FRECUENCIA VIBRACIONAL PARA ROSH JÓDESH IIIAR 5784

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FRECUENCIA VIBRACIONAL PARA ROSH JÓDESH IIIAR 5784     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Miércoles, 8 de mayo de 2024 a las 03:21 UT (Hora Universal)   HORARIO EN CIUDADES Y PAÍSES:   06:21 Hrs. en Jerusalén (Israel)   05:21 Hrs. en Madrid (España)   00:21 Hrs. en Buenos Aires (Argentina)   Martes, 7 de mayor de 2024 a las:   23:21 Hrs. en Nueva York (USA)   21:21 Hrs. en CDMX (México)   Así como el Shabbat enfría las llamas del ‘Guehinnom’ (“infierno”), las mismas llamas son apagadas en ‘Rosh Jódesh’ (Luna Nueva), lo que nos da el poder de desviar y evitar el ‘Din’ (juicio).   Dichosos son los ‘Bené Israel’ (Hijos de Israel), que conocen los caminos del Santo Rey y conocen los caminos de la Torá, para marchar por el sendero de la verdad, y con lo cual ser merecedor de ‘Ölam HazZé’ (este mundo) y del ‘Ölam HabBá’ (Mundo Venidero).   Gracias por apoyar y darle continuidad al proyecto de Kabbalah y Torah en Expansión   Cada acción que

PARASHA VAIERA - (Bereshit/Génesis 18-22) - Remover el caos/Reemplazar duda por certeza


PARASHÁT VAIERÁ - (Bereshít/Génesis 18-22) - Remover el caos/Reemplazar duda por certeza

ACERCA DE DAR LA BIENVENIDA A LOS HUÉSPEDES

Parashát Vaierá empieza el tercer día después de la circuncisión de Avrahám. Incluso para un niño, se dice que es el día más doloroso, y Avrahám no tenía nada de niño. Tenía 99 años, así que podemos asumir que su dolor fue mucho mayor. Sin embargo, el Creador sabía que aun en mitad del dolor Avrahám seguiría siendo generoso y hospitalario, siempre dispuesto a dar la bienvenida a cualquier viajante que pasara por el camino como su honorable huésped. De esto aprendemos que al compartir-aun cuando nos duele más- atraemos Luz de curación y misericordia del Creador a nuestras vidas.

En el desierto siempre hace calor, pero el Creador hizo que este día en particular fuera aún más caluroso de lo habitual. El gran sabio Rashi lo describió así: “Di-s sacó el Sol de su bolsillo”. Los eruditos laicos han estado confundidos respecto al significado de esta extraña frase, preguntándose que podría ser el “bolsillo” del sol. En realidad, se refiere a la capa de ozono que rodea a la Tierra y que nos protege de la radiación ultravioleta del Sol. Así pues, al escuchar y hacer conexión con esta sección, podemos obtener protección de los agujeros mortales en la capa de ozono y de los cánceres de piel que son causados por los rayos no filtrados del Sol.

Los científicos han señalado que la destrucción de la capa de ozono podría dañar todas las plantas, los animales y el agua, causando así que el planeta sea incapaz de sustentar la vida humana. Nuestras conexiones con el Zóhar, con Rabbí Shimön bar Iojái y con esta lectura de la Torá tienen el poder de protegernos de tal desastre.

La Torá nos dice a continuación que a pesar de este dolor y del calor insoportable, Avrahám se quedó afuera, sentado en la entrada de su tienda. Debido a su naturaleza generosa, a Avrahám no le perturbaba el dolor físico o la temperatura elevada. En su lugar, estaba preocupado porque no tenía invitados a quienes darles la bienvenida. Así que el Creador le envió tres malajím (ángeles).

Es bueno hacer una pausa aquí y pensar sobre el elevado nivel espiritual y la conexión con la Luz del Creador que Avrahám había alcanzado, y sobre lo que le hacía tan diferente de nosotros.

