LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

PARASHA TOLEDOT - (Bereshít/Génesis 25:19-28:9) - Superar la infertilidad


PARASHÁT TOLEDÓT - (Bereshít/Génesis 25:19-28:9) - Superar la infertilidad

REVELAR LA LUZ DEL CREADOR

El libro de Bereshít/Génesis incluye las historias de la Creación, el Diluvio, la Separación, las vidas de los patriarcas y las matriarcas, y la venta de Ioséf. Narra la historia de la gente de Israel hasta que bajaron a Egipto. El Zóhar dice que cada historia de la Torá es una lección sobre cómo acercarse a la Luz del Creador. Estos acontecimientos parecen puramente históricos, pero cuando se examinan en un nivel más profundo, enseñan a las personas como conectarse con las Leyes Universales que gobiernan la humanidad.

La verdadera sabiduría del Libro de Bereshít/Génesis no está relacionada con preceptos específicos, tales como lo que debe y no debe hacerse, o qué comer o no comer. Más bien, el Libro del Génesis nos enseña cómo vivir en el sentido más profundo, que es la base de todas las enseñanzas y lecciones que encontramos en el resto de la Torá. De Avrahám el Patriarca aprendemos cómo comportarnos con las personas que nos rodean y cómo hacerles sentir bienvenidas y seguras. De Itzják el Patriarca aprendemos cómo utilizar el discernimiento y el juicio como herramientas para revelar Luz en cualquier situación. Y de Iaäkóv, aprendemos el poder de la verdad, tal como está escrito: “TITTÉN  EMÉT  LEIAÄKÓV  JÉSED  LEAVRAHÁM - Otorgarás verdad a Iaäkóv y benevolencia a Avrahám” (Mijá/Miqueas 7:20).

Cada acontecimiento en la Torá nos trae una lección que podemos aprender y utilizar en nuestra vida diaria. Ya sea que aprendamos de las acciones de nuestros antepasados o de cualquier persona descrita en la Torá, todos nosotros podemos encontrar cosas en nuestras vidas similares a los acontecimientos que aquí se describen. Cuando miramos profundamente en el significado de estas historias -y no las vemos como meros eventos históricos que sucedieron hace más de 3.000 años- podremos vivir nuestra vida como nos enseña la Sagrada Torá.

EL ASUNTO DE ËSÁV Y IAÄKÓV

Iaäkov y Ësáv nacieron de la misma madre al mismo tiempo. Aun así, eran fundamentalmente personas distintas desde el momento de su nacimiento. Iaäkov se sentía atraído hacia la espiritualidad y el estudio de la Torá, tal como está escrito: “VEIAÄKÓV  ÍSH  TÁM  IOSHÉV  OHALÍM - Y Iaäkóv era hombre íntegro, que habitaba en tiendas” (Bereshít/Génesis 25:27). Por otro lado, a Ësáv le impulsaban sus deseos, como leemos: “VAIHÍ  ËSÁV  ÍSH  IODÉÄ  TZÁID  ÍSH  SADÉ - Y fue Ësáv diestro cazador, hombre del campo”. Aquí la palabra “sadé/campo” alude al nivel de Maljút, o el mundo físico.

Cada persona contiene elementos de Iaäkóv y Ësáv, y dentro de cada uno de nosotros se libra una eterna batalla entre estos dos conjuntos de atributos. Un Midrásh dice que durante el embarazo de Rivká, siempre que pasaba por la entrada de un sitio de aprendizaje, Iaäkóv la empujaba dentro de su vientre. Siempre que pasaba por un lugar impuro, Ësáv la empujaba en su interior.

A lo largo de los nueve meses, hubo una batalla continua entre los dos chicos: ¿quién sería el más fuerte y gobernaría el mundo? ¿Sería Iaäkóv y los poderes de la santidad, o Ësáv y los poderes de lo impuro?

Esta batalla todavía continua, y todos participamos en ella. El primer prerrequisito para la victoria es el reconocimiento de que esto es ciertamente una batalla. Si no entendemos esto, no tendremos probabilidades de vencer a nuestro propio lado oscuro. Debemos recordar siempre que el Oponente, el Lado Negativo, nunca descansa, así que debemos estar constantemente alertas y preparados para un ataque. Hay una historia sobre un rabino a quien un día fueron a despertar sus estudiantes para realizar las oraciones. Como estaba muy cansado, les dijo: “Hoy no iré”. Pero tras un segundo, lo reconsideró. “¡No, iré!” Estoy cansado y quiero dormir, pero el Otro Lado nunca duerme. Si yo duermo, no tendré posibilidades contra el Satán”.

Las lecturas sobre Iaäkóv y Ësáv nos dan la fortaleza y la Luz para conectar con el lado de Iaäkóv y ganar la batalla contra el Lado Negativo. Podemos obtener inspiración para ello siguiendo el ejemplo de Rajél, de quien está escrito: “Y ella fue a exigir a Di-s”. Como Rajél, siempre que nosotros nos encontramos ante cualquier problema en nuestro trabajo espiritual, debemos ir y “exigir de Di-s”. Debemos pedir ayuda al Creador o a las personas que están más cerca del Creador que nosotros.

Este es el motivo por el cual muchas personas acuden a individuos justos (tzaddikím) o a las tumbas de los jajamím (sabios) y los antiguos kabbalístas para recibir orientación. Consultar a individuos espiritualmente avanzados es la única forma de estar seguros y tener la certeza de que estamos haciendo lo correcto. Las personas comunes no tienen la capacidad de ver las cosas como son realmente; sólo una persona justa que está cerca del Creador puede hacerlo. Hasta que alcancemos un nivel superior de espiritualidad, hay velos que nos mantienen separados de la Luz. Al ayudarnos a ver, una persona justa o un maestro espiritual literalmente nos ayuda a vivir.

