LA SEGUNDA PLAGA: LA PLAGA DE LA
RANA (TZEFARDEÄ) - IESÓD
וַיֹּאמֶר יְהוָֹה אֶל־מֹשֶׁה
בֹּא אֶל־פַּרְעֹה וְאָמַרְתָּ אֵלָיו כֹּה אָמַר יְהֹוָה שַׁלַּח אֶת־עַמִּי וְיַעַבְדֻנִי:
וְאִם־מָאֵן אַתָּה לְשַׁלֵּחַ הִנֵּה אָנֹכִי נֹגֵף אֶת־כָּל־גְּבוּלְךָ בַּצְפַרְדְּעִים
VAIÓMER ADO-NÁI
EL-MOSHÉ BÓ EL-PARÖ
VEAMARTÁ ELÁV KÓ
AMÁR ADO-NÁI SHAL´LÁJ
ET-ÄMMÍ VEIAÄVDÚNI.
VEIM-MAÉN ATTÁ LESHAL´LÉAJ
HINNÉ ANOJÍ NOGUÉF
ET-KOL-GUEVULEJÁ BATZFARDEÏM
Entonces el Señor dijo a Moisés:
Entra al Faraón, y dile: El Señor ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que
me sirvan. Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo heriré con ranas todos tus
términos.
(Shemót/Éxodo 7:26-27)
Después de que Aharón hubiera
extendido su mano, grandes multitudes de ranas aparecieron por todas partes.
Esta plaga fue tan extrema que si por accidente se cocinaba alguna rana en la
comida de los egipcios, éstas recuperaban la vida mientras los egipcios tomaban
su comida.
El Zóhar dice:
“VATTÁÄL HATZTZEFARDÉÄ - Y la rana subió (Shemót/Éxodo
8:2). Debería decir 'ranas' en plural, él responde: “Era una rana, pero crio y
la tierra se llenó de éstas. Y todas ellas se entregaron al fuego, como está
escrito: “UVTANNURÉJA UVMISHAROTÉJA - En
tus hornos y utensilios de cocina” (Shemót/Éxodo 7:28). “BÁNU-VAÉSH UVAMMÁIM
VATTOTZIÉNU LARVAIÁ - Pasamos por
el fuego y por el agua; pero Tú nos sacaste a un lugar de abundancia”
(Tehil´lím/Salmos 66:12). Y si preguntas, ¿por qué debería preocupar a los
egipcios que todas esas ranas fueran hacia el fuego? él responde, “todas ellas
vinieron al fuego y fueron a los hornos pero no murieron”. Aquellas que
murieron, ¿qué hicieron? Había pan en el horno, y se metieron en el pan y
reventaron, y otras salieron de ellas y fueron tragadas en el pan. Y cuando
quisieron comer de ese pan, el pan en sus intestinos se convirtió en ranas que
bailaban y elevaban sus voces hasta que los egipcios murieron. Esta plaga fue
más dura para ellos que todas las demás. Ven y contempla, está escrito: “El
Nilo estará atestado de ranas, que subirán e invadirán tu palacio, tu
dormitorio... y las ranas llegarán incluso a trepar sobre (Lit. “en”) ti, sobre
(en) tus servidores”. Que el Nombre de Di-s sea bendito de eternidad a
eternidad, pues Él examina las acciones de las personas en todo lo que hacen.
(Zóhar, Vaerá 17:153)
Igual que las ranas fueron
resucitadas porque estaban dispuestas a ser sacrificadas en los hornos por la
Luz, nosotros también seremos restaurados de la muerte en todas sus
manifestaciones -el final de la vida, el final del sustento, el final de las
relaciones, el final de la salud si estamos dispuestos a hacer lo que sea
necesario para conectarnos con la Luz.
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