Afortunadamente, la mayor parte del tiempo no tenemos dolor físico, ni tampoco 48 grados de temperatura a la sombra. Sin embargo, a diferencia de Avrahám, estamos demasiado ocupados o distraídos para preocuparnos por nadie que no seamos nosotros mismos. Por lo tanto, la lección inicial que debemos aprender de Avrahám es pensar en cuidar de los demás, sea cual sea nuestro nivel de incomodidad. Cuando hacemos este tipo de esfuerzo, cada uno acorde con su capacidad, Avrahám nos ayudará. Avrahám representa la fuerza de Jésed o misericordia en el universo. Al cuidar de los demás, estamos atrayendo en efecto la fuerza de la misericordia a nuestras vidas. Si seguimos el camino de Avrahám aunque sea un poco cada día, la Luz del Creador estará allí para nosotros. Este es el mismo principio espiritual que se nos ha mostrado desde los primeros versos de Bereshít/Génesis: cada paso que damos hacia la Luz trae a la Luz dos pasos más cerca de nosotros.

La Guemará revela otras lecciones de esta historia de Avrahám. Aprendemos, por ejemplo, que dar la bienvenida a los invitados tiene más importancia que dar la bienvenida al Rostro del Creador. Cuando el Creador se presentó ante Avrahám en la forma de los tres ángeles, Avrahám, que todavía sentía dolor por su circuncisión, aun así se levantó para dar la bienvenida a sus invitados. También es bueno recordar que, a través de la inspiración Divina, él obedecía todos los preceptos bíblicos (mitzvót) mucho antes de que la Torá se entregara a la humanidad. Además, el imperativo de dar la bienvenida a los invitados, que es indicativo de un nivel más elevado de conciencia que el acto de dar la bienvenida al Rostro del Creador, se origina con esta historia de Avrahám. A continuación puede que nos preguntemos cómo supo Avrahám que esa era la acción correcta.

En el comentario bíblico de Rav Zusha de Anipoli, se explica que Avrahám bendijo todas las 248 partes de su cuerpo y los 365 ligamentos, con la intención de que cumplieran siempre la voluntad de Di-s y nunca llevaran a cabo ninguna tarea contraria al deseo de Di-s. Cuando los ángeles visitaron a Avrahám en la entrada de su tienda, Avrahám entendió que dar la bienvenida a los invitados era un asunto enormemente importante debido a la forma en que su cuerpo respondió. Sus músculos le dieron la fuerza para ponerse de pie y sus pies tuvieron el poder de correr. Puesto que estaba consagrado a realizar sólo la voluntad de Di-s, el cuerpo de Avrahám no le habría permitido moverse si no hubiera sido lo correcto.

Al leer esta explicación, podemos tener la certeza de que el acto de dar la bienvenida a los invitados es espiritualmente más elevado que dar la bienvenida al Rostro del Creador. En todo lo que llevaba a cabo, la vida de Avrahám estaba directamente conectada a Di-s. Cada respiración, cada paso que daba, era exactamente lo que Di-s quería que hiciera en aquel momento. Las manos y los pies de Avrahám lo llevaban a veces a realizar acciones que él no entendía, sin embargo, él siempre tenía la certeza de que eso era lo que el Creador quería que hiciera.

Desde luego que no se requiere de nosotros que alcancemos el nivel espiritual de Avrahám. Ciertamente, casi todo lo que hacemos se fundamenta en nuestros propios deseos egoístas en lugar de hacerlo en la conexión con el Creador. No obstante, se espera de nosotros que alcancemos el nivel en el que nuestro potencial espiritual individual esté plenamente realizado. Rav Zusha lo resumió en pocas palabras: “No tengo miedo de que me pregunten en el Cielo por qué no era como Avrahám, porque responderé que yo no tenía los poderes Divinos que él tenía. Pero me temo que ellos me preguntarán por qué no era como Zusha. ¿Por qué no estaba en el nivel espiritual que se suponía debía alcanzar Zusha?” Así pues, se espera de cada persona que se transforme y se eleve espiritualmente según su propio nivel y carácter, lo cual significa que debemos aspirar como mínimo a todo lo que podemos llegar a ser.

