NÓAJ Y LA GUEUL´LÁ SHELEMÁ (“Noé y la Redención
Completa”)
Rav Iehudá preguntó: “¿Por qué el Santo, Bendito
sea Él, trae Su juicio sobre el mundo? -concretamente: la generación del diluvio-castigándolos
con agua y no con fuego o alguna otra cosa?”.
Rav Shimön replicó que hay un secreto detrás
de esto. A medida que ellos corrompieron su comportamiento (sexualmente), las
aguas superiores y las aguas inferiores fueron incapaces de unirse como deben
unirse el masculino y el femenino. Todo aquel que corrompe su comportamiento
también corrompe las aguas femeninas y masculinas. Esto significa que causa un
defecto en las aguas masculinas y femeninas, evitando que se conecten entre
ellas. Así pues fueron castigados por el agua, de igual forma que habían pecado.
(Zóhar, Nóaj 9:58)
Encontramos que el mismo fenómeno ocurre de
nuevo en nuestros tiempos. La indulgencia sexual prolifera, y hemos perdido el
sentido del propósito espiritual detrás de las relaciones íntimas entre marido
y mujer.
Es más, mientras la ciencia médica intenta
encontrar soluciones para las enfermedades, las prácticas de la clonación, los
trasplantes de animales a humanos y la ingeniería genética están alterando la
estructura esencial de los humanos y los animales. Según el Zóhar, la cura para
todas las enfermedades se encuentra en el dominio espiritual, no a través de
ninguna intervención física. La medicina moderna sólo puede tratar síntomas,
mientras que una cura existe sólo si se encuentra la verdadera causa de una
enfermedad.
Ahora, igual que en los tiempos del Diluvio de
Nóaj, el medio ambiente natural del planeta está luchando contra los excesos de
la humanidad; con el agua, todavía el punto donde se libran las batallas. La
polución, las bacterias y los virus, y los desechos tóxicos están destruyendo
nuestra agua potable, nuestro aire, nuestra tierra agrícola y nuestros propios
sistemas inmunes. La Parashá (porción) de Nóaj nos ayuda a curar estas
enfermedades a nivel de la semilla espiritual, puesto que las acciones de
algunos individuos justos pueden pesar más que todas las acciones negativas de
los malvados, sin importar lo numerosos que sean. Una vez más, purificamos
nuestras almas así como el planeta entero, y un diluvio de Luz, no un diluvio
de agua, nos envuelve. Estos rayos de Luz son placenteros para nosotros, así
como cálidos y limpiadores para el alma. Sin embargo, para los verdaderamente
malvados-los seres sin alma que sólo propagan el mal-estas chispas de Luz son el
fuego mismo del Infierno.
Tanto el placer como el dolor pueden
purificar, y de esta manera el mundo entero está ahora preparado para su
Gueul´lá Shelemá (Redención Completa).
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