LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

NÓAJ Y LA BENDICIÓN DE DI-S


NÓAJ Y LA BENDICIÓN DE DI-S

Después de dejar el Arca con su familia, Nóaj ofreció sacrificios para agradecer al Creador que les librara de la inundación. Según los antiguos kabbalístas, el concepto de sacrificio se refiere al sacrificio de nuestros propios atributos negativos. Dar las gracias está relacionado con el despertar de la apreciación; no en beneficio del Creador, quien no tiene ninguna necesidad en absoluto de agradecimiento ni apreciación, sino por nuestro propio beneficio. La apreciación es una fuerza espiritual real, una cantidad de energía que protege todo aquello que amamos. Agradecer es por lo tanto una herramienta para salvaguardar las alegrías y los tesoros que ya poseemos.

Después del Gran Diluvio, las líneas metafísicas de comunicación entre los Mundos Superiores e Inferiores fueron destruidas, y el flujo de Luz a nuestro mundo fue cortado. Para reestablecer el vínculo, Nóaj reconstruyó los cables metafísicos que transcurren entre los mundos. Este concepto es el misterio detrás del altar que Nóaj construyó.

(Zóhar, Nóaj 3, Introducción)

Di-s otorgó una bendición sobre Nóaj y sus hijos diciéndoles: “PERÚ  URVÚ  UMILÚ  ET-HAÁRETZ - Sean fecundos y multiplíquense, y llenen la tierra”.

Tener hijos y enseñarles valores espirituales es el camino más poderoso para traer Luz a nuestras vidas y al planeta entero. Cada nueva alma que entra en nuestro mundo para transitar el camino espiritual equivale a otra vela encendida en una habitación oscura. Cada nueva luz disminuye la oscuridad, para finalmente hacerla desaparecer por completo. Por lo tanto, la frase “UMILÚ  ET-HAÁRETZ - Y llenen la Tierra” se refiere en realidad a llenarla de la Luz que se ocultó en el tiempo de la Creación.

Al mismo tiempo que recibimos bendiciones para que nos ayuden a traer hijos al mundo, también podemos meditar en compartir estas bendiciones con otros que también están intentando crear una familia.

Además de nuestros propios hijos, aquellas personas con las que compartimos la sabiduría de la Kabbaláh también se consideran nuestros hijos; nuestros hijos espirituales. Por lo tanto, el concepto de ser fecundos y multiplicarse también se refiere a la diseminación cada vez más amplia de esta sabiduría espiritual. La bendición de Di-s a Nóaj se nos otorga a nosotros aquí y ahora para que podamos convertirnos en faros de Luz para todas las personas con las que nos encontramos.



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