MITZVÁ HAFRASHÁT JAL´LÁ (La
Separación de la Jal´lá)
Cuando Di-s creó al hombre, tomó
tierra de los suelos de todo el mundo, agregó agua, lo amasó, y le insufló el
aliento de vida. Nuestros Sabios nos dicen que en ese momento todo el mundo era
como una enorme masa, y Adám el primer hombre fue separado de ella como “la jal´lá
del mundo”
Jal´lá es la porción dada a Di-s, o
sea, al Kohén. Es la parte dedicada a la santidad. Jal´lá liga el pan, su
consumo y el mundo físico, poniéndolos en armonía con la Santidad. Sin jal´lá
-el trozo separado- el pan está prohibido, pero cuando se cumple la mitzvá, el
pan es bendecido y su consumo permitido. Esta es la función del hombre en el
mundo: aportarle, con sus actos, sentido, dirección, nexo con la santidad, y el
derecho de ser
Nuestros Sabios atribuyeron enorme
importancia al horneado de Jal´lá para Shabbát (véase Shulján Arúj Oraj Jaím
242, Ramá). Consideran que tiene un mayor valor aún cuando lo hace una mujer,
siendo un hiddúr mitzvá (embellecimiento del precepto). Entonces la mitzvá es
más amada, pues “Hacer una mitzvá uno mismo es más grande que realizarla
mediante un emisario”
Los Sabios de la Cábala escribieron
en nombre del Arí (Sháär HakKavanót) que hornear doce jal´lót para las comidas
de Shabbát brinda méritos, pues tienen un resabio de la santidad y un sabor, de
las doce hogazas de pan del Bét HamMikdásh. También escribieron que incluso la
mujer que todo el año compra jal´lá en una panadería, que al menos una vez en
el año hornee su propia jal´lá y cumpla la mitzvá de separar jal´lá de la masa
recitando la bendición.
Ben Ish Jái escribe en su obra
halájica que el momento apropiado para hacerlo es durante los “Äseret Iemé
Teshuvá - Diez Días de Arrepentimiento”, cuando estamos en el proceso de
rectificar el daño causado por nosotros y las generaciones previas, y el de
Adám y Javvá en el Jardín del Edén, cuyas faltas continuamente intentamos
reparar.
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