LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

ADÁR - EL SÍMBOLO DEL PEZ


ADÁR - EL SÍMBOLO DEL PEZ

El signo de Piscis, en el calendario judío, marca un periodo de sublime espiritualidad, en el que el hombre tiene la posibilidad de trascender el nivel corporal con los poderes espirituales del alma.

Es notable como la astrología resalta esta idea en la personalidad del individuo de Piscis que en términos generales posee la característica de querer evadirse de la realidad, consiguiéndolo en muchas ocasiones en forma negativa a través del alcohol o las drogas.

Los dos peces que representan al mes de Adár, cuyas caras se enfrentan la una a la otra, se dirigen según la astrología una hacia el signo de Acuario (Shevát) significando su gran deseo de perfeccionamiento y rectificación en el campo material y la otra hacia el signo de Aries (Nisán), lo cual simboliza el deseo de trascender el ambiente material y obtener un despertar de la conciencia espiritual. Así, entonces, un pez significa la perfección en el plano material, y el otro, la eternidad del alma.

En el judaísmo los dos peces simbolizan a Mordejái y a Estér, que con su pureza y santidad guiaron al pueblo judío hacia el arrepentimiento trayendo la salvación, y la adquisición de logros espirituales.

Los peces en el agua también simbolizan a Israel y la Torá; así como el pez solo puede vivir en su medio propicio, el agua, también Israel vive solo por medio de la Torá. Esto se manifiesta claramente en Púrim, cuando los judíos se salvaron de la muerte aceptando la Torá durante este mes. En los días de Mordejái y Estér los judíos atravesaron en Adár por un cambio trascendental en su nivel espiritual, a raíz del arrepentimiento completo y el recibimiento de la Torá por amor. Como está escrito: “Los judíos se apoyaron en ella, y la aceptaron” (Meguil´lát Estér 9:27).

El mes de Adár/Piscis es el último mes del año si contamos a partir de Nisán/Aries, y también es el último signo del Zodiaco. Puesto que un círculo no tiene fin la última constelación (Piscis) siempre retorna a la primera (Aries), de este modo la constelación final de la rueda del Zodiaco incluye chispas o destellos del inicio del siguiente ciclo; así mismo representa el nivel superior del proceso de desarrollo espiritual de los meses.

El nombre del mes, Adár, se deriva de la palabra “adír”, que significa nobleza y poder, y simboliza la revelación de Di-s con su nobleza y poder; tal como aparece en el versículo de Tehil´lím/Salmos 93:4 “ADDÍR  BAMMARÓN  ADO-NÁI - El Señor en las alturas es Todopoderoso”

La constelación del pez es la estación final, el último mes del calendario hebreo, y, a nivel personal constituye un símbolo del propósito del hombre. En el Midrásh Tanjumá, el hombre es descrito como un pez cuyo deleite está en las aguas del cántaro (delí/acuario) y cuyo alimento está a disposición. Él come para siempre del Árbol de la Vida y bebe de las aguas del Afarsimón (fragancia, aroma) en compañía de los justos.

Es la imagen del hombre que emerge de las limitaciones y ocultamiento del mundo material. Incluso cuando el hombre ha perdido su camino, olvidando su origen y su misión en este mundo, tiene siempre la posibilidad de un “Adár” para encontrar el camino de regreso a casa. Los eventos del mes: la festividad de Púrim, y el día de la muerte de Moshé sumado al símbolo de la constelación: el pez, constituyen el modelo para emerger del sistema de ocultamiento y constricción que caracterizan al mundo material hasta alcanzar la futura redención y la vida eterna. 


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