LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

AVRAHAM: EL ASTRÓLOGO DEL ALMA


AVRAHÁM: EL ASTRÓLOGO DEL ALMA

El Zóhar nos dice que Avrám se volvió un sabio en el funcionamiento de los mundos celestiales. Él estudió las Diez Sefirót (el Árbol de la Vida) y exploró los reinos espirituales y físicos de la realidad. Llegó a dominar la sabiduría de las estrellas, los planetas y los signos del zodíaco. Sin embargo, el Zóhar también afirma que “sacarte afuera” significa que el Creador le dijo a Avrám que no debía limitarse al aspecto físico de la astrología y los horóscopos, pues los seres humanos tienen la capacidad de elevarse por encima de las influencias planetarias y convertirse en los capitanes de su propio destino.

Avrahám conocía y examinaba a todos los gobernadores y soberanos del mundo que tenían dominio sobre todo el mundo civilizado. Y examinaba a todos los que dominan y gobiernan sobre las tierras habitadas del mundo, todos aquellos que tienen dominio sobre las estrellas y las constelaciones. Aprendió como ejercen su poder los unos sobre los otros. Al considerar todos los lugares habitados en el mundo, lo hacía bien. Pero cuando llegó a aquel lugar, el punto de Maljút, vio la fuerza de las profundidades. Y no podía resistirla. Tan pronto como el Santo, Bendito sea Él, se percató de su despertar y su pasión, inmediatamente Se reveló ante Avrahám y dijo: “Vete” con el fin de aprender acerca de ti mismo y perfeccionarte.

(Zóhar, Lej-Lejá 5:27-28)

La astrología kabbalística es un conocimiento auténtico de los planetas y las estrellas. No está creada para limitar nuestros horizontes, sino para ser una guía que nos muestre dónde está nuestro potencial espiritual, además de cómo superar nuestros bloqueos para alcanzar nuestro propósito aquí en esta vida. De esta forma, podemos elevarnos por encima del plano de los planetas y sus influencias negativas.

La historia de la emigración de Avrám a Israel es también una metáfora que oculta un concepto todavía más profundo: el viaje del alma cuando deja el Mundo Superior, que es la “casa de nuestro Padre”, e inicia su estancia en el ámbito terrestre, donde se le da la vestimenta de un cuerpo humano para que lo lleve puesto en su búsqueda para alcanzar la transformación espiritual.

La transformación espiritual, en esencia, está relacionada con la anulación del ego y la subyugación de la naturaleza reactiva e impulsiva del ego. Cuando estas tendencias están controladas, podemos dar rienda suelta a la voluntad y al poder de nuestra alma para que inspire un comportamiento proactivo, un respeto por la dignidad humana y un amor incondicional por los demás.

El alma es una parte de Di-s, una chispa de nuestro Padre celestial. Por consiguiente, nuestra alma es nuestro verdadero padre y el gobernador de nuestro cuerpo. Esta es la lección y la verdad que podemos encontrar en el nombre de Avrám. En arameo, Aba quiere decir “padre”, mientras que rám significa “celestial”. Así pues, cuando Di-s le habla a Avrám es un código que significa que Di-s le está hablando a nuestra alma celestial Divina. Así es como la tarea de Avrám se convierte en nuestra tarea. La palabra “Vete” también se refiere por lo tanto a liberar a nuestra alma de su prisión dentro de las ataduras de nuestro cuerpo físico.

Los sabios nos dicen que antes que el alma abandone los Mundos Superiores, se presenta ante el Creador y promete seguir el camino espiritual y alcanzar la transformación. Sin embargo, la atracción perpetua del mundo material es tan poderosa que podemos olvidarnos de nuestro verdadero propósito en la vida y sucumbir a los engaños seductores de la existencia física. El poder, la fama, el prestigio, la riqueza monetaria y la auto-indulgencia son incentivos poderosos que lideran cada vez a nuestro codicioso ego a medida que crecemos para convertirnos en adultos. Necesitamos la Luz de esta sección para volver a despertar nuestro deseo de ser fieles al compromiso original de nuestra alma: su promesa de seguir el camino espiritual.

Cuando el alma está preparada para descender a este mundo, Di-s le hace jurar que llevará a cabo los preceptos de la Torá y Sus peticiones. Y Él le da a cada alma cien llaves de bendiciones para cada uno de los días, para que así pueda completar los niveles celestiales, que alcanzan el valor numérico de “Lej-Lejá” (lit. “Vete”), que equivale a 100. Todas ellas se entregan al alma para que pueda cultivar el Jardín, que es la Nukvá, cultivarlo y cuidarlo. “Tu país” es el Jardín de Edén.

(Zóhar, Lej-Lejá 3:14)

El acto de conectar con esta sección de la Torá es en sí mismo un paso en el camino hacia la transformación espiritual, así que en el mismo momento en que leas esto, estarás obteniendo ayuda para alcanzar el propósito de tu vida. Esta transformación se manifestará de formas más efectivas cuanto más compartas esta Luz con otros a través de un comportamiento amoroso y de acciones desinteresadas en los días que están por venir.




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