LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PARASHAT BESHALAJ: LA PARTICIÓN DEL “MAR ROJO”


PARASHÁT BESHAL´LÁJ: LA PARTICIÓN DEL “MAR ROJO”

El milagro de la Partición del “Mar Rojo” o “Mar de los Juncos” es uno de los episodios más conocidos de la Torá, ¿pero por qué es necesario? Cierto, fue en el “Mar Rojo” donde Di-s nos dio los 72 Nombres, ¿pero no podía haber sucedido sin que se tuviera que partir el mar?

No hay duda de que Di-s podría haber encontrado otra ruta para la huida de los israelitas, una ruta que no los hubiera puesto en este aprieto tan extremadamente peligroso. El milagro del “Mar Rojo” fue, sin embargo, una necesidad fundamental para el desarrollo espiritual de los israelitas.

La partición del mar elevó la conciencia de las personas al nivel de la Puerta 50 de Biná. Esta conciencia elevada era un prerrequisito para la entrega de la Torá; no sólo para aquella generación sino para todas las generaciones venideras. La Puerta 50 reemplaza a todas las puertas previas, eliminando cualquiera y todas las conexiones con la kelippá (el velo o cáscara de negatividad que nos impide ver la Luz) a las que nos aferramos. El camino seco a través de las aguas que fueron apartadas a ambos lados de los israelitas en el Mar Rojo abrió un sendero o conducto a nivel espiritual hasta la Puerta 50, para que otras generaciones venideras no tuvieran que atravesar el mismo proceso de experimentar las 49 Puertas previas hasta llegar al nivel más elevado de conciencia.

La Luz siempre está ahí para ayudarnos en nuestra transformación, pero hacer este viaje paso a paso puede llevar mucho tiempo. Alcanzar la Puerta 50 nos permite eludir la parte más lenta y dolorosa del viaje.

La conciencia de la Puerta 50 puede explicarse a través de una analogía con el cuerpo humano. Hay nervios en las manos y en los pies, así como en otras partes del cuerpo, que son muy sensibles al dolor. Si colocas tu dedo cerca de una llama o una vela, lo retirarás inmediatamente. Tu dedo está conectado con las realidades del mundo cotidiano. Pero paradójicamente, a pesar de ser el centro nervioso en el cuerpo, el cerebro en sí mismo no siente dolor. Por este motivo no se requiere anestesia durante la cirugía cerebral. El cerebro es el centro de la conciencia y está más allá del dolor. Es como el ojo de un huracán, donde la calma perfecta prevalece.

El “Mar Rojo” sirvió como una mikvé -o baño espiritual purificador- enorme para todo el pueblo de Israel. El Zóhar nos dice que cuando un alma abandona este mundo por la realidad superior, debe sumergirse en el Nehár Dinúr (Río de Fuego) para olvidar sus conexiones con el reino físico. También leemos:

En este mismo Río Dinúr, las almas se sumergen para limpiarse de sus manchas deshonrosas con las que se han ensuciado en el mundo inferior.

(Zóhar, Hakdamá 10:79)

La partición del “Mar Rojo” permitió a las personas olvidarse de su conexión con Egipto y todo lo que ésta representaba. A menudo, aunque queramos desconectarnos de una experiencia negativa, es una conexión difícil de romper. En lo más profundo de nuestras almas, no somos capaces de decir que queremos ser realmente libres. La partición del “Mar Rojo” elimina esta difícil barrera.

Un hombre fue a su maestro espiritual y le dijo: “He oído que cuando una persona huye del poder y el respeto, el poder y el respeto corren tras ella. Bien, he estado huyendo, pero el poder y el respeto no me han perseguido”. El maestro respondió: “Bien, entonces supongo que siempre estás mirando atrás para asegurarte de que no te adelantas demasiado”.

Para salir de nuestro Egipto personal, tiene que haber un rompimiento completo de nuestra conexión con el Deseo de Recibir Sólo para Uno Mismo. La partición del “Mar Rojo” crea un torrente que se lleva toda la negatividad de la esclavitud. Conectamos directamente con esa energía en el momento de Pésaj, mientras que durante el resto del año contamos con la mikvé.



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