LA LETRA י IUD

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LA LETRA י IUD   Por Kabbalah y Torah en Expansión   La letra י ‘Iud’, un pequeño punto suspendido, revela la chispa de bondad esencial escondida en la letra ט ‘Tet’. A continuación del ‘Tzimtzum’ inicial (la contracción de la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) de HaShem para hacer “lugar” a la Creación), quedó dentro del ‘Jalal’ (“espacio vacío”) un punto potencial e individual o ‘Reshimú’ (“impresión”). El secreto de este punto es el poder del Infinito de contener el fenómeno finito dentro de Sí Mismo, y expresarlo en la realidad externa aparente. Una manifestación finita comienza de un punto de dimensión cero, luego se desarrolla en una línea unidimensional y una superficie bidimensional. Esto está insinuado en la escritura completa de la letra י ‘Iud’ יוד (iud-vav-dálet): “punto” (iud), “línea” (vav), “superficie” (dálet).   Estas 3 etapas corresponden en Kabbalá a: “punto” (Nekuddá), “espectro” (Sefirá) y “rostro” (Partzuf). El punto inicial, el poder esencial de la letra

“KI TETZE LAMILJAMÁ - Cuando salgas a la guerra”


“KI-TETZÉ LAMMILJAMÁ - Cuando salgas a la guerra”

“Kí-Tetzé  LamMiljamá” significa literalmente “Cuando salgas a la guerra”. Kí-Tetzé nos recuerda estar siempre conscientes del hecho de que estamos en una batalla constante con el Lado Negativo. Nuestra conciencia es el primer paso-y, efectivamente, es un paso crucial- para ganar esta guerra.

El Zóhar dice que una vez que hemos comenzado a reconocer que estamos en guerra, nuestro siguiente paso es trabajar en pos de la victoria. Estamos obligados no sólo a mejorar el futuro, sino también a enmendar el pasado. Particularmente en el mes de Elúl (Virgo) tenemos una oportunidad de hacer una limpieza espiritual interna. Los sabios advierten que sin esta limpieza y preparación de la transformación espiritual, disminuye nuestra capacidad de garantizar en Rósh HaShaná que el próximo año esté lleno de bendiciones y Luz.

El Maguíd de Duvna contó esta historia: Había una vez un hombre que nunca asistió ni un día al colegio. No podía encontrar empleo porque no sabía ningún oficio. Entonces, para sobrevivir, se volvió ladrón. Todo el año, él robaba aquí y allá, tan sólo para mantenerse vivo.

Un día, se dijo a sí mismo: “¿Por qué tengo que robar un poquito cada día? Debería salir y robar abundantemente de una vez por todas para que eso me alcance por mucho tiempo”.

Encontró una tienda amplia y muy abastecida en la cual él sabía que la ganancia sería más que suficiente. El vigiló la tienda por bastante tiempo, y observaba que, todos los días a la hora de cerrar, un dependiente joven salía con la ganancia del día y la depositaba en un banco cercano.

El ladrón sabía que las calles estaban llenas de gente a la hora de cerrar, así que no había forma de arrebatar un sobre de dinero a plena luz del día sin que alguien lo persiguiera. Casi se da por vencido hasta que pasó por una tienda de vestir muy fina que estaba en el camino del dependiente hacia el banco. Así que ideó un plan.

Un día, unos minutos antes de la hora de cerrar, el ladrón entró en la refinada tienda de vestir y se presentó ante el dueño. “Soy siervo en la casa de un hombre muy rico, y mi amo me ha pedido que le compre un atuendo fabuloso. El precio no es problema, pero la calidad debe ser excepcional y la tela debe ser excelente. ¿Tiene esta clase de atuendo?”.

“Ha venido al lugar indicado”, contestó el vendedor de inmediato. “Dígale a su amo que, cuando venga, puedo tomar sus medidas para el traje de sus sueños; y no tengo duda de que se irá satisfecho”.

“Tampoco lo dudo”, respondió el ladrón, pero ese es el problema precisamente. Él no tiene tiempo para venir aquí para que le tomen las medidas. Él se encuentra ocupado desde la mañana hasta la noche y apenas tiene tiempo para su familia. Por lo tanto, él me ha enviado en su lugar para que yo le lleve este atuendo especial”.

