del palacio del Rey


BENÉ  HEJALÁ  DEMALKÁ: Los hijos del palacio del Rey

Todas las mesas de todas las personas en el mundo, que se llaman “BENÉ  HEJALÁ  DEMALKÁ - Los hijos del palacio del Rey”, están dispuestas allí en el lugar del deleite cuando inicia el Shabbát. Miles de miles y decenas de decenas de miles están junto a estas mesas y esa criatura viviente (Tumi´el), que es superior a los cuatro serafines, entra al lugar, ve todas esas mesas y observa cada mesa – cómo cada mesa recibe deleite. Se detiene y bendice la mesa, y todos esos miles y miles y decenas y decenas de miles abren y dicen: “Amén”.

Bendice la mesa, que ha sido bendecida y ha recibido deleite apropiadamente, como está escrito, “ÁZ  TITÄNNÁG  ÄL-ADO-NÁI… KÍ    ADO-NÁI  DIBBÉR - Entonces te deleitarás en el Señor… porque la boca del Señor ha hablado” (Ieshaäiáhu/Isaías 58:14). Todos ellos dirán: “ÁZ  TIKRÁ  VAADO-NÁI  IAÄNÉ - Entonces clamarás y el Señor te responderá” (Ibíd 9). Y cuando la mesa se deleita con esas tres comidas, el espíritu superior, llamado Zejút É´l, termina la última comida y dice acerca de la primera, “ÁZ  IBBAKÁ  KASHSHÁJAR  ORÉJ… KAVÓD  ADO-NÁI  IAASFÉJA - Entonces brotará tu luz como la aurora… la gloria del Señor te seguirá” (Ibíd 8). Todas esas otras setenta luces en los tres lados abren y dicen: “HINNÉ  JI-JÉN  IEVÓRAJ  GÁVER  IERÉ  ADO-NÁI - Así será bendito el hombre que teme al Señor” (Tehil´lím 128:4)

Cuando la mesa de una persona no está presente en ese lugar que se llama “Öneg/deleite”, dispuesta en el deleite como corresponde, esa criatura viviente y esos cuatro serafines bajo él, y todos esos miles y miles y decenas y decenas de miles la empujan hacia afuera, hacia Sitrá Ajárá. Entonces aquellos que despiertan el Din (juicio) y la ley la toman y la ponen en un lugar que es opuesto a las letras Öneg (placer/deleite) y que se llama Néga (aflicción, plaga). Cuando se le pone allí, dicen: “VAIE´EHÁV  KÉLALA  VATTEVOÉHU  VELO-JAFÉTZ  BIVRAJÁ  VATTIRJÁK  MIMMÉNNU - Y amó la maldición, y ésta le sobrevino; y no quiso la bendición, y ella se alejó de él” (Tehil´lím/Salmos 109:17). “IENAKKÉSH  NÓSHE  LEJOL-ASHER-LÓ  VEIAVÓZZU  ZARÍM  IEGUIÖ.  AL-IEHI-LÓ  MOSHÉJ  JÁSED - Enrede el acreedor todo lo que tiene, y extraños saqueen su trabajo. No tenga quien le haga misericordia” (Ibíd 11-12). “RAJAMANÁ  LISHEZVÁN - Que el Misericordioso nos salve”.

Debido a que el deleite del Shabbát es la fe en el Creador, lo cual es el deleite de la Divinidad, que se llama “fe”, estos cuatro serafines que están bajo la criatura viviente están frente al río de fuego (Nehár Dinúr). Ellos no abandonan a todos los que deleitan el Shabbát, los eventos y ocasiones especiales apropiadamente, para que no se quemen en él.

(Zóhar, Pekudé)

BENÉ  HEJALÁ  DEMALKÁ quiere decir: “Los hijos del palacio del Rey”, aquellos que desean llegar al Palacio del Rey. El Palacio del Rey es Biná - el atributo de otorgamiento, la fuerza del Creador, la espiritualidad. Los hijos son quienes anhelan parecerse al Rey en sus atributos, ser como Él. Como hijos, ansían comprender al Rey y a través del entendimiento acercarse a Él y percibirlo.

Para lograrlo, están dispuestos a recorrer el sistema entero de correcciones, cambiar desde el principio hasta al fin la naturaleza en la que fueron creados para alcanzar los atributos del Rey. De eso trata esta canción.

Cuando llegamos a este estado ya somos BENÉ  HEJALÁ  DEMALKÁ, y se llama Guemár Tikkún - la Corrección Final. Por eso la cantamos durante Minjá (la oración vespertina). En Shabbát. El Shabbát simboliza la ascensión en la que todo el mundo se eleva completamente al Mundo Superior y todos ingresamos al palacio del Rey.

Aquellos que están en el proceso de corrección individual, que estudian Kabbaláh, experimentan tres ascensiones en Shabbát. La primera, al atardecer, al entrar el Shabbát, la segunda, al día siguiente, la mañana de Shabbát y la tercera y más importante durante Minjá, al final del día, cuando termina el Shabbát. Y entonces durante el estado más elevado cantamos la canción Bené Hejalá.

La letra de esta canción fue compuesta por Itzják Luria, el Arí y la melodía es de Báäl HaSul´lám. Por esta razón debido a que el Arí y Báäl HaSul´lám se han unido en esta composición, nosotros, al entonar la canción, alcanzamos la ascensión más elevada que un cabalista puede experimentar antes de la Corrección Final General, cuando todo el mundo va a subir hasta este mismo Palacio.

Así pues, esta es una canción muy elevada como un himno de la ascensión. Este estado hasta ahora sólo lo han alcanzado aquellos que estudian la Kabbaláh y más adelante, como esperamos, toda la Humanidad.

LETRA:

Prepara la fiesta de la fe perfecta, la alegría del Rey Sagrado. Prepara la fiesta del Rey.

Esta es la fiesta de Zéër Anpín. Y Ättiká Kaddishá (el Anciano Sagrado) y Jakál Tappujín Kaddishín (el Campo de Manzanas Sagradas) vienen al festín.

Los hijos del Palacio que aspiran ver el brillo de Zéër Anpín. Puedan ellos estar aquí en esta mesa en la cual el Rey está inscrito en alegría.
Aspiran ser parte de esta reunión de ángeles alados.

Regocíjate ahora en esta hora precisa en la cual hay un favor pero no rabia.
Ven cerca de mí, mira mi fuerza, cuando no hay juicios rigurosos.
Deja a ellos esperar afuera, nunca originarse, esos perros cínicos.

Pero yo invité a Ättík Iomín (al Anciano de Días) a Minjá, el momento cuando ellos se desvaneces.
Pueda él colocarlos en sus hoyos y esconderlos entre las rocas. Yo pido esto ahora, en Minjá, durante el regocijo de Zéër Anpín.


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