Hay una historia sobre Rav Elimélej de Lizhensk (1717-1786 e.c) y Rav Zusha que ilustra maravillosamente el proceso a través del cual podemos empezar a elevar nuestra conciencia con el fin de alcanzar el nivel en el que nuestro cuerpo esté conectado con la Luz del Creador y podamos alcanzar nuestro potencial espiritual.

Un día, Rav Zusha estaba discutiendo con su hermano, Rav Elimélej. Rav Zusha dijo que lo más importante que una persona debe saber es cuán humilde es, y a partir de ahí podrá entender la grandeza del Creador. Rav Elimélej dijo lo opuesto: una persona debe observar primero la grandeza del Creador, y sólo al verla entenderá cuán humilde es realmente. Entonces le pidieron a su maestro, Rav Dov Ber, el Magguíd de Mezrich, que decidiera quién tenía razón. El Magguíd dijo que según su punto de vista los dos tenían razón, y que ambas lecciones llevaban a una persona a pensarse humilde ante el Creador. Esta conciencia elevará espiritualmente a la persona.

La declaración final del Magguíd (Rav Dov Ber, 1704-1772 e.c) deja claro que la única manera de asegurarnos de que todas nuestras acciones coincidan con la voluntad de Di-s es estudiando nuestra propia pequeñez. Al captar lo mucho que no comprendemos, al darnos cuenta de que hay mucha más grandeza en el universo y dentro de la mente humana de la que pensamos que hay, nos estamos acercando al Creador. No hay mente que pueda comprender a Di-s, pero nuestras mentes pueden comprender nuestra propia falta de comprensión, y la sensación de asombro que resulta de ello nos lleva más cerca de Di-s.

Esta sección también nos conecta con el poder inherente en los puntos que hay encima de las tres letras Álef, Iúd y Vav en la frase: “Y le (en hebreo eláv, formada por las letras Álef, Lámed, Iúd, Vav) dijeron: ¿Dónde (en hebreo aiéh, formada por las letras Álef, Iúd, Hé) está Sará?” (Bereshít/Génesis 18:9). Hay una conexión entre Álef, Iúd, Vav y Álef, Iúd, Hé, o entre los Mundos Superiores (Álef, Iúd, Vav) y nuestro mundo de Maljut (Álef, Iúd, Hé). Nuestro mundo sólo puede ser como los Mundos Superiores si nosotros nos hacemos más pequeños. Meditar en los puntos que hay en esta frase nos ayuda a reducir nuestro Deseo de recibir sólo para uno mismo hasta la medida de un punto minúsculo.

Tal como enseña frecuentemente Rav Berg: Si queremos acortar el proceso de transformación, sólo podemos hacerlo conectando los dos mundos, el Superior y el Inferior. Y la mejor forma de lograrlo es haciéndonos más pequeños; no físicamente, por supuesto, sino encogiendo nuestro Deseo De Recibir Sólo Para Nosotros Mismos. Los tres puntos contenidos en las palabras hebreas de esta sección nos ayudan a hacerlo, y al mismo tiempo nos conectan con los tres ángeles que visitaron a Avrahám.

Hay muchas formas de acelerar el proceso de encoger nuestra propia sensación de superioridad. Por ejemplo, nunca debemos pensar que nuestras opiniones son las únicas que tienen valor; debemos aprender a escuchar a los demás y a estar abiertos a sus pensamientos. Tampoco debemos asumir que sabemos lo que el Creador quiere de nosotros, porque puede que Di-s quiera algo totalmente distinto. Quizás haya una oportunidad de negocio que podría proporcionarnos más dinero y más éxito que nuestra línea actual de trabajo; por otro lado, puede que necesitemos experimentar tiempos de dificultad financiera para aprender una importante lección que quedará en nosotros para el resto de nuestras vidas. Sea cual sea la tarea, nuestro propósito crucial y primordial debe ser encoger nuestra sensación de superioridad, pues es ésta la que nos impide entrar en los Reinos de la Luz.

