NÓAJ Y LAS 10 SEFIRÓT
אֵלֶּה תּוֹלְדֹת שֵׁם שֵׁם
בֶּן־מְאַת שָׁנָה וַיּוֹלֶד אֶת־אַרְפַּכְשָׁד שְׁנָתַיִם אַחַר הַמַּבּוּל
ÉL´LEH TOLEDÓT
SHÉM SHÉM
BEN-MEÁT SHANÁH VAIÓLED ET-ARPAJSHÁD SHENATÁIM
AJÁR HAMMABBÚL
“Estas son las generaciones de Sem: Sem, de
edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio”
(Bereshít/Génesis 11:10)
Se nos cuenta que hubo diez generaciones de
Nóaj a Avrahám, que es el mismo número de generaciones que hubo entre Adám y
Nóaj. La Kabbaláh revela que esto indica la estructura cíclica de nuestro universo.
Además, según los kabbalístas, la realidad está compuesta de diez dimensiones,
a las que se refieren como las Diez Sefirót, que significa “Diez Emanaciones”
de Luz. Estas diez dimensiones se formaron cuando la Fuerza Divina infinita que
los sabios llaman Ór/Luz, se contrajo. Esta contracción (tzimtzúm) creó un
punto minúsculo de oscuridad en el cual nació nuestro universo.
El Kabbalísta del siglo 16, Rav Itzják Luria,
el Arí, reveló que seis de estas diez dimensiones se compactaron, envolviéndose
en una superdimensión conocida como Zéër Anpín. Ahora, siglos después de que
nuestros ancestros revelaran que la realidad existe en diez dimensiones, los
físicos modernos han llegado a las mismas conclusiones tentativas en su teoría
de las supercuerdas.
En su libro “Hiperespacio”, el Dr. Michio
Kaku, un físico teórico y proponente líder de la teoría de las supercuerdas,
escribe:
El Universo es una sinfonía de cuerdas
vibrantes. Y cuando las cuerdas se mueven en el espacio-tiempo de diez
dimensiones, distorsionan el espacio-tiempo en la misma forma que predijo la
relatividad general. Los físicos rescatan nuestro conocido Universo de cuatro
dimensiones asumiendo que, durante el Big Bang, seis de las diez dimensiones se
enroscaron (o “se compactaron”) en una pequeña bola, mientras que las cuatro
restantes se expandieron explosivamente, dándonos el universo que vemos
Esas seis dimensiones que se encuentran justo
más allá de nuestra percepción son la fuente y el manantial de todo el
conocimiento y la plenitud que aparecen en nuestro mundo. Este es el reino
sobre el cual escribió Platón, el eterno mundo de las ideas o Formas que existe
más allá del mundo físico de los cinco sentidos.
Sir Isaac Newton, descubridor de la gravedad y
ávido estudiante de la Kabbaláh (su copia del Zóhar, repleta de anotaciones,
está ahora en la Biblioteca del King's College de Cambridge), escribió:
Platón, al viajar a Egipto cuando los judíos
eran numerosos en ese país, aprendió allí sus opiniones metafísicas sobre los
seres superiores y las causas formales de todas las cosas, que él llama Ideas y
que los kabbalístas llaman Sefirót...
(MS. Iahudá, 15.7. p. 137v)
La conexión con este reino multidimensional conocido
como Zéër Anpín es la clave para obtener el control genuino y la plenitud en la
vida, pero no resulta fácil hacer tal conexión. Por consiguiente, tenemos la
Torá y otras herramientas kabbalísticas como el Zóhar para ayudarnos a conectar
el campo físico y el espiritual.
Siempre que la Torá hace alusión a las Diez
Sefirót de forma codificada, como ocurre con las “diez generaciones”, es una
indicación de que a través del texto estamos haciendo contacto con estas
Esferas Celestiales. Entonces la Luz fluye a nuestro mundo, creando el orden a
partir del caos, ayudándonos a corregir nuestros errores pasados y acelerando
la llegada de nuestra Redención Final.
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