LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

KISLEV: EL MES DE LOS SUEÑOS


KISLÉV: EL MES DE LOS SUEÑOS

En las porciones que se leen durante el mes de Kislév, encontramos la mayoría de los sueños mencionados en la Torá. En el texto de los cinco libros de la Torá encontramos diez sueños explícitos, soñados por siete “soñadores”, todos en el libro de Bereshít/Génesis.

El primer sueño, de Avimélej el rey de Guerár, aparece en la porción de Vaierá leída en el mes de Jeshván. Los otros nueve aparecen en Vaietzé, Vaiéshev y Mikkétz, todas durante el mes Kislév.

De acuerdo con el bien conocido principio de la Torá que debemos “vivir con el tiempo”, o sea con la porción semanal de la Torá, el tópico de los sueños será un tema de meditación apropiado para este mes.

Durante este “mes de los sueños” debemos esforzarnos por examinar y clarificar en nuestra alma el tema de “el sueño”, para encontrar las profundidades de sus raíces en el alma y resolver el rompecabezas de manera correcta y apropiada.

Cada mes está asociado con una gema en particular de las 12 piedras preciosas engarzadas en el pectoral del Sumo Sacerdote. La gema de Kislév, el noveno mes (que evidentemente corresponde a los 9 sueños ya mencionados del mes), es la “amatista” (ajlamá en hebreo), la novena piedra del pectoral. En su Libro de las Raíces Hebreas, el Radák, Rabbí Davíd Kordovero, explica que la raíz de ajlamá es jalám, “sueño” y “aquel que lleve una (amatista) en su dedo seguramente verá sueños”.

Ahora bien, la solución de los sueños de Ioséf –sus hermanos, el sol, la luna y las once estrellas postrándose frente a él- es relativamente transparente. Sin necesidad de interpretación, tanto sus hermanos como su padre Iaäkóv comprendieron que el significado del simbolismo de los sueños de Ioséf era que ellos iban a presentarse y postrarse ante él, como se entiende de la sorpresa de su padre al decir: [Bereshít/Génesis 37:10-11]: “¿Tú quieres que yo, tu madre y tus hermanos vengan a postrarse frente a ti?” De todas maneras: “su padre esperó ver el resultado”.

De esto queda claro que así como Ioséf, “el tzaddík, el fundamento del mundo”, es “un intermediario que conecta” los reinos espirituales y físicos (según el secreto del versículo que recitamos diariamente en las plegarias matutinas: “incluso todo en los cielos y la tierra”, traducido como “que está sosteniendo los cielos y la tierra”) también es un “intermediario que conecta” los sueños transparentes que no necesitan soluciones y los sueños enigmáticos que si necesitan ser interpretados (los primeros provienen de una fuente superior, mientras que los enigmáticos son una expresión de la esencia de Di-s manifestada en la capacidad de soportar paradojas).

LA SALUD FÍSICA Y LA MENTAL

Otra forma de la raíz hebrea jalám es hajlamá, que significa “salud” en general, tanto mental como física, y “recuperación” de una enfermedad en particular. Al agradecer a Di-s después de haber estado enfermo y recuperarse, el rey Jizkiáhu/Ezequías oró así (Ieshaäiáhu/Isaías 38:16): “tajaliméni/restáurame (de la raíz jalám) y hazme vivo”

Los naturalistas han explicado que la aparición de un sueño en nuestra alma es similar al fenómeno de una persona enferma que transpira, y en ese sudor es la separación y la secreción de los residuos y toxinas que le impiden ser una persona sana. Este proceso es uno de los primeros signos de que el enfermo está en el camino de la recuperación.

De todas maneras, aunque la “eliminación de los productos de deshecho” es ciertamente una propiedad externa importante del sueño, a un nivel más profundo el sueño sirve para revelar en nuestra alma la luz de Di-s, Su providencia y Su voluntad.

En general encontramos que la presencia del mal o “productos de deshecho” impiden la revelación Divina, mientras que la separación del mal despierta la revelación Divina, como en el versículo (Bereshít/Génesis 13:14): “Después que Lót lo abandonó, Di-s le dijo a Avrám”. Rashi explica que “mientras que el perverso residía con él, la palabra de Di-s estaba alejada de Avrám”.




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