En el Zóhar (Emór 24:129), leemos: “Hazme una abertura del tamaño del ojo de una aguja, y yo te abriré las Puertas Celestiales”. Para entrar a través de esta abertura, sólo necesitamos desinflar nuestro ego, que es una mera ilusión de nuestro yo real, un vapor similar a una nube que bloquea el Sol y se alimenta del calor húmedo de nuestros deseos egoístas. Cuando nos damos cuenta de que estos deseos nunca pueden ser satisfechos, sólo erradicados, podemos cortar la cuerda de salvamento de nuestro ego y empezar a destruirlo de forma permanente.

Rabbán Gamliel solía decir:

Desea sólo lo que ya se te ha dado. Quiere sólo aquello que ya tienes. Como un rio que se vacía en el océano, vacíate a ti mismo en la Realidad. Cuando te vacías en la Realidad, te llenas de compasión, y sólo deseas justicia. Cuando sólo deseas justicia, la voluntad de la Realidad se convierte en tu voluntad. Cuando estás lleno de compasión, no hay ningún yo que se oponga a otro y no hay nadie que se oponga a uno mismo.

(Pirké Avót 2:4)

(Pirké Avót está traducido como “Las éticas de los padres”. Contiene orientación y conexión espiritual de los eruditos rabínicos a lo largo de muchas generaciones.)

No es por casualidad que también leemos sobre la Äkedá/Atadura de Itzják/Isaac en esta sección de la Torá. Esta historia es de una significación enorme. Está claro que Di-s no necesitaba que Avrahám le ofreciera un sacrificio, ni tampoco necesitaba ver si Avrahám amaba a su Creador. El Creador es omnisciente y por lo tanto ya conoce nuestros pensamientos y sentimientos, motivo por el cual debemos cuestionar por qué se consideró en primera instancia que se trataba de una prueba para Avrahám. Es más, cuando examinamos este episodio, no debemos olvidar que una gran porción de la responsabilidad pertenecía a Itzják. En el momento del sacrificio, él tenía 37 años y ciertamente tenía la capacidad de elegir si actuar o no como sacrificio.

Los kabbalístas explican que en este incidente Avrahám creó una abertura de Luz para todos. Si hay algunos juicios contra nosotros, podemos superarlos como resultado de la estructura espiritual que la Äkedá/Atadura de Itzják por parte de Avrahám creó en el universo. La forma en la cual podemos conectar con esto es por medio de atar nuestro propio ego y de continuar haciéndolo, junto con nuestra prepotencia, más y más pequeño.

Finalmente, esta lectura es la única sección en la Torá en la cual los puntos aparecen en dos lugares distintos. La segunda ocasión es en la palabra uvkumáh (cuando ella se alzó). Cuando Lot estaba viviendo con sus dos hijas en una cueva después de escapar de Sodoma, está escrito que lo emborracharon y luego lo violaron. Esta es una de las secciones más desconcertantes de la Torá, no sólo por la violación de un hombre por parte de una mujer, sino por la violación de un padre por parte de sus hijas. Ensalza la indispensabilidad de la Kabbalá para cualquier lectura de las Escrituras, puesto que, como sucede a menudo, su explicación requiere algún conocimiento de la historia completa.

Los sabios enseñan que el Rey David descendía de Rut la Moabita, que descendía del hijo que nació como resultado de la violación de Lot por parte de una de sus hijas. Así pues, a través de los puntos sobre la palabra uvkumáh, la Torá nos enseña que aun la peor situación puede contener la Luz del Creador en ella. No existe literalmente ninguna persona tan corrupta que no pueda conectar con la Luz. El mismo rey David era un descendiente de esa unión profana entre Lot y su hija, y el Rey David era y es el canal de la energía de Maljút para el mundo entero. Además, también sabemos que el Mesías, la encarnación de la transformación final de la humanidad, vendrá de los descendientes de Rut y David. El mensaje no puede ser más claro: cualquier persona en este mundo y en cualquier situación en la que se encuentre revela la Luz del Creador si la buscamos. La sabiduría de los patriarcas lo expresa de la siguiente forma:

Todo lo que Di-s, la fuente y la sustancia de todo, crea en este mundo fluye naturalmente de la esencia de la Naturaleza Divina de Di-s.