De Iaäkóv y Esáv también podemos aprender a utilizar tanto nuestro lado positivo como el negativo para hacer el trabajo del Creador. Está escrito: “VEAHAVTÁ  ÉT  ADO-NÁI  ELO-HÉJA  BEJOL-LEVAVEJÁ - Y amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón” (Devarím/Deuteronomio 6:5). Los sabios explican lo que esto significa: “con tus dos deseos”.

¿Cómo es posible adorar al Creador con rasgos como el orgullo y la pereza? ¿Acaso no proceden éstos del Lado Negativo? Así es, pero todo tiene dos lados. El ego, por ejemplo, puede parecer algo muy negativo, pero una persona sin ninguna autoestima no tiene deseo de logro y nunca pondrá ningún esfuerzo en el trabajo espiritual.

El ego es negativo cuando nos hace sentir superiores a los demás o cuando nos lleva a actuar sólo para que los demás nos aprecien. Pero en nuestro interior, nuestro ego nos ayuda a apreciar nuestra propia fuerza y saber que podemos hacer cosas grandes y asombrosas. La más importante de estas tareas, desde luego, es revelar la Luz del Creador.

En este verso: “VATTÓMER  RIVKÁ  EL-ITZJÁK  kÁTZTI - Y Rebeca dijo a Isaac: 'Estoy cansada de...”, (Bereshít/Génesis 27:46) la letra Kof que aparece en la palabra kÁTZTI (disgustada) es una letra pequeña. Kof es la única letra que se extiende más allá de la línea de base, lo cual simboliza el efecto de la Luz que se da al Lado Negativo. La presencia del libre albedrío hace que la negatividad sea inevitable en el mundo. El efecto de esta negatividad viene de la letra Kof porque, sin la energía del Creador, nada puede existir.

Nuestros rasgos negativos dan energía al Lado Negativo. Pero, como explicamos antes, cuando utilizamos estos rasgos para servir al Creador, estamos evitando que el Oponente se vuelva todavía más fuerte. Adquirimos esta fortaleza de la letra pequeña Kof. Esta es la fuerza del Mesías, quien proporciona el poder que garantiza que la Luz del Creador vaya solamente al Lado Positivo, y no al Oponente

En relación al tema del ego, en el libro Avné Zikarón está escrito: “Una vez el Vidente de Lublin (Rav Iaäkóv Itzják de Lublin, 1745-1815 e.c.) dijo alegremente que había visto a través del Espíritu Divino que la Redención estaba cerca. “Ha habido un despertar porque este es el momento desde Arriba', dijo. Poco después, el Vidente de Lublin empezó a llorar y dijo que había visto a través del Espíritu Divino una voz que provenía del cielo y llamaba a regresar a todo el mundo. El momento de la Redención ha sido pospuesto porque las personas estaban peleando por quiénes gobernarían sobre los otros”.

También está escrito sobre el Vidente de Lublin: “Una vez estaba muy ansioso porque la Redención viniera ese año, pero no sucedió. Él dijo que las personas comunes se habían arrepentido totalmente, y si fuera por ellas la Redención habría venido. Pero no vino a causa de las personas cuya posición y orgullo les impedía ser humildes. Ellos no se podían arrepentir de verdad”.

De esto aprendemos lo importante que es trabajar en nuestro ego, aunque no debemos borrarlo totalmente. Simplemente debemos ser conscientes de que más allá de cualquier poder que tengamos en el mundo material, el poder del Creador siempre es infinitamente mayor. Debemos utilizar nuestra conciencia de nuestra fuerza física para ser humildes en el ámbito espiritual.

LA ORACIÓN DE ITZJÁK

Está escrito: “VAIEÄTTÁR  ITZJÁK  LAADO-NÁI  LENÓJAJ  ISHTÓ - Y oró Itzják al Señor en favor de su mujer” (Bereshít/Génesis 25:21). Como sabemos, Rivká/Rebeca no tenía matriz y era incapaz de concebir hijos, pero gracias a las oraciones de Itzják, dio a luz a Iaäkóv y Ësáv. Así pues, en las oraciones matutinas de Shabbát, decimos: “Por las bocas de los rectos. Tú serás exaltado. Y por los labios de los justos, Tú serás bendito. Y por las lenguas de los píos, Tú serás santificado. Y de entre los santos, Tú serás alabado”. Las primeras letras de estas palabras deletrean juntas los nombres de Itzják y Rivká. De esta forma se nos recuerda que recemos por otras personas igual que Itzják rezó por Rivká.

También está escrito: “Y lo escuchó el Señor, y Rivká su mujer concibió”. ¿Por qué fueron respondidas las oraciones de Itzják, y no las de Rivká? El Creador nos enseña que debemos rezar no sólo por nuestras propias necesidades, sino también por las necesidades de los demás. Si no rezamos por los demás, el juicio cae sobre nosotros y nuestros deseos son revisados aunque nuestras acciones sean merecedoras. Pero cuando rezamos por los demás y por nosotros mismos, el Creador a veces nos concede lo que pedimos, aunque no lo merezcamos.

En esta Parashá de Toledót se describe por primera vez la lucha final entre el bien y el mal que tiene lugar en el mundo físico. Iaäkóv representa la fuerza del bien, y Ësáv la fuerza del mal. Esta lectura nos permite conectar con las fuerzas representadas por Iaäkóv mientras vencemos a las fuerzas del mal.


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