“¿Y cómo sabré sus medidas?”, preguntó el vendedor.

El ladrón contestó: “Tengo una idea. Parémonos afuera hasta que vea a alguien de la estatura de mi amo y usted puede medirlo a él en su lugar. De este modo, podrá crear el traje perfecto”.

Los dos hombres se pararon frente la puerta de la tienda hasta que el ladrón señaló a un joven en la calle. Él dijo: “Ese hombre podría ser el gemelo de mi amo! ¡Son exactamente del mismo tamaño!”. Por supuesto, este era el joven que depositaba los fondos de la otra tienda y quien era el objetivo original del ladrón.

El vendedor se acercó al joven y le preguntó si le importaría que le tomaran las medidas para un traje costoso. El joven pensó: “No tengo dinero para comprar tal cosa, pero al menos podré saber cómo me vería si yo fuera rico”.

Fue guiado por el vendedor adentro de la tienda, donde le probaron el traje y se sintió encantado con su apariencia. Se miraba en el espejo y, antes de mucho, se había olvidado por completo del dinero que debía depositar en el banco. En ese momento, el ladrón tomó el dinero y huyó. “¡Detente! ¡Ladrón!”, gritó el joven mientras corría tras él.

El vendedor lo llamó: “¡Discúlpeme! No puede salir de la tienda usando un traje que no ha comprado. Por favor, quítese el traje y luego puede seguir su camino”. De más está decir que, cuando el joven se volvió a poner su ropa, el ladrón ya había desaparecido.

La moraleja es simple. Se nos confía un “depósito bancario” que en realidad es la suma de todas nuestras acciones positivas. El Oponente nos distrae enviándonos a toda clase de tiendas que no son las adecuadas para nosotros, a fin de probarnos trajes que tampoco son adecuados para nosotros. En resumen, el Oponente nos impulsa a perder nuestro tiempo con cosas que no nos corresponde hacer o tener. Cuando sucumbimos ante estas distracciones, terminamos drenados espiritualmente y no tenemos nada con que defendernos, en nuestro cuerpo ni en nuestra alma.

En muchas situaciones en las cuales experimentamos entusiasmo o placer, ¿cuánto dura dicho entusiasmo o placer? ¿Por qué sucede que, cuando salimos a divertirnos, finalmente debemos volver a casa de nuevo sólo para buscar otro lugar para divertirnos la noche siguiente o la semana que entra? ¿Por qué un “buen rato” no es suficiente para nosotros? La respuesta es que no estamos experimentando la realización verdadera que debería permanecer con nosotros durante toda nuestra vida; incluso a lo largo de diferentes encarnaciones. Pero tenemos un sistema para atrapar al ladrón y recobrar la Luz que el Satán nos ha robado. Se llama Teshuvá (regresar a nuestro pasado, observar nuestros errores, arrepentirnos sinceramente y reprogramar nuestro futuro). Otro aspecto del arrepentimiento sincero es acudir a aquellas personas que hemos lastimado (en caso de que podamos; de lo contrario, podemos meditar en ellos en nuestra mente) y eliminar las barreras que hemos creado entre ellos y nosotros.

Rav Itzják Luria (el Ari) escribió:

La palabra “arrepentimiento” (heb. teshuvá) puede reestructurarse como: “La Hé regresará” (heb. tashúv Hé). Esto significa, como he dicho, que el hombre está compuesto de todos los mundos; e incluso si no los ha merecido todos todavía-sino sólo a Néfesh de Äsiá, aún es capaz de adquirirlos todos cuando enderece sus costumbres.

(Kitvé HaArí, Los escritos del Arí, La puerta de la reencarnación, 21, Introducción, 2)

Es importante tomar esta oportunidad de teshuvá que se nos da en el mes de Elúl a fin de prepararnos para la energía de Rósh HaShaná. Qué lamentable sería llegar a Rósh HaShaná todavía vestidos con los mismos atuendos negativos que no nos hemos molestado en quitarnos. “¡No puedes intentar atrapar al ladrón con el traje que tienes!”.



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