LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

NOAJ Y LAS 10 SEFIROT


NÓAJ Y LAS 10 SEFIRÓT

אֵלֶּה תּוֹלְדֹת שֵׁם שֵׁם בֶּן־מְאַת שָׁנָה וַיּוֹלֶד אֶת־אַרְפַּכְשָׁד שְׁנָתַיִם אַחַר הַמַּבּוּל

ÉL´LEH  TOLEDÓT  SHÉM  SHÉM  BEN-MEÁT  SHANÁH  VAIÓLED  ET-ARPAJSHÁD  SHENATÁIM  AJÁR  HAMMABBÚL

“Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio”

(Bereshít/Génesis 11:10)

Se nos cuenta que hubo diez generaciones de Nóaj a Avrahám, que es el mismo número de generaciones que hubo entre Adám y Nóaj. La Kabbaláh revela que esto indica la estructura cíclica de nuestro universo. Además, según los kabbalístas, la realidad está compuesta de diez dimensiones, a las que se refieren como las Diez Sefirót, que significa “Diez Emanaciones” de Luz. Estas diez dimensiones se formaron cuando la Fuerza Divina infinita que los sabios llaman Ór/Luz, se contrajo. Esta contracción (tzimtzúm) creó un punto minúsculo de oscuridad en el cual nació nuestro universo.

El Kabbalísta del siglo 16, Rav Itzják Luria, el Arí, reveló que seis de estas diez dimensiones se compactaron, envolviéndose en una superdimensión conocida como Zéër Anpín. Ahora, siglos después de que nuestros ancestros revelaran que la realidad existe en diez dimensiones, los físicos modernos han llegado a las mismas conclusiones tentativas en su teoría de las supercuerdas.

En su libro “Hiperespacio”, el Dr. Michio Kaku, un físico teórico y proponente líder de la teoría de las supercuerdas, escribe:

El Universo es una sinfonía de cuerdas vibrantes. Y cuando las cuerdas se mueven en el espacio-tiempo de diez dimensiones, distorsionan el espacio-tiempo en la misma forma que predijo la relatividad general. Los físicos rescatan nuestro conocido Universo de cuatro dimensiones asumiendo que, durante el Big Bang, seis de las diez dimensiones se enroscaron (o “se compactaron”) en una pequeña bola, mientras que las cuatro restantes se expandieron explosivamente, dándonos el universo que vemos

Esas seis dimensiones que se encuentran justo más allá de nuestra percepción son la fuente y el manantial de todo el conocimiento y la plenitud que aparecen en nuestro mundo. Este es el reino sobre el cual escribió Platón, el eterno mundo de las ideas o Formas que existe más allá del mundo físico de los cinco sentidos.

Sir Isaac Newton, descubridor de la gravedad y ávido estudiante de la Kabbaláh (su copia del Zóhar, repleta de anotaciones, está ahora en la Biblioteca del King's College de Cambridge), escribió:

Platón, al viajar a Egipto cuando los judíos eran numerosos en ese país, aprendió allí sus opiniones metafísicas sobre los seres superiores y las causas formales de todas las cosas, que él llama Ideas y que los kabbalístas llaman Sefirót...

(MS. Iahudá, 15.7. p. 137v)

La conexión con este reino multidimensional conocido como Zéër Anpín es la clave para obtener el control genuino y la plenitud en la vida, pero no resulta fácil hacer tal conexión. Por consiguiente, tenemos la Torá y otras herramientas kabbalísticas como el Zóhar para ayudarnos a conectar el campo físico y el espiritual.

Siempre que la Torá hace alusión a las Diez Sefirót de forma codificada, como ocurre con las “diez generaciones”, es una indicación de que a través del texto estamos haciendo contacto con estas Esferas Celestiales. Entonces la Luz fluye a nuestro mundo, creando el orden a partir del caos, ayudándonos a corregir nuestros errores pasados y acelerando la llegada de nuestra Redención Final.



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