SUKKÓT Y HOSHAÄNÁ RABBÁ - EL MASAJ (LA PANTALLA)

SUKKÓT Y HOSHAÄNÁ RABBÁ: LA PANTALLA ME CONSTRUYE COMO UNA PERSONA EN EL MUNDO ESPIRITUAL

Durante los siete días de Sukkót estamos atrayendo la Ór Makkíf (Luz Circundante) para construir el techo de la cabaña. La Luz procede de Abbá ve Immá (AVI) del mundo de Atzilút a través de Zéër Anpín (ZA). ZA es representado por una rama de palmera (luláv).

Después, la Luz pasa a través de JaGáT, las Sefirót: Jésed, Guevurá y Tiféret simbolizados por las tres ramas de hadás (mirto), y a través de las Sefirót Nétzaj y Hód representado por dos ramas de äravá (sauce). Y después de Iesód del Partzúf ZA la Luz entra en Maljút representado por el fruto del citrón (etróg). Y esta unión de todos los conductores de la Luz empezando de AVI (Abbá ve Immá/Padre y Madre) hasta Maljút se realiza bajo el techo de la cabaña, es decir, bajo la pantalla que cubre el alma y no permite entrar la Luz.

Al recibir todas las siete Luces de la corrección de los siete días festivos, durante la última noche que se denomina Hoshaäná Rabbá (“Gran Súplica”) compruebo lo que he logrado: qué pantalla he construido, qué atributo de otorgamiento. Porque el resultado de la acción de la Luz Circundante en nuestro trabajo es precisamente la pantalla. Tan pronto como recibo esta pantalla, entonces en la medida de su fuerza empiezo a sentir al Creador y determinar nuestras relaciones.

Por eso celebramos este momento de nuestro desarrollo como un evento importante, como el principio del trabajo con la pantalla. Este trabajo me crea como una persona en el mundo espiritual. Sin pantalla no existo. La medida de la pantalla, su tamaño, su tipo, su forma, forma lo que soy yo. El deseo de recibir placer, el deseo de dar placer, la Luz – todo esto no depende de mí. ¿Y que soy “Yo”? ¡Soy sólo una pantalla!