La Creación no es una elección sino una necesidad. Es la Naturaleza de Di-s desplegar el tiempo y el espacio.

La Creación es la extensión de Di-s. La Creación es Di-s encontrado en el tiempo y en el espacio. La Creación es el infinito en la vestimenta de lo finito.

Atender a la Creación es atender a Di-s. Atender al momento es atender a la eternidad. Atender a la parte es atender al todo. Atender a la Realidad es vivir de forma constructiva.

(Pirké Avót 6:2)

La Parashá Vaierá tiene capas muy profundas de significado, y nos ofrece numerosas lecciones y Luz espiritual para nuestras vidas. Un simple verso puede descifrarse y estudiarse durante años, y aun así no habrá entregado todos sus tesoros espirituales. Así pues, es muy importante que un estudiante no piense nunca que ha “leído” la Torá.

Examinemos ahora el tercer día y el más doloroso después de la circuncisión de Avrahám. Avrahám esperaba fuera de su casa con una única intención: atraer oportunidades a su vida que le permitieran realizar actos de compartir incondicionalmente. En lugar de estar convaleciente, sacrificó su deseo de comodidad. Esta acción le hizo merecedor de la visita de tres “hombres”. El Zóhar dice:

Y aunque sentía dolor por la circuncisión, corrió a darles la bienvenida para no perderse nada y no comportarse de forma diferente que antes de su circuncisión, puesto que el siempre aceptaba y daba la bienvenida a los nuevos invitados.

(Zóhar, Vaierá 7:95)

Como hemos mencionado previamente, los tres hombres eran en realidad ángeles que el Creador envió a Avrahám para permitirle que expresara su Deseo de compartir. Estos ángeles otorgaron varias bendiciones a Avrahám. Son estas bendiciones angélicas las que nos ayudan a crear vida y a evitar la pérdida de la vida en nuestros tiempos actuales. Aprendemos que realizar actos de caridad y salir de nuestra zona de confort tiene el poder de revertir cualquier sentencia de muerte decretada contra nosotros y nuestros seres queridos. Gracias a las acciones caritativas de Avrahám, la Luz y el poder Divino brillan hoy sobre nosotros y nos ayudan a protegernos a nosotros mismos y a toda la humanidad. Tal como afirma el Zóhar:

Cuando el Juicio severo pende sobre el mundo, Di-s recuerda las acciones caritativas que realizaron los hombres. Como está escrito: “... UTZDAKÁH  TATZTZÍL  MIMMÁVET - Pero la caridad (la rectitud) libra a una persona de la muerte”.

(Zóhar, Vaierá 12:169)

Mientras discuten esta sección en el Zóhar, los rabinos explican que hay veces que las malas acciones colectivas de los seres humanos llegan a proporciones tan grandes que al Ángel de la Muerte se le permite desatar un torrente de caos tan devastador que incluso los inocentes y justos se ven arrastrados en el proceso:

Cuando al Ángel de la Destrucción se le concede permiso para destruir, los justos están en tanto peligro como los malvados.

(Zóhar, Vaierá 26:369)

Sin embargo, lo contrario es también cierto, y ese el motivo por el cual el Zóhar dedica un espacio sagrado en sus páginas para explicar este tema. Cuando la Luz del Zóhar se pone en buen uso -como ocurre ahora — incluso los indignos se salvan, pues son purificados por los esfuerzos que hacemos cada día a través del enorme poder de este Libro Sagrado y de las acciones desinteresadas de Avrahám el Patriarca.


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