NÓAJ: EL PODER DE LA UNIDAD
וַיְהִי כָל־הָאָרֶץ שָׂפָה
אֶחָת וּדְבָרִים אֲחָדִים
VAIHÍ
KOL-HAÁRETZ SAFÁH EJÁT UDVARÍM AJADÍM
“Era entonces toda la tierra una lengua y unas
mismas palabras”
(Bereshít/Génesis 11:1)
Aquí nos dice la Torá que toda la Tierra
hablaba “una lengua” y que las personas de esta generación utilizaban ladrillos
y asfalto para construir una ciudad y una torre” que llegara hasta el cielo.
Según el Zóhar, existen dos mundos paralelos, el santo y el malvado. Igual que
existen Diez Sefirót dentro del lado puro y santo, también existen Diez Sefirót
en el Mundo impuro y malvado.
Vengan y miren: “Y ellos dijeron: “Vengan,
edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los Cielos”. La
palabra “vengan” es una invitación. Las palabras: “... edifiquémonos una ciudad
y una torre cuya cúspide llegue hasta los Cielos” no fueron acompañadas por
acciones. La mera pronunciación de las palabras causó la construcción de la ciudad
y la torre en los mundos Superiores. La gente escuchó un mal consejo, seguir la
estupidez y la vanidad de sus corazones, e ir en contra del Santo, Bendito Sea
Él. Rabbí Abbá dijo entonces que ellos siguieron la estupidez de sus corazones
pero utilizaron la Jojmá de la kelippá para dejar el Dominio Superior de la Santidad
y entrar en el dominio de las Kelippót, intercambiando Su gloria, Bendito sea
Él, por la de un extraño. En esto, hay un secreto de sabiduría suprema.
(Zóhar, Nóaj 42:342-3)
La ciudad y la torre que llegaba hasta el
Cielo se refieren en realidad a las Diez Sefirót del Mundo Impuro. La ciudad
tiene correlación con la Sefirá de Jojmá en el Lado Oscuro, y la torre tiene
correlación con la Sefirá de Biná.
Los ladrillos utilizados para construir esa
“ciudad y la torre” eran las letras del alefato hebreo, que es también la “una
lengua” de la Tierra de la cual hablan la Torá y el Zóhar. El versículo: “Hagámonos
un nombre famoso” es otra referencia al maravilloso poder de las letras hebreas.
En el Zóhar, aprendemos que la gente de
aquella generación era espiritualmente adepta pero malvada, sensible a las
influencias oscuras de la Sitrá Ajará (El Otro Lado). Ellos descubrieron la
sabiduría secreta de la Kabbaláh que dejó atrás Nóaj, y la utilizaron para
obtener el control sobre el mundo.
Todo era acorde al secreto de la sabiduría.
Ellos planificaron fortalecer el poder del Otro Lado en el mundo y adorarlo
porque sabían que todo el juicio malvado desciende de ahí a los mundos. Al
hacerlo, esperaban disipar el nivel de Santidad.
(Zóhar, Nóaj 42.348)
A través del poder de las letras hebreas y la
unidad intacta de la gente, aquellas almas negativas ascendieron a los mundos
espirituales más elevados -Jojmá y Biná del Lado Oscuro- para utilizar esta
energía negativa con propósitos malvados. Su intención era nada menos que desafiar
a Di-s y buscar la dominación del mundo. Y la unión, al ser la fuerza más
poderosa que existe, hizo imposible que ni siquiera Di-s pudiera detenerlos. La
gente que construyó la torre era la viva imagen de la altiva arrogancia del
hombre, que es tan evidente hoy en día como lo era en el pasado. Por
consiguiente, el Zóhar declara:
Y si ellos, puesto que eran un solo corazón y
un solo deseo, hablaban todos la Lengua Santa, tal como está escrito: 'Nada de
lo que han planificado hacer les será negado...”
(Zóhar, Nóaj 44:386)
Aprendemos que el mal unificado siempre será
capaz de derrotar y conquistar al lado de la bondad si no existe unidad entre
las personas buenas. La única forma de derrotar al mal unificado es a través de
la unión total del lado de la bondad. Consecuentemente, Di-s se vio forzado a
crear desunión para separar a esta gente rebelde. Por este motivo el Creador
confundió su lenguaje, creando setenta lenguas adicionales y rompiendo así sus
líneas de comunicación.
A lo largo de las generaciones y hasta el día
de hoy, se ha perdido para la humanidad el verdadero poder y el propósito real
del hebreo. Sin embargo, el gran Kabbalísta Rav Iehudá Ashlag (Báäl HaSul´lám)
escribió que en nuestros tiempos la gente malvada no buscará la Kabbaláh, pues
habrán sido totalmente seducidos por el mundo material y todas sus riquezas
ilusorias. Sólo los buenos de entre la humanidad aceptarán esta sabiduría, y por
eso ahora los secretos kabbalísticos de las letras hebreas pueden una vez más
ser revelados al mundo.
La información de que todas estas fuerzas
maravillosas están ahora disponibles para nuestro uso es, en realidad, el propósito
subyacente de este estudio. Un poder espiritual asombroso se ha colocado en
nuestras manos. A través de la meditación, podemos ahora destruir la “ciudad” y
derrumbar la “torre” de fuerzas negativas, liberándonos para siempre de su mala
influencia. Tal como afirma enfáticamente el Zóhar:
Como el Lado Santo, el Otro Lado no tiene
poder para gobernar en el mundo sin una ciudad y una torre.
(Zóhar, Nóaj 42:351)
A través de la Kabbaláh y la Torá, traemos
inmediatamente hacia nosotros la Era del Mesías de una forma misericordiosa y
compasiva, en lugar de hacerlo de una forma imbuida con la cualidad del juicio
severo. Tal como dice el Zóhar:
Para nosotros, y para todos aquellos que se
ocupan con el trabajo espiritual y son de un corazón y un deseo únicos... Nada
de lo que queremos hacer nos será negado.
(Zóhar, Nóaj 44:386)
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