LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

NOAJ: EL PODER DE LA UNIDAD


NÓAJ: EL PODER DE LA UNIDAD

וַיְהִי כָל־הָאָרֶץ שָׂפָה אֶחָת וּדְבָרִים אֲחָדִים

VAIHÍ  KOL-HAÁRETZ  SAFÁH  EJÁT  UDVARÍM  AJADÍM

“Era entonces toda la tierra una lengua y unas mismas palabras”

(Bereshít/Génesis 11:1)

Aquí nos dice la Torá que toda la Tierra hablaba “una lengua” y que las personas de esta generación utilizaban ladrillos y asfalto para construir una ciudad y una torre” que llegara hasta el cielo. Según el Zóhar, existen dos mundos paralelos, el santo y el malvado. Igual que existen Diez Sefirót dentro del lado puro y santo, también existen Diez Sefirót en el Mundo impuro y malvado.

Vengan y miren: “Y ellos dijeron: “Vengan, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los Cielos”. La palabra “vengan” es una invitación. Las palabras: “... edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los Cielos” no fueron acompañadas por acciones. La mera pronunciación de las palabras causó la construcción de la ciudad y la torre en los mundos Superiores. La gente escuchó un mal consejo, seguir la estupidez y la vanidad de sus corazones, e ir en contra del Santo, Bendito Sea Él. Rabbí Abbá dijo entonces que ellos siguieron la estupidez de sus corazones pero utilizaron la Jojmá de la kelippá para dejar el Dominio Superior de la Santidad y entrar en el dominio de las Kelippót, intercambiando Su gloria, Bendito sea Él, por la de un extraño. En esto, hay un secreto de sabiduría suprema.

(Zóhar, Nóaj 42:342-3)

La ciudad y la torre que llegaba hasta el Cielo se refieren en realidad a las Diez Sefirót del Mundo Impuro. La ciudad tiene correlación con la Sefirá de Jojmá en el Lado Oscuro, y la torre tiene correlación con la Sefirá de Biná.

Los ladrillos utilizados para construir esa “ciudad y la torre” eran las letras del alefato hebreo, que es también la “una lengua” de la Tierra de la cual hablan la Torá y el Zóhar. El versículo: “Hagámonos un nombre famoso” es otra referencia al maravilloso poder de las letras hebreas.

En el Zóhar, aprendemos que la gente de aquella generación era espiritualmente adepta pero malvada, sensible a las influencias oscuras de la Sitrá Ajará (El Otro Lado). Ellos descubrieron la sabiduría secreta de la Kabbaláh que dejó atrás Nóaj, y la utilizaron para obtener el control sobre el mundo.

Todo era acorde al secreto de la sabiduría. Ellos planificaron fortalecer el poder del Otro Lado en el mundo y adorarlo porque sabían que todo el juicio malvado desciende de ahí a los mundos. Al hacerlo, esperaban disipar el nivel de Santidad.

(Zóhar, Nóaj 42.348)

A través del poder de las letras hebreas y la unidad intacta de la gente, aquellas almas negativas ascendieron a los mundos espirituales más elevados -Jojmá y Biná del Lado Oscuro- para utilizar esta energía negativa con propósitos malvados. Su intención era nada menos que desafiar a Di-s y buscar la dominación del mundo. Y la unión, al ser la fuerza más poderosa que existe, hizo imposible que ni siquiera Di-s pudiera detenerlos. La gente que construyó la torre era la viva imagen de la altiva arrogancia del hombre, que es tan evidente hoy en día como lo era en el pasado. Por consiguiente, el Zóhar declara:

Y si ellos, puesto que eran un solo corazón y un solo deseo, hablaban todos la Lengua Santa, tal como está escrito: 'Nada de lo que han planificado hacer les será negado...”

(Zóhar, Nóaj 44:386)

Aprendemos que el mal unificado siempre será capaz de derrotar y conquistar al lado de la bondad si no existe unidad entre las personas buenas. La única forma de derrotar al mal unificado es a través de la unión total del lado de la bondad. Consecuentemente, Di-s se vio forzado a crear desunión para separar a esta gente rebelde. Por este motivo el Creador confundió su lenguaje, creando setenta lenguas adicionales y rompiendo así sus líneas de comunicación.

A lo largo de las generaciones y hasta el día de hoy, se ha perdido para la humanidad el verdadero poder y el propósito real del hebreo. Sin embargo, el gran Kabbalísta Rav Iehudá Ashlag (Báäl HaSul´lám) escribió que en nuestros tiempos la gente malvada no buscará la Kabbaláh, pues habrán sido totalmente seducidos por el mundo material y todas sus riquezas ilusorias. Sólo los buenos de entre la humanidad aceptarán esta sabiduría, y por eso ahora los secretos kabbalísticos de las letras hebreas pueden una vez más ser revelados al mundo.

La información de que todas estas fuerzas maravillosas están ahora disponibles para nuestro uso es, en realidad, el propósito subyacente de este estudio. Un poder espiritual asombroso se ha colocado en nuestras manos. A través de la meditación, podemos ahora destruir la “ciudad” y derrumbar la “torre” de fuerzas negativas, liberándonos para siempre de su mala influencia. Tal como afirma enfáticamente el Zóhar:

Como el Lado Santo, el Otro Lado no tiene poder para gobernar en el mundo sin una ciudad y una torre.

(Zóhar, Nóaj 42:351)

A través de la Kabbaláh y la Torá, traemos inmediatamente hacia nosotros la Era del Mesías de una forma misericordiosa y compasiva, en lugar de hacerlo de una forma imbuida con la cualidad del juicio severo. Tal como dice el Zóhar:

Para nosotros, y para todos aquellos que se ocupan con el trabajo espiritual y son de un corazón y un deseo únicos... Nada de lo que queremos hacer nos será negado.

(Zóhar, Nóaj 44:386)




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