CARBONES ARDIENTES: El fuego del Amor

CARBONES ARDIENTES: El fuego del Amor

El hombre está creado a partir de los cuatro elementos de la creación – el fuego, el agua, el aire y el polvo (tierra) – y cada uno de éstos deja su influencia en la naturaleza física del hombre.

Un amor en el cual el cariño fraternal está entremezclado con la pasión intensa como la muerte descrita en el Shír HaShirím (Cantar de los Cantares) va a sacar a relucir su elemento de fuego y causarlo que domine a los otros tres de agua, aire y polvo. En ese momento el hombre se vuelve, por así decirlo, ‘de fuego’ como los ángeles.

Los ángeles también están formados a partir de los cuatro elementos pero su temor divino es tal, como resultado de su contacto directo con el Altísimo, que el elemento de fuego en ellos domina a todos los otros. El recto comportamiento de Pinjás causó que su rezo adquiriese la calidad del fuego, y él transmitió esta fuerza a todas las generaciones por venir. En su mérito, cada uno de nosotros tiene la capacidad de transformar nuestra plegaria en fuego.

Está predicho que en el Próximo Futuro, cada alma de Israel será como el fuego, así como el Altísimo: Y la Luz de Israel será como el fuego y su Santo será como la llama.

Hoy en día, el pueblo de Israel está apegado apasionadamente a su Hacedor, pero tan sólo las almas selectas de nuestro tiempo han llegado a la calidad de fuego. En el Próximo Futuro, en cambio, todo Israel llegará a este excelso nivel en el que el elemento de fuego domina a los otros tres. Esto ha de suceder en el tiempo del Tercer Templo, que descenderá del Cielo hecho de fuego, mostrando así de qué modo ha de venirnos la Redención. Vendrá por entremedio de Eliáhu HanNaví (Elías, el profeta), quien elevará al pueblo de Israel a un amor de HaShém como ‘carbones ardientes.’