LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

EL SIGNIFICADO PROFUNDO DE SIMJAT BEIT HASHOEVA


EL SIGNIFICADO PROFUNDO DE SIMJÁT BÉT HASHOEVÁ

Un entendimiento profundo de la alegría de Simját Bét HaShoevá se basa en la creación del universo, cuando Di-s separó entre las “Aguas Superiores” y las “Aguas Inferiores”. De acuerdo al Rambán (Najmánides), esta etapa en la formación de la Creación se encuentra entre los “secretos de la Torá” que no podemos llegar a entender en un nivel simple. Pero incluso sin llegar a un entendimiento kabbalístico, igualmente podemos llegar a apreciar lecciones muy importantes que el Midrásh deriva de esto.

El Midrásh cuenta que las aguas terrenales protestaron diciendo que ellas también querían estar cerca de Di-s. Para consolarlas, Di-s hizo un pacto respecto a que el agua se derramaría en el Altar cada Sukkót. Basándonos en este Midrásh, el derramamiento del agua puede entenderse como una metáfora del pueblo judío, quien a lo largo del año puede haberse visto distanciado de Di-s, pero que ahora tiene la oportunidad de reconectarse con su Fuente.

El acto de derramar agua en el altar es la alegre reunificación de la creación con su Creador       y todos aquellos que desean retornar al rey sienten el simbolismo.

De acá podemos comenzar a entender la gran alegría asociada con el derramamiento del agua en Sukkót. Porque en Sukkót hay una gran rectificación de las “Aguas Inferiores”, las cuales lloraron por haber sido distanciadas de Di-s, cuando son derramadas en el Altar y llevadas cerca de Di-s. Vemos así que en Sukkót el llanto de las “Aguas Inferiores” se convierte en alegría y deleite.

Por lo tanto, incluso nosotros, el pueblo de Israel, nos unimos a la alegría de las aguas inferiores, para aprender su intensa lección de desear la cercanía con Di-s, para llorar lágrimas amargas por nuestros pecados y por habernos distanciado de Él. Tal como las aguas, vamos a llorarle a Di-s desde las profundidades de nuestro corazón: “¡Queremos estar delante del Rey!” 

Por esta razón los Sabios traen una prueba de las libaciones de agua del versículo: “Con alegría sacaréis agua de los pozos de la salvación” (Ieshaäiáhu/Isaías 12:3). Esto nos dice que debemos unirnos al júbilo y a la alegría de las aguas inferiores, que merecieron la cercanía con Di-s, para que también nosotros aprendamos a lamentarnos cuando nos distanciamos de Di-s y a sentir alegría cuando estamos cerca de Él.

¿CÓMO SE CUMPLÍA LA MITZVÁ DE DERRAMAR EL AGUA?

A los lados del Altar había dos “shitín”, agujeros, que llegaban hasta las profundidades de la tierra y el agua se vertía dentro de ellos. Estos shitín fueron creados durante los seis días de la Creación, lo cual está insinuado en la primera palabra de la Torá: “Bereshít – bará shít” ([Di-s] creó los agujeros). Esto nos explica el significado de los shitín …

En el primer día de la Creación todo estaba lleno de agua, tal como está escrito: “Y el Espíritu de Di-s planeaba sobre las aguas” (Bereshít 1:2). ¿Y qué es el agua? Lo más necesario para la vida. Por lo tanto, la abundancia de agua representa la benevolencia infinita de Di-s. Di-s creó el agua original durante los seis días de la Creación, y en ella estaba oculto el potencial para todo lo vivo. Toda la creación estaba llena de agua, como una insinuación de la absoluta benevolencia de Di-s.

El mandamiento de derramar el agua nos demuestra que cada persona, incluso la más pobre [quien por cierto puede conseguir agua], tiene el mérito de pedir y recibir de Di-s un año pleno de lluvias de bendición, aunque no sea capaz de llevar muchos sacrificios o donar mucho dinero para caridad. Porque el principio es: ya sea que alguien haga poco o mucho, lo que importa es que todo lo que haga sea LeShém Shamáim (“Por el Nombre del Cielo”). (Berajót 5b).

De esta mitzvá la persona puede aprender que cualquier acto realizado por el Nombre del Cielo ayuda a poner en acto su potencial como un ser humano cuyos actos son placenteros a Di-s y para lo cual fue creado el mundo… Ésta es la razón por la cual la alegría al observar el derramamiento del agua es mayor que la alegría que se obtiene de cualquier otra mitzvá de la Torá. Esto refuerza a la persona y le enseña que ella puede lograr completitud (espiritual) con los atributos y talentos que Di-s le ha otorgado, independientemente de sus posibilidades económicas.



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